“El respeto a la intimidad se basa en la dignidad de la persona. La personalidad de un ser humano tiene sentido, no por lo que le reconoce la sociedad, sino por lo que es o tiene, por el simple hecho de ser hombre”, ética del comunicador social, Morales Jesús.
Actualmente, nos vemos inmersos en un mundo digital, donde las redes sociales en internet surgen como una respuesta a la naturaleza humana de comunicarse y de establecer vínculos personales, profesionales y sentimentales, las cuales contienen cantidad de información sobre cada uno de nosotros. En muchos casos, no existe una relación personal y/o directa con la persona con quien se está interactuando, en la que puede haber lugar a vulneración de derechos fundamentales que se relacionan en el interno de las personas.
Con el auge de las nuevas tecnologías, y en especial de las redes sociales, ha hecho posible que una simple opinión llegue en breves minutos a millones de personas, ya sea a través de portales web, de las conocidas redes sociales, de búsquedas de navegador, etcétera. El problema de esto radica es cuando esta libertad de expresión, con la que todos contamos, choca frontalmente con el derecho a la intimidad de otra persona.
Con base a la potencial amenaza que la tecnología genera a la privacidad, se han planteado reflexiones en diversos ámbitos, como debates sobre las regulaciones estatales que nos protegen a nosotros los ciudadanos, para lograr una mayor conciencia en la sociedad sobre las implicaciones individuales y colectivas, y el cómo lograr que cada ciudadano tenga un mayor conocimiento sobre las tecnologías que usa y sus riesgos.
Uno de los impactos sociales más relevantes de la tecnología, es la autonomía comunicativa que ofrece. Es decir, las publicaciones de los ciudadanos en internet son una fuente de noticia alternativa a los medios de comunicación, no obstante el ciudadano puede controvertir las versiones “oficiales”, ya sea de las diferentes plataformas o portales de las diferentes entidades como lo pueden ser los gobiernos, medios de comunicación o grupos de poder.
Estas experiencias evidencian alternativas para mejorar el ejercicio de la democracia. Sin embargo, este impacto positivo está amenazado de diversas maneras: Grupos de interés que usan Internet para difundir las noticias falsas en las redes sociales, usar las redes sociales para atentar contra la intimidad de las personas, las empresas que usan técnicas avanzadas de inteligencia artificial para influir en los ciudadanos en los resultados electorales, etc.
Conclusión
Hoy día puede preocupar, puesto que la exposición de la vida privada en las redes sociales, portales virtuales y demás plataformas tienen consecuencias de cero privacidad a la vida personal, y esto conlleva a pasar sobre una línea muy delgada entre el derecho a la intimidad, la honra y la propia imagen y la libertad de expresión, derechos que claramente son vulnerados a diario en internet. Esto se debe a la facilidad que se ha conseguido dado a los avances tecnológicos que ofrecen para la publicación de datos e imágenes personales, incluso sin autorización de sus titulares, con lo que se abusa de la intimidad personal y familiar.
Las políticas relacionadas con términos y condiciones que proponen las redes sociales dejan en desventaja al usuario, pues a pesar de que este es el creador del contenido, transfiere el derecho de propiedad sobre la información que publica, por lo que las imágenes y los videos de su autoría ya no le pertenecen y el uso comercial o delictivo que otro pueda darles deja a la intimidad personal y familiar en manos de un tercero.
Por esto, es necesario tener claridad acerca de los usos y las prácticas sanas que deben hacer los usuarios en estas redes y conocer cómo, desde la costumbre o los instrumentos jurídicos, han sorteado en otros países los casos en los que se ha vulnerado el derecho a la intimidad y analizar la eficacia de las acciones jurídicas en un entorno virtual llamado internet.