El profesor Darío Henao Restrepo es decano de la Facultad de Humanidades, fundador de la línea del doctorado en Humanidades ‘Historia, Sociedades y Culturas Afro-Latinoamericanas’, director del Grupo de Investigación Narrativa Colombiana y Latinoamericana, del Centro Virtual Isaacs, y del Periódico Cultural La Palabra. En esta entrevista hablamos sobre el nacimiento del 1 de mayo como día para conmemorar a los trabajadores; nos comparte su experiencia en el movimiento obrero y sindical, y nos informa sobre el origen de estos movimientos en el país.
El orígen de la conmemoración a los trabajadores
La lucha de los trabajadores por reducir la jornada laboral es muy notoria con la revolución industrial del siglo XVIII, cuando niños, mujeres y hombres tenían que trabajar 16 horas si querían ganarse el pan.
La expresión de esta lucha en Estados Unidos fue el reclamo de los tres ochos: “ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de sueño”. En Chicago, trabajadores de diferentes sectores de la producción se dieron cita en una plaza pública el 1 de mayo de 1886 para hacer este reclamo. La protesta fue reprimida violentamente por la fuerza pública, pero en vez de lograr disolver la protesta, ésta se extendió varios días.
He aquí el origen del 1 de mayo como conmemoración del día internacional de los trabajadores. Irónicamente, en Estados Unidos no se celebra.
Darío Henao Restrepo: Intelectual del movimiento obrero y sindical
En su interés por la literatura desde temprana edad, le atrajo el pensamiento de izquierda, siendo Mao Tse-Tung quien más influyó en su formación intelectual y política de juventud. Bajo tal influjo, inició su participación en las luchas obreras y sindicales cuando en la década del 70’ ingresó a estudiar en la Universidad del Valle.
Primero, junto a otros compañeros formó parte de las huelgas de los trabajadores de los servicios públicos, del sector industrial en Cali, y del movimiento cañero de Palmira. En la década del 80’ se vinculó al movimiento obrero de la Costa Atlántica. Allí trabajó con los trabajadores de los puertos y los ferroviarios
Luego, no solo hacía presencia en las huelgas, sino que con la formación política y académica alcanzada, desempeñó un papel desde la praxis pedagógica: enseñó a leer a trabajadores y brindó clases de historia política y económica. También ayudó elaborando estudios técnicos en temas organizativos y económicos.
De esta manera, que era, señala, lo típico que se hacía para ayudar a la formación política de los trabajadores, se esperaba aportar a organizar mejor a los trabajadores y, así, al movimiento obrero y sindical.
Eso no fue todo. El profesor Dario también se desempeñó como escritor de materiales, boletines y panfletos en los que se informaba la situación de la lucha y asuntos políticos, económicos y culturales de la ciudad y el país.
Su experiencia en Brasil
Habiendo participado de las luchas de los trabajadores en Colombia, no fue raro que al llegar a Brasil en 1984 se interesara en conocer su movimiento obrero. Allí hizo amigos vinculados con el sindicato de los químicos y metalmecánica de Sao Paulo y participó de diferentes concentraciones y eventos académicos del movimientos.
En dicho Estado, tuvo la oportunidad de conversar con Luiz Inácio Lula da Silva, quien en ese momento estaba en ascenso en la política de Brasil.
A diferencia del movimiento obrero colombiano, el brasilero es grande. La Confederación Obrera Brasileña tiene aproximadamente 35 millones de afiliados, y está bajo el control del Partido Laborista. Con tal apoyo, el partido de Lula logra que sus diputados, senadores y representantes federales sean elegidos en todo el país .
Por eso, el profesor Darío considera que “quizá una de las debilidades que tiene el proceso de cambio de izquierda en Colombia es que no tenemos partidos de izquierda ni un movimiento obrero tan consolidado como el de Brasil. Eso es una dificultad propia del desarrollo de cada país, son características particulares que pesan en la lucha política.”
Origen del movimiento obrero y sindical en Colombia
En Colombia las protestas de este nuevo tipo de trabajador, el asalariado, quien para sobrevivir debía vender su tiempo y mano de obra por un salario, inició en las últimas décadas del siglo XIX. Estas huelgas las realizaron los trabajadores del Ferrocarril del Pacífico (1878), del canal de Panamá (1884) y del tranvía en Bogotá (1895).
