Israel y Occidente, en picada mientras el sur global avanza y estimula la debacle imperialista (4 de 4)

Israel y Occidente, en picada mientras el sur global avanza y estimula la debacle imperialista (4 de 4)

Parecería inaceptable a primera vista, pero Gaza, con solo 370 kilómetros cuadrados, está determinando la geopolítica global. Lo que será del mundo sin hegemonías

Por: Carlos García Tobón
enero 19, 2024
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
Israel y Occidente, en picada mientras el sur global avanza y estimula la debacle imperialista (4 de 4)
Fotografía: Canva

Si los judíos no obedecen los mandamientos del Señor: “el Señor os plagará de enfermedades hasta destruiros de la tierra a la que entráis a poseer” y

“os hará ser derrotados delante de vosotros, tus enemigos”.

Deuteronomio 28:21-25

Las victorias militares tácticas que se autoadjudica Israel se están convirtiendo en su derrota estratégica, en la derrota política. Además de estimular el odio y el repudio mundiales contra la crueldad sionista, su objetivo militar de desaparecer a Hamás, nunca lo logrará, aunque crean que se puede destruir con bombazos y arrasar a 2’300.000 gazatíes. A nadie se le extermina, ni a sus ideas y más cuando son justas, siempre sobrevivirán y serán retomadas por las nuevas generaciones.

Una guerra no se gana con acciones militares destructivas y contra el sentir de la mayoría del mundo. Si Israel cree estar ganando después de tres meses de devastación en vivo y en directo ante el mundo, sin lograr un gran golpe a Hamás, ni recuperar ningún rehén, solo lo explica el solipsismo -la versión más enfermiza del subjetivismo- en que naufraga la compleja maquinaria de guerra sionista, aturdida aún por su incapacidad.

El sionismo no puede admitir, como lo sabe la humanidad desde hace milenios con Sun Tzu -el autor chino de El Arte de la Guerra-, que “no se puede matar una idea”, no se puede matar un pueblo, no se puede borrar la historia, especialmente ésta, en la que miles de millones de personas del planeta, se sienten agraviados. Además, porque “la única guerra que se puede ganar es la que no se libra” (Sun Tzu), pero este

grandioso consejo no puede caber en el cerebrito militar de un sionista.

El ex primer ministro israelí Ehud Barak ha dicho que “eliminar a Hamás no es posible” porque es la expresión de una ideología y existe “en los corazones y las mentes de la gente”.

Desde el 7 de octubre la única "victoria" que el ejército israelí -el quinto más armado del mundo- ha conseguido es la masacre de más de 23.469 gazatíes entre ellos 8000 niños y 6000 mujeres y las heridas a sesenta mil civiles, la destrucción del 75% de Gaza, el desplazamiento de más de 1.9 millones y el colapso de la infraestructura sanitaria (Día 94). No ha recuperado ningún rehén, pero si ha asesinado a tres israelíes que pedían ayuda, los remataron las fuerzas del FDI. Que gran balance militar: aplausos de Occidente y odio y repugnancia por parte de los pueblos del mundo.

Israel en perspectiva

Son tres los elementos que nos ayudan a vislumbrar en perspectiva este conflicto: Primero, la situación económica en el seno de Israel; segundo, la erosión de su unidad política interna; y tercero, la indignación internacional que expresa la movilización de millones de personas en los cinco continentes ante el inaudito evento en vivo y en directo, de intentar limpiar étnica y físicamente un territorio, la Palestina.

¿Las finanzas judías son eternas? El dólar también está en vilo

La situación interna y económica de Israel en esta guerra tampoco augura un panorama fácil, por complejo y rotundo; a pesar de las promesas de ayuda de EEUU. Es muy delicada la situación, pues sus principales ingresos están comprometidos en el delirio de la invasión total a Gaza para destruirla. Una guerra que cuesta, va a costar y pasa su factura.

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La magnitud de la ayuda militar ha sido delirante históricamente: entre 1951 y 2015, Israel recibió 225.200 millones de dólares en ayuda estadounidense, es decir, el 71 % de todas las fuentes de apoyo. Según el Congreso de EEUU, desde 2000 alrededor del 86 % de la ayuda anual al Estado judío ha sido para financiar programas militares.

