El consumo de drogas en Bogotá se ha desbordado en el último año, especialmente al interior de los colegios distritales, lugares que han sido infiltrados por las bandas narcotraficantes que controlan un negocio que solo por la venta de bazuco mueve 250 millones de dólares al año. De acuerdo con el último Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas, al menos el 12% de los estudiantes de bachillerato han consumido algún tipo de drogas en sus vidas. El estudio también revela que el rango de edad para iniciarse en el mundo de los estupefacientes es entre los 12 y los 17 años, siendo la marihuana y el “Dick” las drogas más usadas por los adolescentes. De acuerdo un artículo publicado por el Transnational Institute en 2014, solo el negocio del bazuco genera ingresos anuales por USD$ 250 millones en Bogotá. Una cifra muy alta si se compara con ciudades como Cali, donde esta droga mueve 60 millones de dólares al año, o Barranquilla con 44 millones de dólares.
El consumo de drogas aumentó en la población escolar
Según las cifras que maneja la Secretaría de educación, el consumo de sustancias psicoactivas al interior de los colegios distritales de Bogotá aumentó un 108,3% en el último año, pasando de 2.494 casos reportados en 2014 a 5.196 en 2015. Esto pone en evidencia que alrededor de las instituciones educativas existe un número considerable de expendios de droga. En Bogotá, se calcula que en promedio hay 1,7 “ollas” o puntos de expendio de estupefacientes por cada colegio distrital. La situación más crítica se presenta en tres localidades: Los Mártires, Chapinero y Santa Fe, donde hay más “ollas” que planteles educativos. No obstante, en sectores como Kennedy -- una de las localidades más grandes de la capital-- el consumo de drogas se disparó en un 93% en el último año entre la población escolar y pasó de 179 casos reportados en 2014 a 539 en 2015.
Entornos escolares vulnerables
Tengo que resaltar que mientras que solo el 7.2% de los estudiantes de los colegios distritales, que asisten a jornada completa, reportan haber visto venta de drogas al interior del colegio, en las instituciones de medias jornadas el porcentaje aumenta en más de 10 puntos. La cifra alcanza el 17,6%. En este sentido, es claro que la jornada completa o única sería una estrategia fundamental en la prevención del tráfico de drogas al interior de los colegios.
El consumo de drogas dentro de los colegios distritales es 3.6 veces más alto que en los colegios privados
A pesar que según las cifras de la última encuesta de clima escolar y victimización, al menos 4.812 niños de colegios públicos aseguran haber consumido drogas al interior de las aulas, frente a los 371 estudiantes de colegios privados. Las drogas son un problema que no distingue entre estratos sociales y en Bogotá se corre el riesgo de afrontar este flagelo con recetas del pasado.
La intervención del Bronx, en días pasados, podría haber enviado un mensaje errado a la sociedad, pues todo se reduce a una solución represiva y se omite que cuando se realizan este tipo de operaciones lo que termina sucediendo es que el problema se traslada a otras zonas de la ciudad, pero no se avanza en una solución de fondo.
El narcotráfico ha encontrado el camino para infiltrarse en los colegios del distrito. Desde las bandas o desde algunas familias vinculadas al negocio ilegal de las drogas, hoy además de los riesgos en los entornos escolares, muchos estudiantes conviven con esta amenaza al interior de varias instituciones. A partir de los testimonios de varios directivos de los colegios que visitamos, es posible identificar el modus operandi de esta narco-estrategia.
Infiltrados
Las directivas de algunos de los colegios distritales tienen identificado un nuevo modelo de operación de los narcotraficantes para mantener el expendio y consumo de drogas al interior de los planteles educativos.
Consiste, con la complacencia de los padres de familias, en solicitar un cupo escolar a los menores ligados a estructuras del narcotráfico en las instituciones, a través de los “centros administrativos de educación local” (cadel) Una vez el cadel les asigna un cupo en un colegio, el infiltrado se encarga de controlar la venta y distribución de drogas al interior de las aulas.
El siguiente es el testimonio de la rectora de uno de los colegios de la localidad de Suba, visitados por mi equipo de trabajo entre el 10 y el 16 de junio de 2016.
“Nos los han mandado. Los matriculan, se la pasan de colegio en colegio y el Cadel mándelos para uno y para otro colegio. Acá llegan, no entran a estudiar. Se la pasan en los baños y acá se recibe todo lo que manda el Cadel y la secretaría porque no podemos decir nada. Ahoritica tenemos identificados dos, y como el miedo está esparcido… porque los de afuera son una banda y estos chiquitos vienen a vender aquí, pero los duros están afuera”
Lo que se está haciendo en los colegios no está funcionando
Los testimonios de las directivas de las instituciones distritales de los Mártires dan cuenta que la estrategia RIO, implementada por la administración para prevenir situaciones críticas asociadas a la convivencia escolar y al consumo de drogas, no está funcionando.
El caso más relevante por la ubicación de la institución, es el colegio Agustín Nieto, ubicado en inmediaciones del intervenido Bronx. Esto es lo que dice el rector sobre las acciones de la administración para contrarrestar la problemática del narcotráfico y consumo de drogas en las aulas.
“Yo por ejemplo a los de RIO les dije que no los volvía a dejar entrar, porque primero para mí era un río de gente. Llegan 4 o 5 personas que solo vienen a llevar un acta. El psicólogo no daba ninguna recomendación, solo venía a marcar tarjeta y a llevarse el acta. Sentía no tener ningún apoyo, ni asesoría. Lo mejor es que no se asomen por aquí… Con esta administración, RIO no ha empezado y tengo conocimiento que como que lo quieren acabar, que también es malo”.
La comunidad educativa está desbordada
En la localidad de Rafael Uribe, las directivas de uno de los colegios distritales, aseguran que al interior de la institución el consumo de marihuana es por lo menos del 50% de la población escolar y comienza desde el grado 5 de primaria.
“El consumo acá es altísimo, de un 50%. Los chicos, todos, están… o sea se ha disparado desde finales del año pasado a este año. No sé qué ha pasado, pero todo el mundo está sobre todo con marihuana. Yo no sé si la están regalando o qué está pasando, pero los niños de 6 y 7 y los de quinto de primaria son los que están metidos en ese cuento”.
En este sentido, las acciones que se pongan en marcha para atacar el consumo de droga en jóvenes no pueden seguir siendo paliativos de emergencia que sólo atienden síntomas pero no las causas.
* Artículo retomado del blog del concejal