El expresidente César Gaviria fue especialmente cuidadoso en seleccionar con Rafael Mcallister, chef del Restaurante La Table De Michel, los platos que a manera de picadas se servirían en la mesa de centro de la sala de su espacioso apartamento en los cerros orientales de Bogotá.
Lo que fue planeado como la primera reunión de bancadas con el mandatario electo Iván Duque terminó convertido en un evento de alta política donde se habló de todo, menos de puestos y cuotas.
Duque llegó pasadas las 9 de la noche en compañía de Alicia Arango, su jefe de debate en campaña y de Jorge Mario Eastman, asesor personal.
Estaba casi toda la bancada liberal, faltaron los de siempre: Cristo, Serpa, Velasco y los disidentes que continúan en franca oposición a César Gaviria.
Los dos únicos invitados que no hacían parte del grupo legislativo fueron los gobernadores de Atlántico, Eduardo Verano de la Rosa, y de Amazonas, Víctor Hugo Moreno. Para su asistencia pidió autorización Mauricio Gómez Amín, elegido senador con una de las votaciones más altas de la colectividad.
Quienes estuvieron en la reunión afirman que la conversación tuvo mucha altura y se discutió la posición política en el Congreso de esta bancada en los temas que inquietan al presidente electo: La JEP, reforma a las cortes y los que marcarán la pauta legislativa en el Congreso a partir del 20 de julio próximo.
Duque solo tomó agua, los demás comensales bebieron vinos franceses y whiskey, picaron quesos franceses, tortillas de patatas y ceviches de pescado blanco.
Al final tocó aires caribes un infaltable grupo vallenato con el que poco cantó Duque porque debía madrugar para tomar un vuelo a Washington en el que viaja en clase económica.
Los platos quedaron vacíos y los estómagos llenos a la espera de que el próximo encuentro sea el 20 de julio cuando esta bancada aporte los votos para elegir a los presidentes de Cámara y Senado.