Tal dimensión de prerrogativas hizo posible que Israel desarrollara una nueva economía muy rápidamente. El PNB creció a una tasa anual mayor al 10% entre 1948 y 1972. El capital necesario para construir el “milagro israelí” procedía de transferencias de ayuda y préstamos estadounidenses, pagos de reparación de víctimas por Alemania (los pagos hasta 2021 ascendieron a más de 80.000 millones de euros); y la venta de bonos del Estado israelí en el extranjero.

La Cámara de Representantes de EEUU aprobó el 14 de diciembre, un paquete de ayuda militar para Israel por 14.500 millones de dólares, donde se evidencia la apuesta militarista y fascista por el sionismo israelí y la corresponsabilidad que le cabe a EEUU en el genocidio, por el que el gobierno Biden ha sido demandado en el Alto Tribunal de California. A pesar de la “generosa” ayuda votada, aún tiene un camino tortuoso por recorrer para hacerse efectiva, pues fue el nuevo presidente de la Cámara, Mike Johnson -artífice republicano y pro- sionista declarado-, quien la impulsó. Biden se opone porque no

tuvieron en cuenta a Ucrania y sus otras guerras proxys o directas (hacer frente a China).

A renglón seguido, el sector tecnológico israelí estima que se ha movilizado una décima parte de su fuerza laboral a la invasión de Gaza

-360 mil hombres y mujeres-, pues todo el país es reservista y eso ha frenado la producción. El consumo de servicios se ha desplomado. La construcción está paralizada por el encierro y la persecución de los trabajadores palestinos en Cisjordania. El ocio y el entretenimiento han bajado drásticamente. Las tarjetas de crédito muestran que el consumo cayó casi un tercio desde el 7-O. El turismo, un pilar clave de la economía israelí, se ha detenido totalmente, no hubo celebración de navidad en Belén.

Se han cancelado vuelos y se desvían cargamentos. No hay ningún sector de la economía que se pueda observar con alivio. Las ventas miliares también caen por estar siendo utilizado todo su arsenal en Gaza y varios países cancelan compras y asesorías militares por razones políticas.

Bloomberg le ha puesto números al impacto económico de la beligerancia militar de Tel Aviv: la guerra de Gaza le ha costado a la economía israelí casi 14 mil millones de dólares hasta la fecha, con otros 260 millones de dólares en pérdidas adicionales cada día que pasa.

Pero la mayor pérdida ha sido la reputación internacional que está hecha añicos y si bien no es algo que inquiete al cínico gobierno israelí, pues cuenta con el apoyo incondicional de EEUU y los principales gobiernos europeos. Pero el genocidio cobra su enorme odio en un mundo en guerra, fracturado y en cambio.

La Operación “Inundación de Al-Aqsa” ha logrado provocar esta reacción y esta realidad, con todas sus consecuencias. Desafió y ridiculizó las famosas medidas de seguridad establecidas por el FDI y ha significado el comienzo de un desmoronamiento mayor del proyecto sionista.

2- La unidad política interna se rompe y el contrato social se erosiona

Cuando la potencia dominante, en este caso Israel, construye su propia imagen y su propio relato con tanta eficacia, pero también con hermetismo y autismo, termina erigiendo una “valla impenetrable” entre su conciencia, su condición real y la realidad. No pueden vislumbrar su propio desastre, no advierten que van a contracorriente del mundo. Ni la propia sociedad israelí es conocedora de lo que está pasando realmente en Gaza y Cisjordania. El control del estado judío es total y ejerce la censura y el control total sobre su propia población. Israel no permite la entrada de la prensa extranjera en la Franja, como hizo en el conflicto de 2014. Y cuando lo permite, van bajo su control y tienen que entregar los contenidos previamente para ser aprobados. Esa es la libertad de prensa a lo sionista.

La deshumanización israelí de los palestinos tampoco es un signo de fortaleza social ni de triunfo, sino de una dolencia terminal del entramado ideológico del sionismo. Es lo que está provocando su fracaso. Pero el reloj de la historia le está pasando su cobranza a Israel envuelto en ese fragoroso campo de guerra, que lo está demoliendo desde adentro, con una sociedad hecha añicos, escindida y atemorizada y con un dictadorzuelo como Netanyahu a la cabeza, a quien no han podido tumbar.

