Lúdica, estimulante y a la vez caótica es la experiencia en el festival. Caótica en la medida que hay una infinidad de buenas propuestas y no se sabe a cual ir porque en cuanto a la organización, ¡10 puntos!. Una invitación que hace alucinar. ¡Se enaltece la inclusión! en la medida en que todas las funciones son gratuitas. Pero sobretodo es una oda a la imagen, al mundo de posibilidades que está encierra. Es a través de esta herramienta que se trasmite una reflexión, una critica, una idea y una palabra porque la capacidad de este lenguaje es inmensa.
Capacidad que se refleja genuinamente en Jauja. En la majestuosidad del teatro Heredia y por la competencia de ficción del festival, se presentó esta película dirigida por Lisandro Alonso (Argentino). En ella se plantean una serie de pensamientos enigmáticos que retan la paciencia del espectador. Tomas muy largas y un formato de imagen cercano al cine de antaño, ello permite contemplar una fotografía sublime, verdaderas obras de arte. En esta medida la naturaleza, como co-protagonista, permanece implacable y trasmite los estados de animo, la secuencia misma de la historia y una belleza armónica. Un final deslumbrante hace que el espectador, ansioso por respuestas, ate algunos cabos. A pesar de esto, los interrogantes permanecen abiertos y la reflexión continua. Tal vez el ejercicio no está en generar certezas sino en crear nuevas preguntas. Una tremenda actuación del Danés Viggo Mortensen que potencia la propuesta del director.
Pero también, y sobre todo porque es lo que permanece, Jauja acude a la experiencia del espectador en una inmersión a los contenidos más profundos de la psique, de los sueños y de los elementos colectivos que componen la complejidad de nuestras ideas. En cuanto a la historia, los invito a verla.