En esta carta escrita cuando Caicedo tiene solo veinte años, dirigida al director de cine Luis Ospina, confiesa que el cine es su bálsamo para permanecer con vida. Era capaz de ver cuatro películas al día y su pasión casi terapéutica le dio para fundar el cineclub del Teatro San Fernando y de escribir cientos de notas que están recogida en el libro Ojo al cine.
Luis Ospina, recién llegado a Cali graduado en la Universidad de California se convirtió junto al también director de cine Carlos Mayolo, en la referencia del grupo de jóvenes que se convertirían en Caliwood y que Ospina recrea en su documental, Todo comenzó por el fin.
Caicedo escribe la carta el 5 de noviembre de 1971, en uno de los tantos momentos en los que se siente ahogado en su ciudad –Cali calabozo-. Está amargado porque la única oferta de cine son las películas que él mismo consigue con esfuerzo y proyecta en el Cineclub de los sábados en el teatro San Fernando de Cali. La escribe en la máquina de su amigo Hernando Guerrero, otro de los protagonistas de Todo comenzó por el fin, en Ciudad Solar, la casona donde se reunían además de quienes conformaría Caliwood, pintores, escritores y contertulios interesados en la cultura en un momento en que Cali estaba a la vanguardia en todas artes con sus festivales de arte de Cali de mediados de los 60 y los 70. El rastro de esos años quedó plasmado en el documental de cuatro horas, Todo comenzó por el fin, una pieza intima que recién se estrena en el país y que fue seleccionada al festival internacional de Toronto e invitada al Japón y al Festival latino de Nueva York.
Esta es la carta del joven Caicedo a su amigo Luis:
*Carta, cuedernos cinemateca.