En el año 2021, durante el Estallido Social un número muy importante de personas colombianas en Alemania nos congregamos para denunciar la violencia estatal contra líderes sociales, estudiantes, sindicalistas, indígenas, afrocolombianos, mujeres, y cualquiera que mostrara su inconformidad con la violencia social, económica y política en país.
Alrededor de la bandera de Colombia y de otros símbolos como el himno, la bandera de la guardia indígena, y la Wiphala, la diáspora colombiana buscaba por un lado que el mundo pusiera sus ojos en Colombia, pero también enviaba un mensaje de apoyo a los connacionales. En Alemania la bandera de Colombia fue pintada en la calle, en muros, puesta en las ventanas de muchas casas, veces acompañada con la frase “nos están matando”.
Alemania es uno de los centros del capitalismo, es un país altamente industrializado y enriquecido, pero también, o como producto de su condición de centro, es el destino de comunidades que han padecido de una otra forma los efectos de la expansión de la modernidad capitalista en relación a los conflictos territoriales, raciales, religiosos y étnicos que el imperialismo ha generado. Esos factores hacen que en Alemania se repliquen muchos de los conflictos civiles, militares, religiosos, étnicos, políticos que hay actualmente en el mundo.
Mucha gente viene a Alemania huyendo de la guerra, de la persecución, de la pobreza, de los desastres naturales, de la muerte, etc. Al llegar al país traen consigo sus historias de vida, sus talentos, experiencias y dolores, pero también traen sus intereses políticos en relación a sus lugares de origen propio o familiar, y esos intereses se expresan en los escenarios públicos en forma de organizaciones, manifestaciones, marchas, plantones, fiestas conciertos, etc.
En Berlín, la capital alemana, todos los días hay manifestaciones de todo tipo de grupos quienes usan la calle, las plazas y los parques para expresar su inconformidad con algún hecho social o político. Todo el mundo en Alemania, incluyendo a grupos de extrema derecha y fascistas, pueden salir a manifestar en las calles, incluso, en el caso de los neonazis, usando símbolos que están prohibidos por la constitución.
En ese contexto cabe preguntarse cuál es la intensión del mensaje que envía el gobierno alemán cuando decide prohibir manifestaciones de personas, en su mayoría mujeres, adolescentes o gente muy joven, clamando que se acabe el bombardeo y el cerco que han construido los gobiernos de Israel hacia Palestina y su población. Según el gobierno germano, las congregaciones a favor de Palestina, la exposición de la bandera y el uso del keffiyeh (bufanda blanca con rayas negras) son expresiones de apoyo al terrorismo de Hamas, pero, ¿por qué la necesidad de asimilar Palestina y Hamás?, ¿por qué el gobierno alemán se niega a reconocer la posición de la Autoridad Palestina, así como una parte muy significa de la población que rechaza las posturas ideológicas, religiosas y las acciones de terror de Hamás?
En la Franja de Gaza hay una guerra, y es una guerra cuestionada por las Naciones Unidas y organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch por ser extremadamente desproporcional en donde el Estado de Israel con uno de los ejércitos y tecnologías militares más poderosas del mundo, castiga a la población palestina por las acciones de un grupo terrorista.
En ambos bandos de esa guerra está muriendo gente, de un lado más que del otro, y la postura de Alemania señala que unos muertos duelen más que otros. Por eso mientras la bandera de Palestina está prohibida y quienes la parten son retenidos, la de Israel es hondeada en casi todas instituciones de gobierno y muchos de la sociedad civil. Señalar que la posición de Alemania es solamente resultado de la responsabilidad histórica incuestionable por la Shoa (El holocausto contra el pueblo judío), es ver solo una parte del cuadro y desconocer que Alemania tiene intereses geopolíticos que le llevan a hacer frente incondicional con los gobiernos de Israel, así esto implique apoyar y legitimar sectores represivos, ultraconservadores, y antidemocráticos como los del actual ministro Netanyahu y auspiciar sus políticas de ocupación ilegal en Cisjordania.
La decisión del gobierno alemán de señalar a la diáspora palestina como auspiciadora del terrorismo por hacer lo que las diásporas en el mundo hacemos a nivel simbólico cuando nos duelen nuestros países; ponernos la bandera en la espalda o en el pecho, parece un acto de ingenuidad o indolencia. Ingenuidad porque obviamente la gente va a manifestarse y la bandera es portada ahora con mayor orgullo, a la vez que tiene más potencial de movilizador y confrontativo, o es un acto de indolencia que busca impedirles a los palestinos manifestar públicamente su dolor, congoja y apoyo a la gente sufriendo en Gaza. Sea cual sea la racionalidad detrás de esa decisión, las imágenes de mujeres y niños retenidos por la policía alemana reseñados como terroristas por portar una “tela” color verde, blanco y rojo” no ayudará a desescalar esa guerra que cada día tiene más eco en las calles de Berlín.