Israel es una “potencia ocupante”, según Naciones Unidas. No es una opinión, ni un calificativo, sino una categoría legal, expresada por la organización más importante de la comunidad internacional. A pesar de ello, el gobierno de Juan Manuel Santos negoció y firmó con ellos un tratado comercial, argumentando una gran posibilidad de negocios, que consisten en lo siguiente: El 86 % de lo que Colombia vende a ese territorio es carbón y el 65 % de lo que compra es maquinaria y equipo. Por demás, el principal producto de exportación de Israel son diamantes, aún sin tener una sola mina en su territorio.
La Corte Constitucional convocó a una audiencia pública para analizar la conveniencia de un acuerdo internacional, antes de dar su sentencia. La defensa del gobierno de Iván Duque se limitó a repetir la misma fraseología fracasada sobre la importancia del libre comercio. Fracasada porque lo único que tienen para mostrar es un discurso, pues cualquier estadística comercial de Colombia los deja en ridículo. Por supuesto, no mostraron una sola cifra. Pero el problema de un TLC con Israel va más allá.
Colombia suscribió en 1945 la Carta Constitutiva de Naciones Unidas, que obliga a cumplir con las resoluciones de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad. La resolución 56/31 del 3 de diciembre de 2001, de la Asamblea General, dice que la proclamación de Jerusalén como capital de Israel es nula. La Resolución 72/240 del 20 de diciembre de 2017 y la Resolución 2334 de 2016, establece que “no se reconocería ningún cambio a las líneas del 4 de junio de 1967” y exhorta a “todos los Estados a que establezcan una distinción en sus relaciones pertinentes, entre el Estado de Israel y los territorios ocupados desde 1967”. No obstante, el gobierno colombiano firmó el TLC en Jerusalén, como capital de Israel. Además, la definición de territorio israelí del acuerdo dice: “donde se aplican sus normas arancelarias”.
En la audiencia, el senador Luis Fernando Velasco, haciendo gala de la más profunda y escalofriante ignorancia, aceptó que, en la aprobación del TLC el Congreso de la República, del que fue ponente, no tuvo en cuenta la ocupación israelí condenada por la comunidad internacional, porque –según Velasco- de lo que se encargaron fue de los negocios. Expresó que él no es “prosionista”, pero que Colombia tiene una gran posibilidad de “conquistar mercados” con Israel y que no se imagina “a un israelí haciendo negocios para perder”. El canciller (candidato) Carlos Holmes Trujillo defendió esta misma línea argumentativa, incluso regañando a la Corte por haber convocado a la audiencia.
Velasco aceptó que, en la aprobación del TLC, el Congreso no tuvo en cuenta
la ocupación israelí condenada por la comunidad internacional,
porque de lo que se encargaron fue de los negocios
La aprobación de este pésimo negocio con Israel tiene un hecho sobreviniente, que la Corte Constitucional no puede desconocer: el 3 de agosto de 2018 el Estado colombiano reconoció a Palestina como un Estado “libre, independiente y soberano”. Significa que, en sus relaciones con esta Nación, Colombia está obligada a cumplir con el artículo 9 de la Constitución Política, que obliga al “respeto a la autodeterminación de los pueblos, y en el reconocimiento de los principios del derecho internacional”.
Esta es la razón más importante por la cual la Corte debe declarar inconstitucional el TLC con Israel, pues en este Colombia aceptó su firma en una ciudad que no es reconocida por la comunidad internacional como su capital, es decir que la firma es ilegítima. Colombia acepta que el territorio de Israel es donde aplica aranceles, que son territorios ocupados militarmente en donde sistemáticamente se violan los derechos humanos, según Naciones Unidas. Colombia estaría cohonestando con la producción y exportación de mercancías israelíes fabricadas bajo colonización. Y finalmente, Colombia, al hacer caso omiso de la ocupación de Israel a Palestina, estaría violando el artículo 22 de la Constitución: “la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”. Ese pésimo negocio, en el que Colombia fija posición en favor de Israel, tiene que ser rechazado.
Twitter: @mariovalencia01