Palo de Agua, corregimiento del municipio de Lorica (Córdoba), que en los últimos días está muy de moda en los medios del país, se encuentra ubicada geográficamente al norte del departamento de Córdoba, en una zona altamente propensa a inundaciones, ya que su territorio forma parte del valle del Río Sinú.
Su economía depende exclusivamente de la actividad agropecuaria, ganadería y agricultura; anteriormente la pesca era el fortín económico y de sobrevivencia alimentaria por años de los habitantes de este corregimiento, pero esto pasó a la historia, debido a los niveles de contaminación del río y la destrucción del hábitat natural —río arriba— en donde se reproducían los peces autóctonos como el bocachico, charua y/o dorada. Liseta, mayupa barbú, moncholo, mojarra amarilla, viejita, toloya, bagre blanco, cacucho, rubio, sabalo, cachana, capitañejo, agujeta, doncellas —nombre común en la zona— entre otras. En la actualidad, existen por parte de las autoridades ambientales, programas de repoblamiento de especies como el bocachico, mojarra y bagre, en el río y los humedales aledaños a esta población y que busca beneficiar a familias de pescadores y aumentar la oferta de estas especies.
Pero no solo por la falta de peces se sufre en este pequeño pero acogedor pueblo, de gente cálida y trabajadora, de paisajes biodiversos y alta riqueza de sus suelos, sino también porque ese río Sinú, sin compasión alguna se sale de su cauce arrasando la población entera y todo lo que este a su paso.
Según el último boletín climatológico del IDEAM, históricamente en la región Caribe —excepto la parte norte—, para el mes de mayo se han presentado volúmenes de lluvias superiores a los 200 mm en promedio. En el caso específico del departamento de Córdoba para el mismo mes, se mantuvo una elevada precipitación entre 150 – 200 mm en promedio, y en el sur del departamento en el área del nudo del paramillo, lugar de nacimiento del Río Sinú, la precipitación estuvo por encima de lo normal entre el 120 – 160%.
Esta elevada actividad de precipitaciones se produce por un fenómeno de variabilidad climática conocido como El Niño, es decir un comportamiento anormal del clima y aunque se presente con frecuencia es temporal y transitorio. Esto ocurre debido a varios factores, tales como: la temperatura del mar, los vientos, la presión y otras variables oceánicas y atmosféricas a lo largo del océano pacifico tropical, el más grande del mundo.
Partiendo de este análisis, nos damos cuenta que este fenómeno influye de forma considerable en las condiciones altas de lluvia en toda la región Caribe del país. A esto se le suma la mano depredadora del hombre con la tala indiscriminada de bosques en la cuenca alta del Sinú y la ocupación progresiva de humedales, que son las sala cuna de los peces y amortiguadores naturales de las aguas de crecientes, provocando de manera acelerada un aumento en el nivel del cauce de los ríos y demás afluentes, llevándolos al desbordamiento y a las nefastas inundaciones que azotan principalmente los pueblos ribereños, dejándolos sumergidos en la miseria absoluta por todas las pérdidas y daños inmensurables que esto provoca, especialmente a las poblaciones más vulnerables, como el caso de Palo de Agua, sometida a esta problemática hace muchos años por falta de intervención oportuna de los gobiernos de turno para la solución definitiva a este padecimiento.
En medio de la crisis, vemos cómo los delegados del alto gobierno hacen presencia en la zona afectada, revisando puntos críticos, desplegando todo el personal de emergencia disponible en busca de soluciones, pero que al final solo quedan en el papel y no se convierten en prioridad para materializar. Se necesita un poco más de compromiso con nuestra gente, que se siente en completo abandono y desprotección, prácticamente a la intemperie, esperando que las soluciones lleguen de manera definitiva para acabar por fin esta sufrida situación, no solo en materia de esta catástrofe, sino en todos los puntos básicos de atención que como ciudadanos colombianos se merecen, mejor calidad de infraestructura educativa, alcanzar todas las necesidades básicas insatisfechas como agua potable, energía, alcantarillado, vivienda, salud, recuperación de las vías rurales, fácil acceso a créditos agrarios para que los campesinos labren la tierra en proyectos productivos que mejoren su economía, entre otras. Logrando esto, Colombia avanza como país y se disminuyen de forma significativa los índices de pobreza y analfabetismo que azotan nuestros pueblos, generando una mejor calidad de vida en igualdad de condiciones. Pero para este objetivo se necesita también que el pueblo genere su aporte, y para hacerlo no es tan difícil lo que deben hacer, no se requiere de ningún esfuerzo físico que genere agotamiento, como hoy día se encuentran en esa loable labor de solidaridad y desespero tapando las bocas que se abren del río y que los inundan. Es algo mucho más sencillo y fácil, como educar a las comunidades en saber elegir inteligentemente y a conciencia los líderes integrales comprometidos con la causa, y que verdaderamente los representen, materializando ideas determinantes que saquen adelante nuestro pueblo.