El caos total se aproxima, la crisis final también. Sin embargo, más allá de las vicisitudes que deberemos afrontar, estoy convencido de que será la más estupenda oportunidad de la historia. Pero primero hay que despertar, porque el mundo duerme mortalmente anestesiado en su estupidez.
Por otra parte, en esta época de confusión muchos van a experimentar, poco a poco, un vacío, una sed insaciable. Incluyo en esa sed, los deseos de pelearse los unos contra los otros, en últimas: violencia orquestada por un liderazgo psicópata.
Ya he dicho que estamos atravesando un periodo de terrible turbulencia. Los poderosos de este mundo saben que cada persona buscará satisfacer de cualquier manera esa especie de agujero negro que se instauró en la criatura humana: es la sed de Infinito presente en el corazón humano. A propósito de esta información les tengo dos noticias. Una buena y la otra mala.
La mala: nada entre lo habido y por haber en este mundo calma esa sed ni llena ese vacío. Por ejemplo: imaginen ustedes el mejor equipo de fútbol del mundo. Aunque cada año ganara los títulos más codiciados del planeta, su fanaticada guardará la expectativa de seguir ganando todo, y no habrá título que los satisfaga. O el hombre que ha disfrutado cien mil orgasmos… ni un millón de orgasmos serán suficientes: todo orgasmo genera más ansias de sensaciones nuevas y truculentas.
| También le puede interesar: [Instrucciones para sobrevivir al caos total] Capítulo 2: prohibido victimizarse
La avaricia del multimillonario es igualmente insaciable. El político poderoso tampoco se conforma con nada. Su sed es tal que quisiera todo el mundo a sus pies, y una vez todo el mundo a sus pies, tal vez anhele que el universo entero lo adore como si fuera un dios. El ego es un monstruo insatisfecho, frustrado e infeliz. Consideren también el esclavo de las redes sociales que mendiga un like de sus seguidores: ni un millón de likes serán suficientes: se volvió un adicto de la aprobación ajena.
En este sentido, las depresiones y ansiedades de los famosos suelen terminar en tragedia. La fama y el prestigio son ataduras, y a la postre las estrellas terminan estrellándose contra el mismo mundo que los encumbró. En cambio, comprueben y verán que los humildes y sencillos son los más felices de este planeta. Estos no tienen ninguna expectativa: disculpen la redundancia, pero carecen de carencias.
Por otra parte, cuando la criatura humana empieza a despertar, va descubriendo el aterrador agujero negro que le carcome el alma. En consecuencia, sobreviene la frustración, muchas veces la desesperación… No obstante, el despertar a esta realidad permite encarar el problema hasta alcanzar la verdadera liberación. La noticia buena es que toda carencia y todo vacío y todo monstruo insaciable y todo agujero negro puede no solo ser aniquilado, sino también ser llenado de luz.
A mí no me gusta dar fórmulas sencillas y a pedir de boca del lector. El lector ha de trabajar y esforzarse. Aten los cabos, porque en mis publicaciones he dado muchas pistas. Pero el fondo es este: debe ser iluminado. El primer paso ya lo enuncié: despertar. Recuerden que ningún maestro iluminado (Buda, Yogananda, Vivekananda, Krisnamurti, Osho…) puede iluminar a otro ser humano. Solo la Luz verdadera es la que ilumina al hombre. Busquen esa Luz y síganla.