Gracias Mariana por darnos tanto. Eres la deportista olímpica más grande de la historia. Pero debo decirte la verdad: hay ciertas cosas que no soporto de ti. Una de esas es tu uribismo evidente. Sabemos que tu hermano salió a negar a los del No en el Referendo cuando afirmaban que eras uribista, porque hicieron un montaje que una nota tuya diciendo que apoyabas el referendo. Muy bien que hayan frenados las noticias falsas que exhala el uribismo.
Yo no tengo mucha idea de escribir, por eso quiero compartir un regaño que le pegó un escritor colombiano radicado en París de nombre Ricardo Abdallah que tuvo mejores palabras que yo. Por cierto estoy de acuerdo y mucho, con el regaño que le acaba de pegar a Santos por reducir, de manera descarada, el presupuesto del deporte nacional.
El silencio de Mariana
En las últimas noticias el padre de Mariana Pajón está molesto porque los promotores del NO al plebiscito para validar los acuerdos de La Habana manipularon una imagen de la deportista para hacer creer que ella los apoyaba. Uno comprende la rabia, a nadie le gusta que lo asocien con esa caterva de camanduleros y simpatizantes de la mano dura que tienen tan poca simpatía que hasta se hacen chiflar en los centros comerciales. Esa gente da miedo, pero también la frase de don papá no es menos aterradora “Mariana” dice “No pertenece a ninguna campaña ni partido político”.
Entre líneas: A Mariana no le gusta que la asocien con el NO pero tampoco tiene el coraje de invitar a los colombianos a votar por el SÍ
No hay manera de conocer las razones de esa apatía por conveniencia. Puede que no quiera molestar a sus patrocinadores, que hasta haya una cláusula de algún contrato que le impide opinar sobre temas políticos. Eso es grave para ella, porque aunque no perdería sus medallas ni su reconocimiento internacional, se le embolatarían las ganancias derivadas de su nombre-marca. Por supuesto, uno no va a arriesgar los millones de los años de venir por aportar su granito de arena a la paz de un país que la aclama y la adora. ¿Cincuenta años más de guerra? ¿Doscientos mil muertos más? ¿Otra generación que verá como el presupuesto que debería irse en educación y deporte se gasta en balas? Poco importa. Es mejor ser prudente, es mejor no molestar a nadie.
Es mejor esa cobardía estratégica, los que se quedan con la boca callada ganan con el sí y con el no no pierden tanto. Los muertos los ponen otros.
Por supuesto Mariana no es la única que prefiere el silencio cómodo que es tan parecido al silencio cómplice. A tres semanas del día en que Colombia va a decidir si toma el camino de un acuerdo de paz imperfecto para construir un futuro, me cuesta trabajo ver que hay personas que no toman posición, que así estén a favor de los acuerdos se escudan en el secreto del voto para garantizarse que si las fuerzas oscuras que quieren lanzarnos de nuevo a la guerra ganan su apuesta, podrán salir a decir que no, que ellos nunca quisieron la paz y reclamar su parte.
¿Es ética la neutralidad en el momento que vivimos?
Voy a decirlo así: prefiero a los uribistas que a los que no dan la cara. Los primeros son el tipo de personas que nos sumergieron en la violencia, los segundos los que miraron para otro lado y permitieron que continuara. Esos me dan una lástima que, cuando se trata de personajes públicos que creen que el país es una bandera en un podio y no una construcción en la que también hay que poner su parte, se transforma en un profundo desprecio.