Las facultades de ingeniería en Colombia deberían proponerse capacitar al estudiantado con docentes que en cuya trayectoria profesional demuestren que han participado directamente en la construcción de macroproyectos en las disciplinas civiles, mecánicas, eléctricas, electromecánicas, etc.
Si revisáramos los equipos académicos en las universidades se podría detectar la composición de una importante mayoría de magísteres y doctores poseedores de innumerables conocimientos técnico-teóricos, pero con poca o casi ninguna experiencia en actividades en los sitios donde se realizan los proyectos.
Al no contar con estas experiencias en las etapas de construcción y montajes, las cuales son exclusivamente adquiridas a través de residencias, gerencias e interventorías, difícilmente podrán transmitir al estudiantado los conocimientos prácticos que permitan ejecutar exitosamente los controles de calidad durante las etapas de diseño, suministros y materialización de las obras.
Adicionalmente, a pesar de ser requerimientos específicamente estipulados en los términos de referencia de licitaciones y concursos, es muy frecuente encontrar al frente de las obras ingenieros con escasa experiencia en el desarrollo de proyectos similares bajo su responsabilidad.
Paradójicamente, en Colombia y otros países latinoamericanos los ingenieros poseedores de muchos años de experiencia son descartados ya que las empresas contratistas los consideran no aptos por cuestión de edad para ocupar las vacantes ofrecidas para dirigir y gerenciar.
Se podría pensar y solicitar que las facultades de ingeniería revisen el pensum universitario en lo referente a las materias directamente relacionadas con la construcción y montajes, y además exigir a las empresas de ingeniería y construcción el cumplimiento de los requerimientos al asignar los profesionales responsables de la dirección, para que se puedan cumplir los objetivos de calidad, económicos y programación estipulados en las especificaciones técnicas, elaboradas para conseguir los niveles de excelencia al que estamos obligados los ingenieros, al entregar a nuestros clientes las infraestructuras debidamente terminadas y que nos han encomendado.