Instrucciones para viajar
Opinión

Instrucciones para viajar

Por:
agosto 26, 2013
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Primero por el final: Prohibido dejar de viajar cuando vuelvas a casa. Así se hayan acabado las vacaciones, definitivamente y sin algún puente-paliativo en el horizonte cercano, quizá lo más importante de viajar es lo que se aprende y se trae a casa. Por eso una guía para viajar publicada en agosto es casi tan importante como haberse dado una vuelta por algún lado en julio.

Ahora sí:

1. Prohibido hacer (demasiados) planes antes de partir. Hay que tragarse el miedo y fingir ahogarse en los preparativos y despedidas y estar cuadrando las onces con las amigas de la universidad y la última cerveza con quien esperas que no te olvide durante el viaje como para ponerte a mirar qué hacer, qué pensar, qué saber sobre tu próximo destino, ya lo averiguarás. Ve a bailar.

2. Compra una buena guía y mírala por primera vez en el avión de ida, ojalá no vuelva a ser necesaria. Averigua lo básico de la historia y revisa en las últimas páginas los mínimos del idioma, si no lo hablas. Clave poder saludar, despedirse, decir por favor y dar las gracias —con la mejor pronunciación posible, si es en otro idioma—.

3. Encuentra un buen libro cuya trama se desarrolle en tu destino y léelo en las noches para ir en los días a los mismos cafés que los personajes. Qué importa si tiene 400 páginas y te quedas dormido siempre que lees cinco. Olvídate de los detalles anteriores y simplemente asegúrate de tener un buen libro a la mano que te guste, que te haga reír y llorar, que te acompañe.

4. Investiga. Mantén los ojos abiertos y descubre qué hay que ver, qué hay que hacer (escoge las que te interesan). Ve a todas partes caminando o en bus, de forma tal que se pueda ver por la ventana. Siéntate en la ventana. Piérdete y encuéntrate y ve a los lugares comunes como por casualidad, en momentos poco convencionales. Evita el look 100% turista pero no dejes de tomar fotos.

5. Borges dice que hay que ir a los mercados, para ver como viven los vivos, y a los cementerios, para ver como cuidan a sus muertos. Nunca contradigas a Borges. Los mercados de calle son los mejores, pero las supertiendas son también fascinantes. Los cementerios me gustan menos, lo admito, pero no me pierdo las iglesias (o a los bancos o cortes o castillos, los museos. Los lugares de culto, los lugares de tu culto).

Yo agregaría obligatoriamente a los mercados y los cementerios, las tiendas de libros y de discos. Compra música de alguien que no conozcas.

6. Evita los comercios de turistas. Come en puestos callejeros, en pastelerías de barrio y en restaurantes locales. Donde haya una fila larga de locales, hazla. Compra algo (un dulce, una fruta y una salsa) que no se consiga en tu país y cómetelo.

7. Camina, camina, camina. Deja que la ciudad se muestre. Camina por ahí sin buscar nada pero encontrándolo todo. Revisa de vez en cuando el mapa, pero piérdete y encuéntrate y ríete cuando un par de días después descubras que estuviste perdida a dos cuadras de casa y alégrate de que ya sabes dónde estás. Encuentra un nuevo lugar para perderte. Deja que la ciudad se muestre, sin acosarla. Deja que sea fea de a ratos, linda en otros, antigua, moderna, intimidante e invitadora. Deja que sea tu mejor amiga (las mejores amigas también son cansonas a ratos, ten paciencia).

8. Ten siempre un saco a la mano. Duerme.

9. Detente en un parque y tómate un café en una banca. Quédate quieto y mira a la gente pasar. Habla con la gente. Atrévete a hacer un amigo. Conversa, no seas prevenida/o, pero sin ser inocente.

10. Vuelve a los lugares que te gustan y, poco a poco, hazte dueño del lugar. Cuando estés agobiado, vuelve a un lugar que te gusta. Cómete una hamburguesa.

11. Vete de fiesta y devuélvete en transporte público nocturno, por terrible que sea, así sea una vez.

12. Despierta. Luego de un tiempo considérate local. Saluda al panadero y sigue tu rutina. Si ves a un turista perdido, indícale el camino.

13. Ahora el final, que fue el principio: Cuando cambies de ciudad —la de tu origen, otra nueva, una de antes— aférrate a esa sensación de alegría, de estar maravillado, de evitar que lo cotidiano sea monótono, de sorprenderte en cada esquina y de querer comerlo/verlo/hacerlo todo. Recuerda esa sensación de estar no juzgar, de estar aprendiendo, de tratar de entender lo que pasa a tu alrededor. Aférrate a eso y vuelve a casa así, flexible, a seguir viajando.

Beatriz Botero @bea_botero

 

 

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