Hace tres años, según lo señala la ley, dos magistrados del Consejo Superior de la Judicatura, Julia Ema Garzón y Pedro Sanabria, han debido entregar sus cargos. Pero ahí siguen tan campantes como Johnny Walker. Según informe publicado el pasado 28 de julio por el diario El Tiempo, “Una demanda ante el Tribunal de Cundinamarca es el nuevo recurso al que se acude para tratar de sacar de la Sala Disciplinaria de la Judicatura a dos magistrados, Julia Ema Garzón y Pedro Sanabria, que hace años debieron haber salido de sus cargos.”
¿Y qué les atrae a estos dos magistrados para atornillarse indefinidamente en sus puestos? Que cada uno de sus siete recibe cada mes 32,7 millones de pesos de sueldo, además de todas las gabelas que da el estatus de magistrado en Colombia, el mismo de los congresistas. ¿Y cómo logran los dos todopoderosos magistrados mantenerse? Muy sencillo: la inmensa mayoría de los magistrados que los pueden sacar tienen que declarase impedidos porque tienen investigaciones disciplinarias, precisamente en la Sala en la que Garzón, pero sobre todo Sanabria, son considerados todopoderosos.
La inmensa mayoría de los magistrados que los pueden sacar
tienen que declarase impedidos porque tienen investigaciones disciplinarias,
en la Sala en que Garzón y Sanabria, son todopoderosos
Según El Tiempo, “Varias veces desde estas líneas se ha abordado el exabrupto que para la justicia resulta que el juez de sus jueces y abogados en materia disciplinaria sea una Sala que debió desaparecer al menos hace tres años, pero que por cuenta de fallos polémicos y no pocos intereses políticos sigue viva, y rentando… No importa que no sean, precisamente, los juristas más brillantes del país, ni tampoco los muchos peros que ha tenido su gestión en esta década larga... Por cuenta de la demora en la Judicatura, ellos siguen en sus cargos. Conseguir información de la Sala Disciplinaria, además, es una odisea. Su oficina de Prensa niega, por una supuesta reserva que no está en la ley, hasta los datos más irrelevantes, como si la transparencia en todas las actuaciones de la justicia no fuera no solo un mandato legal, sino moral.”
En agosto del 2016, el portal de Los Irreverentes señalaba, “Como un gatico que resiste a caer de una butaca, se encuentra la magistrada Garzón que se posesionó el 20 de agosto de 2008 para un periodo de 8 años. Así las cosas, la señora debe salir del cargo en los próximos días por cumplimiento de su periodo. El Portal llamaron a preguntarle por qué, a punto de cumplir los 8 años como magistrada, ella ha anunciado que seguirá despachando como juez disciplinaria de la rama jurisdiccional. Su respuesta resulta estrambótica: como aún no se han designado a las personas que deben integrar la recientemente creada “Comisión Nacional de Disciplina Judicial”, ella alega que debe “permanecer indefinidamente en la judicatura porque no puedo cometer el delito de abandonar mi cargo”, aseguró la cuestionada y polémica magistrada. A punta de argucias y de enredos, muy de su estilo, la doctora Garzón raspará la olla quién sabe cuántos días más y, lo peor de todo, es que la sociedad sale a deberle pues ella quiere hacer creer que está prestándole un servicio a la Patria. Urge que a quienes les corresponda, tramiten rápidamente la elección de los magistrados que deberán reemplazar a Julia Ema Garzón, mujer que en los últimos 8 años envileció y enlodó el nombre de la justicia colombiana.”
Finalizando el 2011 la magistrada Garzón ya había nombrado más de veinte magistrados auxiliares durante su paso por la institución. Por ahí cerca está Pedro Alonso Sanabria, ahora magistrado y antes politiquero de Boyacá grabado mientras le expresaba su melosa gratitud al hombre fuerte de DMG "por todo el apoyo que me ha brindado". Ese año, la revista Semana calculó que las pensiones sinvergüenzas impulsadas por magistrados del Consejo de la Judicatura les habían costado a los contribuyentes la no despreciable cifra de 140.000 millones de pesos. Hoy esta cifra debe rondar los 500.000 millones de pesos.
Con razón a esta corte se le ha designado el Consejo Superior de la Sirvengüenzura.