Esta decisión unilateral se suma en buena medida a la reiterada e histórica tendencia israelí de expandirse a costa de tierra de Palestina. Vale la pena recordar que Israel nace en 1947 por decisión de las Naciones Unidas, sobre el 56% de Palestina histórica. Al año siguiente se adueña de más tierra llegando a 78% del total y a partir de 1967 (como resultado de la Guerra de los 6 días) inicia un profundo proceso de ocupación militar y colonización en el 22% restante de tierra palestina.
Hablar de las reiteradas violaciones de derechos humanos que a diario tienen que soportar los palestinos, del régimen racista y de apartheid sembrado por el sionismo, del robo de tierras y recursos como el agua, del asesinato diario de palestinos, de los secuestros de niños por parte de Israel, del fundamentalismo terrorista de los colonos, del castigo colectivo de los palestinos de Gaza o de mil cosas más sería volver sobre temas que la comunidad internacional conoce de sobra, a pesar de que siga con un silencio cómplice.
Ahora el escenario es mucho más grave, en la medida que para los palestinos la anexión unilateral anunciada por Israel es simplemente el fin de Palestina.
La anexión materializará el deseo israelí (adelantado en el "acuerdo del siglo" y propuesto por la administración Trump) de reducir al Estado palestino bajo ocupación a una serie de fragmentos territoriales desconectados entre sí, aislados del mundo exterior, sin control de sus vidas ni recursos, llenos de colonos israelíes en su interior y reducidos al mínimo porcentaje posible de tierra.
Pero lo más grave, si se mira en perspectiva, es el impacto que la decisión israelí tendrá para el conjunto del sistema internacional, el cual está basado en su totalidad en el principio de no adquisición de territorios por la fuerza.
Israel abrirá la puerta para que cualquier otro Estado quiera sustraer territorios de su vecino por la vía armada, a semejanza de las conquistas militares de un pasado barbárico, que la humanidad creía ya superado.
En perspectiva jurídica, la decisión israelí de anexarse territorio palestino va en franca contravía de los principios básicos del derecho internacional (que sirven de mediana garantía de la civilización) como el pacta sunt servanda, el principio de buena fe, el principio de arreglo pacífico de controversias, el principio de igualdad de derechos, el principio de autodeterminación de los pueblos y el principio de la igualdad soberana de los Estados. Así como va en contravía del Consejo de Seguridad de la ONU y las resoluciones adoptadas al respecto de Palestina e Israel, pero también sobre cualquier conflicto a nivel internacional.
Justamente por la gravedad del hecho (y sus incalculables consecuencias no solo en el Medio Oriente sino en la estabilidad del mundo entero) es que la ONU, la Unión Europea, China, la Liga Árabe y hasta el Vaticano han manifestado rotundamente su rechazo a la decisión israelí.
Falta ver la reacción de gobiernos, como el colombiano, al cual le debería preocupar que otra nación (como Nicaragua o Venezuela) asuma los mismos argumentos israelíes y decidan “anexarse” territorio colombiano