Pero el movimiento obrero tomó solidez desde la década del 20’ del siglo XX, con la aparición de las primeras grandes industrias como la Tropical Oil, la United Fruit Company, de industrias nacionales como Coltejer, Coltabaco, Fabricato, y de las empresas públicas del país.
Este proceso de industrialización del país se extendió hasta la década del 60’, y dió origen a amplios sectores obreros, populares y clases medias. También influyó en los procesos migratorios del campo hacia la ciudad. Colombia era un país que durante el inició de ese intenso proceso de industrialización, aproximadamente el 70% de la población vivía en el campo. Para la década del 70, la mayoría de los colombianos vivían en las zonas urbanas.
El movimiento obrero y sindical hoy
A partir de la década del 70’, Colombia experimentó un notable proceso de desindustrialización. Sin embargo, a causa de la violencia y el hambre, la migración de los habitantes del campo a las zonas urbanas no se detuvo. Pero la esperanza de conseguir un empleo formal en las ciudades fue desapareciendo con el cierre de las industrias.
La esperanza no fue lo único que sufrió daño por la desindustrialización. El movimiento obrero y los sindicatos se debilitaron y el número de afiliados fue disminuyendo con el tiempo, pues en la actualidad el empleo informal es lo que predomina en el país. Es decir, la industrialización y el empleo formal son requisitos para construir un movimiento obrero y sindicatos fuertes.
Hoy en día, se puede afirmar, los sindicatos que tienen algún peso en el país son los de trabajadores de empresas del Estado de servicios públicos, sindicatos de mestros, del sector salud, de la industria petrolera y los sobrevivientes de algunos bancos.
Partidos políticos y sindicalismo
Para la década del 20’ el movimiento obrero tenía carácter independiente, espíritu crítico. Pero los políticos y las élites decidieron que el poder de ese movimiento debía estar bajo su control para que no resultara incómodo a sus intereses políticos y económicos.
Por ello, los sindicatos fundados legalmente en la década del 30’ y 40’ estuvieron bajo la influencia de los partidos. Así, la UTC (Unión de Trabajadores de Colombia) bajo el control del Partido Conservador y la iglesia católica. La CTC (Confederación de Trabajadores de Colombia), influenciada por el Partido Liberal. Y el Partido Comunista tuvo bajo su poder a la CSTC (Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia) .
Más tarde, la ANAPO (movimiento y partido político fundado por Gustavo Rojas Pinilla) extendió sus tentáculos hacia diferentes sectores de la sociedad colombiana y de los sindicatos del país.
Entonces, el control de los sindicatos se volvió una cosa de interés para todas las fuerzas políticas. Comúnmente, los políticos tuvieron el control de las oficinas del trabajo y de las centrales patronales.
El control también ha sido ideológico, especialmente por parte de la iglesia. Hasta la década del 60’ no era raro que los curas llegaran a las casas de los trabajadores a hablar con las esposas para incentivarlas a que alejaran a sus esposos del movimiento obrero y los sindicatos.
La influencia y control de los partidos no ha sido beneficiosa para los sindicatos. Lograron que muchos dirigentes sindicales se apartaran de las luchas de los trabajadores o los corrompían para que vendieran los pliegos de peticiones.
Hoy en día, los sindicatos de los trabajadores del Estado suelen ser independientes y tienen un papel clave en la defensa de los derechos de los trabajadores.
El papel de los sindicatos
Los sindicatos juegan un papel muy importante. Ellos nacen de la organización de los trabajadores para defenderse de los abusos de los patrones, defender el trabajo mismo, derechos laborales, hacer cumplir los pactos entre los trabajadores y los empleadores, defienden que el trabajo sea regulado por leyes y normas, y buscan ayudas para asuntos como salud, educación, vivienda.
A los patrones y a mucha gente no les gusta lo que en ciertos momentos los sindicatos consiguen, les parece excesivo. Esta gente considera nocivos los sindicatos porque exigen que se cumplan ciertos estándares de dignidad. Entonces desprestigian a los sindicatos y afirman que las empresas no funcionan por ellos.
Pero los sindicatos son la única alternativa y la única posibilidad para que los trabajadores consigan un trato justo y beneficios, para que se respeten los acuerdos, para que haya presión y los patrones accedan a negociar con los trabajadores.