El trípode sobre el que se sostiene Israel: FDI, colonización y “Estado- nación judío”, es más inestable que nunca. Los mitos sobre los que han erigido la fortaleza sionista se están haciendo añicos.

3.- Y el escenario global

El desorden impuesto por el Imperio del caos está abiertamente en crisis y en lucha. Los pueblos del mundo conocido hoy como Sur Global enfrentan a los colonialistas, al hegemón americano y a la genuflexa Europa, pero también están contra el sionismo israelí.

Pero el entorno regional es definitivo y lo único que presagia es un aislamiento aún mayor. La irrupción de los hutíes de Yemen le agrega un nuevo actor al conflicto.

La ventaja geopolítica y militar de Israel en la agitada zona fue apalancada por el respaldo del apoyo occidental, particularmente estadounidense. A la asistencia económica se suma la dimensión política que significa el apoyo diplomático incondicional en las Naciones Unidas o en el trato “mediador” con los Estados árabes, que siempre tuvieron demasiadas diferencias y una relativa debilidad y fragmentación frente al adversario vecino, Israel. Esta desunión externa históricamente ha proporcionado a Israel un colchón de seguridad, que parece haber terminado con la masacre a Gaza.

Israel enfrenta en esta guerra una vecindad mucho más unida que en los últimos años, pues todos condenan el genocidio a los palestinos. Los tan cacareados Acuerdos de Abraham están, como mínimo, en suspenso. Los acuerdos de reanudación de relaciones entre Irán y Arabia Saudita, mediados por China, tomaron por sorpresa a todos, pero es muy significativa por las consecuencias en la región y el mundo, pues frena las intenciones israelíes de seguir controlando el mundo árabe con el habitual soborno y chantaje de su poderío militar (incluido su arsenal nuclear no aceptado públicamente, pero existente). El aislamiento de Israel en su vecindario no hace parte de la reflexión sionista.

Este conflicto está teniendo un efecto hondamente negativo en la política diplomática de EEUU en un momento en que a los responsables políticos les preocupa que Irán, Rusia y China sigan logrando avances en Medio Oriente. Desde el punto de vista estratégico y diplomático, esto es un desastre para los intereses imperialistas de Estados Unidos.

El boicot a Israel está funcionando, asúmalo

Las multitudinarias manifestaciones en el mundo oriental y occidental no despiertan al autismo judío. Los bloqueos a sus barcos como en Malasia, los boicots a sus sedes diplomáticas y a las empresas que apoyan a Israel, el BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) crece día a día, pero hace falta generalizarlo.

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Empresas multinacionales con capital o que apoyan a Israel

El movimiento BDS iniciado por los palestinos en julio de 2005 dirigido contra Israel puede desempeñar un papel vital en este momento. Ya ha logrado cierto éxito. Ahora es el momento de mejorar y expandir el BDS. Los ciudadanos de todo el mundo deberían dar un gran impulso al movimiento persuadiendo a más y más instituciones, organizaciones y empresas para que se unan al movimiento, incluso individualmente, contra los productos y marcas del cartel anterior.

Estas son las indicaciones para ser parte activa del enfrentamiento al monstruo israelí a través del BDS. La norma internacional dice: “El prefijo no indica que el producto fue fabricado en un país específico o por un fabricante específico, puede haber sido producido en cualquier parte del mundo”, pero el número que identifica a los productos de Israel es 729.

Muchos artistas y personalidades israelíes están siendo rechazados por la comunidad cultural mundial desde que estalló la guerra, algunos están desechando sus propios planes de incursiones en el extranjero y cada vez es más difícil atraer a artistas e intérpretes extranjeros. Están viviendo la repulsa que Occidente tuvo contra los artistas y deportistas rusos, pero no por los gobiernos, esta vez, si no por los pueblos.

