El día previo a la posesión presidencial, el país se inquietó con la designación de Irene Vélez como ministra de Minas y Energía en Colombia. Su formación y experiencia profesional como filósofa, doctora en geografía y activismo en temas ambientales hicieron que muchos se cuestionaran sobre su idoneidad para el cargo.
La llegada de Vélez al gabinete presidencial fue producto de una estrecha relación de varios años con Francia Márquez. Hildebrando Vélez —padre de Irene— es una de las personas más relevantes en la vida política de la vicepresidenta y varias personas se atreven a señalarlo como el artífice de su carrera política. Él habría sido quien descubrió su liderazgo y quien la impulsó a la vida pública.
La ministra también trabajó en varios procesos académicos con Francia Márquez y junto a su padre estuvieron en el primer anillo del movimiento Soy porque somos, que llevó a la actual vicepresidenta a sacar casi un millón de votos en las consultas presidenciales del pasado marzo. Luego de ganar la presidencia en segunda vuelta, Irene Vélez fue designada en el equipo de empalme del Ministerio de Ciencias en donde se proyectaba como cabeza de ese sector. Sin embargo, después de varias movidas políticas terminó nombrada en el Ministerio de Minas y Energía.
La inexperiencia de Vélez ha quedado en evidencia desde el primer momento. Su poca rigurosidad en el manejo de la información, sus dificultades para comunicarse y el desconocimiento sobre el sector, la han hecho ganarse el protagonismo en el arranque del autodenominado gobierno del cambio.
Varios han sido los traspiés en las últimas semanas. Se enfrentó a la opinión pública con la propuesta de sustituir la exploración de gas con la compra del mismo a Venezuela. Asunto que generó pánico en el país por el choque económico que esto implicaría. Ya que según varios expertos esta medida podría disparar los precios del gas para más de 11 millones de familias.
Luego de este accidentando debut, Vélez asistió al importante Congreso Nacional de Minería en Cartagena donde los empresarios y gremios más importantes del sector estaban expectantes a los anuncios de la nueva cabeza del sector. Su desempeño fue desastroso, intentó exponer la teoría del decrecimiento económico, que afirma que, en respuesta al crecimiento sin control existe una alternativa donde la sostenibilidad económica es compatible con la preservación de los recursos naturales si se disminuye el consumo de bienes y energía. Fallidamente realizó comparaciones muy lejanas a esta explicación confundiéndose, alarmando al auditorio y demostrando su nerviosismo al mandar a callar a varios asistentes al evento. Para rematar este incómodo momento, la ministra abandonó la rueda de prensa del evento en una evidente muestra de desespero.
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Mientras esto ocurría, Vélez tramitaba en el Ministerio un cambio en los requisitos de 31 cargos para que pudieran acceder profesionales en artes, teología y antropología
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Mientras esto ocurría en los medios de comunicación y a la luz de la opinión pública, Vélez tramitaba al interior del Ministerio un cambio en los requisitos de 31 cargos para que a estos pudieran acceder profesionales en artes, teología y antropología. Varios cargos que requerían carreras y conocimiento especializado en el sector fueron modificados en sus requisitos para que las cuotas políticas de la ministra pudieran acceder a ellos.
Sumado a estos actos protagónicos se llevó toda la atención nuevamente al decir, ante cámaras y radio, que el déficit del Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles era de 10.000 billones. Esta es una cifra impensable y desorbitante. El déficit total en 2021, de acuerdo con el informe de empalme del Ministerio de Hacienda, fue de $11,7 billones. De los cuales $3,9 billones se pagaron en diciembre de 2021, dejando $7,8 billones pendientes por pagar este año.
En su última aparición, le llamaron la atención en un debate de control político en el Senado de la República pues pretendía leer sus respuestas a los congresistas, lo que está prohibido por la ley 5 de 1993.
Más allá de las constantes equivocaciones de la ministra, debemos reflexionar sobre la grave desconfianza que le está generando al país y al sector empresarial este nombramiento. Vélez no cuenta con la preparación técnica y el liderazgo político que requiere una cartera como la de Minas y Energía. Especialmente cuando el sector está en medio de la discusión del alza a los impuestos de hidrocarburos en la reforma tributaria, la decisión sobre el precio de la gasolina y un proceso de transición energética profunda, anunciado por el presidente, que requiere enviar mensajes claros y tranquilizadores al sector.
Es entendible que Gustavo Petro haya salido a respaldarla en varias ocasiones, perder la cabeza de un ministerio en los primeros meses de gobierno representaría un alto costo político y le enviaría un mensaje de debilidad a la oposición. Sin embargo, la inexperiencia de Vélez sumada a la terquedad de Petro puede salirle mucho más caro a él y especialmente al país.
@Danielbricen
