De acuerdo al diccionario de Oxford, una colonia es una zona bajo el control total o parcial de una potencia extranjera y que es ocupada por colonos de ese Estado. Así, una colonia es un conjunto de personas que usurpan de esta manera las tierras de los dueños de ellas y así establecer estas como parte de su nueva patria.
En esta línea, las tierras que hoy en día son consideradas como parte del Estado de Israel, antes pertenecían y siempre habían pertenecido a los palestinos. La creación del Estado de Israel en 1948 es un claro hecho de que Israel realmente es una colonia extranjera en Oriente Medio. En tan solo un abrir y cerrar de ojos, una persona (que no tenga la Tarjeta de Identidad palestina y con el previo permiso de Israel) es capaz de pasar de una zona donde su población se identifica como palestina y con cultura árabe, a una zona donde la mayor parte de la sociedad pertenece a una cultura predominantemente procedente de Europa del Este.
¿Cómo es eso posible? Pasar por uno de los checkpoints o puntos de control israelíes que se sitúan dentro de las zonas legalmente pertenecientes al Estado de Palestina, y que intentan separar y aislar (además de dificultar el movimiento dentro de su propio territorio) a los palestinos de unas zonas a otras. En atención a lo cual, tan solo se demora unos diez minutos en carro desde Belén a Jerusalén, ambas ciudades palestinas, y a pesar de ello, los habitantes palestinos tienen prohibida la llegada a la ciudad Santa. No obstante, todas las resoluciones internacionales, las resoluciones de la Asamblea General de la ONU y las resoluciones del Consejo de Seguridad declaran el derecho legítimo de que Jerusalén forma parte de Palestina, además de declararla de manera internacional como su capital legítima. Pese a ello, el Estado israelí ocupó y también anexionó de manera deliberada toda la ciudad en 1967, sin importarle la Ley Internacional e ignorando el status de los habitantes palestinos de esa ciudad.
Así pues, llama la atención como en las calles de Tel Aviv se puede oír a las personas hablar en ruso, en francés o en alemán, más que en hebreo, el idioma oficial del país. Además de eso, llama también la atención el aspecto de la mayor parte de los israelíes quienes provienen de Rusia y del Este de Europa, que son zonas muy distantes, teniendo en cuenta cuál es la región en la que viven (Oriente Medio) la cual es una zona situada entre África y Asia. Y es por eso que, claramente, Israel no se trata de otra cosa que una colonia extranjera en medio de Oriente Próximo.
Todo lo que actualmente la comunidad internacional reconoce como Israel, hace pocos años pertenecía a los palestinos. Hoy en día, los mismos palestinos tienen prohibido llegar a esas tierras que eran de su propiedad y que fueron usurpadas por unos extranjeros que nada tienen que ver con esta tierra. Unos ochocientos mil palestinos fueron expulsados de manera violenta de sus propias casas por parte de judíos sionistas para crear un Estado sobre la tierra del pueblo palestino. Y continuando con esta última afirmación, les invito a reflexionar: una persona que está totalmente convencida de que una tierra le pertenece desde hace tres mil años, pero que sin embargo, su padre, su abuelo y sus antepasados nacieron en algún país de Europa y no tienen ninguna manera de probar la heredad de esta, ¿Cómo puede esta persona reclamar una tierra en la que nunca antes tuvo algún tipo de relación con ella? Y además de eso, ¿es aceptable expulsar a una población autóctona por la fuerza usando un pretexto religioso?
Los judíos sionistas que han estado viniendo todos estos últimos años a Palestina no pueden confirmar su ascendencia con el antiguo pueblo de Israel, pues aquellos son colonos. Solo hay que ser lógico y reflexionar sobre cuál es la región a la que nos estamos refiriendo (Oriente Medio) y pensar sobre el origen de la gran mayoría de los judíos que colonizaron y continúan colonizando Palestina.
Por otro lado, cierto es que en Palestina ya existían judíos y siguen existiendo (aunque de ello no se menciona en los medios de comunicación), sin embargo, no son los mismos a los que nos referimos en este artículo. Hoy en día, reside en Palestina la comunidad samaritana, y que posee la Torá más antigua del mundo. Ellos tienen tarjeta de identidad palestina, hablan el árabe y el dialecto palestino, trabajan y van a las universidades palestinas y se reconocen orgullosamente como parte de la sociedad palestina. La comunidad samaritana total representa la cifra de unos ocho mil fieles, cuatro mil de ellos viven en la ciudad palestina de Nablus. Con lo cual, este es un claro ejemplo de que la convivencia entre las tres grandes religiones (musulmana, cristiana y judía) en un mismo territorio, en este caso Palestina, es totalmente viable. Así pues, el problema está en la ideología sionista que busca exterminar al pueblo palestino y no en una religión u otra. Aunque sí, quizás, en la mala interpretación de ella.