Un despertar sangriento.
Mahsa Amini murió el 16 de septiembre de 2022 mientras estaba bajo custodia policial por no llevar correctamente el hiyab. Su muerte provocó fuertes protestas al grito de "¡Mujer, vida, libertad!" que durante meses reclamaron el fin de la República Islámica y que derivaron en una fuerte represión oficial.
Al menos 525 personas murieron en las manifestaciones, de las cuales 71 menores de edad, y 19.500 personas fueron detenidas, de acuerdo al registro de la Agencia de Noticias de Activistas de Derechos Humanos de Irán, HRANA. Además, la Justicia del país ejecutó a siete manifestantes, según la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU.
Al acercarse el primer aniversario de ese estallido social, las autoridades iraníes decidieron intensificar sus advertencias y medidas represivas para evitar que el primer aniversario de la muerte de Amini provoque protestas como las ocurridas hace un año.
"En esta ocasión actuaremos con más determinación", afirmó Sadegh Rahimi, jefe adjunto del Poder Judicial iraní, señalando a todos quienes busquen "echarse a las calles con cualquier pretexto".
El funcionario también advirtió a los 22.000 manifestantes que recibieron amnistía tras ser detenidos en las protestas del año pasado que se enfrentarán a un "doble" castigo si deciden volver a protestar.
Organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch afirman que las autoridades iraníes iniciaron en los últimos días una cacería contra activistas y que han presionado e intimidado a las familias de los fallecidos para que no conmemoren sus muertes.
Safa Aeli, de 30 años y tío de Amini, fue arrestado por las fuerzas del orden al oeste del país y su paradero aún es desconocido, según la ONG Hengaw. En esta parte del país donde habita una mayor población kurda, las autoridades reforzaron la seguridad a pocos días del aniversario de la muerte de Amini.
"Las fuerzas gubernamentales arrestaron al tío de Mahsa Amini sin orden de detención y utilizando la fuerza. Faltan menos de 15 días para el aniversario de su muerte y su familia está amenazada. El Gobierno iraní está haciendo todo lo posible para impedir que se organice una reunión junto a su tumba: en la entrada del cementerio se han instalado cámaras para disuadir a la gente y asustarla", comentó Shekhi Awyar, de la ONG Hengaw a Radio France Internationale (RFI).
La teocracia iraní busca a toda costa que el próximo aniversario de las protestas a nivel nacional contra la ley obligatoria del velo pase desapercibido. Amnistía Internacional denunció que los familiares de las víctimas han sufrido detenciones arbitrarias, restricciones para realizar reuniones pacíficas en los lugares donde se encuentran las tumbas y hasta la destrucción de lápidas.
Denuncias de represión a manifestantes, periodistas, profesores y artistas
"Las autoridades quieren evitar cualquier manifestación en el aniversario de su muerte el 16 de septiembre, porque saben muy bien que podría marcar el inicio de un nuevo levantamiento. Por lo tanto, están haciendo todo lo posible para evitar concentraciones en estas regiones kurdas de Irán que podrían extenderse a otras ciudades", agregó Awyar.
En los últimos días Irán bloqueó el periódico digital 'Entekhab' y condenó a dos periodistas a penas de cárcel. El hecho recuerda a las detenciones y agresiones contra reporteros y fotógrafos ocurridos durante las protestas. 70 periodistas fueron puestos en libertad bajo fianza, según el Comité para la Protección de Periodistas.
Los defensores de derechos humanos locales reportan cortes continuos de Internet, así como puestos de control en las carreteras y se ha visto a los empleados municipales de Teherán pintar de negro los grafitis contra el Gobierno de Irán.
Varios profesores universitarios fueron despedidos por su supuesto apoyo a los manifestantes. "Quieren introducir a su propia gente en la universidad con la esperanza de detener la protesta, pero los estudiantes mostraremos nuestras objeciones de una forma que no pueden imaginar", comentó Shima, un estudiante universitario de 21 años. "No consiguieron impedir las protestas del año pasado, ya que nadie puede predecir los terremotos", agregó.
Entre los profesores despedidos están Hossein Alaei, ex comandante de la paramilitar Guardia Revolucionaria y viceministro de Defensa, y Reza Salehi Amiri, ex ministro de Cultura.
Pero la represión no solo se concentra contra activistas, defensores, académicos y periodistas. Entre los arrestos que han generado más indignación está el del cantante Mehdi Yarrahi, apresado a finales de agosto por publicar una canción en la que llama a las mujeres a quitarse el velo.
El tema, 'Roosarit', que significa 'tu velo' en persa, "desafía las costumbres y la moral de una sociedad islámica", dijeron las autoridades judiciales del país.
Incluso las autoridades cinematográficas de Irán prohibieron trabajar en nuevas películas a actrices que hayan aparecido en público sin cubrirse con el velo o infringido de alguna manera el estricto código de vestimenta del país.
La medida, según expertos, busca evitar que famosos o celebridades brinden su apoyo a las protestas, como ocurrió el año pasado cuando decenas de actrices, cineastas, cantantes o deportistas se solidarizaron con la causa.
La represión a las protestas trajo consigo una serie de reclamos y señalamientos internacionales que hoy persisten.
"La utilización de la 'moral pública' como arma para negar a las mujeres y las niñas su libertad de expresión es profundamente desempoderadora y afianzará y ampliará la discriminación y marginación de género", dijeron expertos independientes de las Naciones Unidas a principios de mes.
La resistencia de las mujeres en Irán
A pesar de constantes actos de coacción y represión, como confiscaciones de vehículos, la negación de servicios en oficinas públicas o la presencia en a las calles de patrullas que advierten a las mujeres de que se cubran con el velo, las mujeres han protagonizado múltiples actos de rebeldía, como aparecer en silencio en lugares públicos agitando una asta con el velo atado a uno de sus extremos o caminar por la calle con el pelo suelto.
En Irán, las mujeres y niñas están obligadas a cubrirse el pelo con un velo en espacios públicos. Las que no lo hacen son consideradas delincuentes por el Estado y se enfrentan a multas, penas de cárcel o latigazos.
La muerte de Amini, hace un año, puso de manifiesto la fragilidad de los derechos de las mujeres en Irán y generó una oleada de indignación en todo el mundo. El caso de Amini mostró la violencia sistemática de la policía y el régimen hacia las mujeres y las minorías, especialmente las kurdas, grupo étnico minoritario al que pertenecía Amini.
La rebelión de las mujeres iraníes a usar el velo es parte de un movimiento de resistencia histórico de las mujeres en Irán desde antes de la Revolución de 1979. Las protestas crecieron más allá de la ley del hiyab y se han convertido en un movimiento más amplio contra la corrupción, la mala gestión económica y la opresión de la ciudadanía.
El lema del movimiento es "¡Jin, Jian, Azadi!", que significa "¡Mujer, Vida, Libertad!" y se ha convertido en un llamado a la acción para los iraníes en todo el país.
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