Ingenuidad
Opinión

Ingenuidad

En el editorial de un importante periódico regional nos cayó, al grupo con el que hago política y a mí, un señalamiento que es francamente sorprendente

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julio 31, 2016
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Nada se parece tanto a la ingenuidad como el atrevimiento.
Oscar Wilde

Cuando uno se dedica a la política y alcanza algún grado de reconocimiento, ya sea entre un grupo  relacionado con temas concretos o bien con el público en general, se acostumbra a ser tildado, señalado o llamado de muchas maneras.  En no pocas ocasiones los términos utilizados por los opinadores, críticos y “seguidores” son despectivos y groseros.  Las redes sociales acortaron la distancia entre los ciudadanos y los políticos y lo que antes podría ser una carta manuscrita cada tantos meses o el eventual grito callejero, hoy es un torrente de “Me gusta”, mensajes, comentarios y retweets minuto a minuto.

"Mamerto", "facho", "mentiroso", "demagogo", "neoliberal", "marica", "perro" son algunos de los apellidos que nos cuelgan a quienes ejercemos la función pública, hacemos campaña política o simplemente compartimos opiniones de manera abierta.  Obvio, no todas los comentarios son negativos y en muchos casos las personas expresan disenso de manera respetuosa; nos reconocen algún hecho o rasgo positivo; nos invitan a avanzar en proyectos generales; nos hacen sugerencias respetuosas y, como no, nos postulan o eligen para cargos y dignidades de manera anticipada.

Esta semana no obstante y nada menos que en el editorial de un importante periódico regional nos cayó, al grupo con el que hago política y a mí, un señalamiento que es francamente sorprendente.   En el contexto de una discusión sobre las finanzas del Departamento de Antioquia y la aplicación de la Ley 617 de 2000, y luego de que en el cuerpo del editorial se reconociera la veracidad de los argumentos con los que explicábamos los resultados fiscales del año 2015 y con los que responsabilizábamos a la actual administración departamental de una jugada tramposa, el editorial nos señala de  ampararnos en “ingenuidades de recién llegados a la política”.

 

“Ingenuidades de recién llegados a la política”.  Así como lo leen.
Después de 17 años en la actividad pública; luego de ganar dos alcaldías de Medellín,
y liderar la transformación de la ciudad

 “Ingenuidades de recién llegados a la política”.  Así como lo leen.  Después de 17 años en la actividad pública; luego de ganar dos alcaldías de Medellín, varias curules en el Concejo y liderar una transformación profunda que ha permitido a la ciudad y a sus ciudadanos pasar del miedo a la esperanza;  Después de ganar la Gobernación de Antioquia con cerca de un millón de votos y de trabajar en los 125 municipios en procesos de educación, ciencia, tecnología, innovación, reparación integral de víctimas, prevención de la violencia, infraestructura, construcción de paz y salud, entre otros, nuestro accionar es tildado de ingenuo.

¡Piropo! ¡Piropazo! En un entorno político de viejos caciques retrecheros; de partidos cuestionados y deslegitimados; de clientelismo rampante y destructor; de una corrupción endémica que profundiza la inequidad y la desesperanza y de unos gobiernos que hacen de la mentira, la trampa y el engaño su herramienta principal,  es un orgullo, sin duda, que el término con el que te definan sea “ingenuidad de recién llegado a la política”.

Ingenuo tiene que ser aquel que, como nosotros, piense que en este ambiente político y con los antecedentes de nuestra historia se puede ganar elecciones y gobernar sin comprar votos, sin prometer puestos y sin negociar contratos. Ingenuo tiene que ser aquel que deja la academia, la empresa privada, el sector social y las artes plásticas para construir un movimiento cívico y ciudadano para   enfrentarse a los grandes partidos que han monopolizado el poder.  Ingenuo el que piense que desde el Estado, con la ley y por medio de la palabra, la acción y la coherencia se puede transformar la vida de las personas y de las comunidades.

Anoche, después del triunfo del Nacional y con una tormenta de luces y explosiones de fondo, disfruté el discurso de un afrodescendiente canoso e inspirado que decía sin sonrojarse frases como: “La América que conozco está llena de coraje, optimismo e ingenio. La América que conozco es decente y generosa. [...]Estados Unidos nunca ha sido sobre lo que una persona dice que puede hacer por nosotros. Siempre ha sido sobre lo que podemos lograr juntos, a través del arduo, lento y a veces frustrante, pero últimamente perdurable obra del gobierno autónomo.” Ingenuo.

Diecisiete años después de la primera “volanteada” en el Parque de Bolívar de Medellín confesamos que, a pesar de habernos hecho contar en elecciones locales, regionales y nacionales y de gobernar Medellín y Antioquia, seguimos siendo los ingenuos primerizos que soñamos con cambiar nuestro país  con educación y oportunidades.  Nos encantaría que más ingenuos lleguen y se la jueguen por transformar la manera de hacer política y, con ella, el país.

 

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