La primera escena de la nueva adaptación de la novela de Stephen King me sorprendió profundamente, pues aunque uno espera algo de terror, nunca imaginé una amputación de un brazo y más de un personaje, como el pobre Georgie, que ya se había ganado mi cariño con una sola escena.
Para mí el cine de terror de los últimos tiempos se ha convertido en algo previsible. Casi siempre vemos jóvenes acosados por un terrible asesino o la clásica historia de la casa embrujada. Es por ello, tal vez, que se están haciendo tantas adaptaciones de películas de los 80 y 90, una época en la que creció el público que ahora se diría tiene el dinero; es decir, personas entre los 30 y 40 años.
Podemos hablar de Stranger Things, la serie de Netflix con alegoría ochentera y que bebe de los Goonies , E.T , Poltergeist, Alien , etc. It utiliza la misma fórmula, es por ello nos identificamos tanto con el club de los perdedores, porque recordamos la camaradería y lo importante que era para nosotros la pandilla. Nos vemos reflejados en los miedos que experimentan estos niños ante un ente desconocido, en sus defectos y problemáticas.
Pero ¿qué es lo que hace estremecedora esta historia que nos cuenta Andy Muschietti, la cual ya nos había contado Stephen King en su fantástica novela o hasta nos contó una miniserie de los 90, la cual nos dejó traumas a muchos con respecto a los payasos? Para mí es simplemente volver a lo básico, a lo que temíamos cuando eramos niños y que parece no hemos superado de adultos. Es el temor lo que nos hace ser lo que somos. Crecimos con el miedo y en cierto punto vivimos aún en él. Aunque ahora no le temamos al hombre del costal que va venir por nosotros en las noches, aún le tenemos miedo, por ejemplo, a los políticos, a la muerte y al futuro.