En las universidades norteamericanas se está viviendo al rojo vivo esta guerra antisionista. Las manifestaciones estudiantiles y profesorales han puesto contra las cuerdas el engranaje del lobby judío -máximo donante- de las universidades de Ivy League, de primera línea. En Harvard intentaron echar a la rectora Claudine Gay -que es negra y gay- pues no reprimió ni prohibió las manifestaciones pro-palestinas. Por el respaldo que tuvo de profesores y estudiantes sobrevivió, pero seguramente el AIPAC (organización sionista que actúa como un lobby proisraelí en el Congreso de los Estados Unidos) se saldrá con la suya, extorsionando a la Universidad con quitarle sus donaciones. A hoy ya, la obligaron a renunciar.

Atrapados en este círculo vicioso que no será resuelto por la fuerza, ni por los tanques, ni por el ejército, solo a través de un Alto al fuego, un acuerdo político y, sobre todo, levantando ese asedio criminal contra

Gaza después de 17 años. Con este aislamiento pretendieron garantizar la seguridad de Israel. ¿Y qué se logró con el cerco amurallado más allá del increíble e inhumano sufrimiento al que han sometido a 2’4 millones de gazatíes? ¿Qué ha aportado ese bloqueo a la seguridad de Israel? Aquí tenemos el resultado.

Ni el tiempo histórico ni la realidad están del lado de Israel, ya que cada día pierde más dinero, hombres y legitimidad, su crisis interna se agrava y las presiones y vacilaciones que lo rodean aumentan, con la posibilidad de que la situación explote a nivel regional y se incendie la región. En cambio, está del lado de la resistencia palestina, que con todas estas presiones militares y políticas internas y externas harán que Israel, una vez perdido, ceda y acepte el Alto al fuego indefinido, la liberación de todos los prisioneros palestinos y una negociación bilateral para definir el futuro mutuo.

Lo más relevante en este punto, es que otra guerra contra un pueblo paria como el Hutí en Yemen, que había sido invisibilizada por los medios occidentales, a pesar de los terribles crímenes y hambrunas a los que fue sometido por Arabia Saudí, con el apoyo de EEUU, han entrado en escena. Los hutíes le han dado una nueva “Inundación de Al-Aqsa” a Israel y al comercio mundial con sus ataques a barcos que van o vienen de Israel, impidiendo el paso hacia el canal de Suez, inhabilitando una de las tres mas importantes rutas de la conectividad mundial. EEUU intenta liderar sin éxito un acuerdo para despejar el paso por el canal de Bab-el-Mandeb hacia el Mar Rojo. Ahora intenta acallar con bombas sobre la población civil, el desafío hutí.

Cerca de 6,7 millones de dólares por minuto o 9.600 millones al día, fue la pérdida para el comercio global provocada por el atasco durante una semana del megacarguero Ever Given en el Canal de Suez en marzo de 2021, según Lloyd’s List. Una cadena logística de valor que se paralizó y mostraba sus fracturas.

Un barco encallado puso en jaque a la globalización neoliberal en declive. Hoy, las principales navieras están desviando sus buques por el Cabo de Buena Esperanza en Suráfrica, lo que retarda la entrega de

mercancías en 7 u 8 días a Europa y significan unos costos mayores a los del encallamiento del Ever Given.

El Sur Global está abrazando la lucha por Palestina y contra la colonización judía, mientras que los pueblos del Norte Global están desafiando a sus gobiernos, las grandes corporaciones y los principales medios de comunicación occidentales por justificar, apoyar y financiar el genocidio israelí.

Al igual que Israel, Washington no se rige por el “orden basado en reglas” que impone unilateralmente a otros países, desconociendo las leyes internacionales que ayudó a establecer. Estados Unidos está en el lado equivocado de la historia y sus decisiones están poniendo en peligro su propia supervivencia como hegemón mundial y lo que queda de su posición dominante. Las guerras de Ucrania e Israel y las tensiones mundiales al máximo que EEUU instiga contra China y Rusia no logran sus objetivos y están mostrando a un hegemón más errático e incapaz que habitualmente.

Parecería inaceptable a primera vista, pero Gaza, con sólo 370 kilómetros cuadrados, está determinando la geopolítica global. Esta porción de tierra -Gaza- también definirá, hasta cierto punto, lo que será del mundo sin hegemonías.

*Carlos García Tobón. Analista internacional con énfasis en China y Asia Central. Estudia la vieja y Nueva Ruta de la Seda y el conflicto palestino-israelí.

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