Bergman murió en Faro, la isla en el Báltico que convirtió en su hogar y en su lugar de trabajo. Ahí, entre ese clima polar, escribió la mayoría de sus guiones y filmó joyas imperecederas como Persona o A través de un vidrio oscuro. Lo hizo en el 2007 a sus 89 años, en plenas facultades mentales así hubiera abandonado el cine en 1983 con esa maravilla que es Fanny y Alexander. Sin embargo siguió trabajando para la televisión sueca, con toda la libertad que puede caracterizar a un creador de su tamaño. Entre las obras que hizo en ese último periodo está Secretos de un matrimonio, la durísima historia de Marianne y Johan –protagonizado por Liv Ullman y Earland Josephson, una pareja de intelectuales que no pueden soportar el peso de diez años de matrimonio y estallan en seis episodios, todos con el desgarrado sello bergmaniano.
Casi cuatro décadas después HBO sacó al aire una adaptación protagonizada por Jessica Charstain y Oscar Isaac que no sólo busca emocionarnos hasta la lágrimas sino romper con la estructura clásica de las series de televisión. Uno de los grandes planteamientos de Bergman, como de tantos otros maestros del cine, es hacer una película dentro de una película, que cada una de sus películas sea una teoría sobre el arte de hacer películas. Por eso al principio de los dos episodios que hasta ahora llevamos de esta nueva versión, vemos como los actores entran al set, los maquillan y los preparan. Un riesgo que asume una serie durísima, con diálogos muy largos y cuyos dos portentos actorales deben soportar en su totalidad el peso de la fuerza narrativa.
Es un fresco de la dureza del matrimonio, sus conflictos, infidelidades y crueldades, una de esas maravillas por las que se está posicionando, con más fuerza que Star, HBO Max.