La Institución Educativa Ernestina Pantoja lleva 32 años brindando educación y cultura a la niñez y juventud de Tamalameque. Desde sus inicios se convirtió en una alternativa para los educandos y padres de familias que no veían la modalidad agropecuaria como una opción para impartir educación a sus hijos y que buscaban una alternativa de seguridad y cercanía al centro poblado; ya que la modalidad de la otra institución es agropecuaria y se ubica a la entrada del pueblo a orillas de la carretera nacional.
Desde sus inicios esta institución educativa no ha contado con sede propia. De hecho, ha funcionado en un caserón de vieja data, donde sus improvisadas aulas no son idóneas. Además, carece de espacios deportivos y recreativos, laboratorios (física, química e idiomas), biblioteca y tecnología. Así mismo, sus baterías sanitarias son precarias. Todo esto imposibilita impartir un proceso de enseñanza y aprendizaje bajo los estándares de calidad, pero pese a ello sus directivos, docentes y estudiantes realizan un esfuerzo sobrehumano para que la educación impartida tenga las bases mínimas para cimentar un conocimiento que pueda estructurar al educando hacía su camino a la educación superior.
Año tras año, dirigentes y políticos ilusionan a su comunidad educativa con la construcción de una sede propia, idónea y moderna que permita catapultar a la institución educativa a brindar una educación de calidad y convertirse en modelo educativo en el municipio y departamento. Son muchos los candidatos, congresistas, gobernadores, diputados y alcaldes que han prometido esta obra, pero que al final fallan, apoderando la desesperanza y el miedo a desaparecer a toda la familia educativa.
Los gobernantes actuales, tanto departamentales como municipal, alimentaron la esperanza e ilusión de ver esta magna obra hecha realidad y cesar la horrible noche. Infortunadamente, y de manera impensada, cuando la Gobernación del Cesar hace oficial el Plan de Infraestructura Educativa se derrumba el sueño y se oscurece el camino, toda vez que la institución beneficiada con las mejoras locativas es la I. E. Agropecuaria con una inversión de $11.767.
Como tamalamequero y egresado del ITA celebro esta inversión, pero así mismo cuestiono la forma en que la I. E. Ernestina Pantoja fue abandonada a su suerte, segregada y excluida de este plan y recursos, pues es la institución que más requiere de ellos. Esta necesita ser intervenida y lograr una infraestructura que garantice a sus 827 estudiantes y cuerpo docente una sede idónea que permita impartir una educación de calidad.
¿Dónde quedaron las promesas?, ¿por qué no tuvieron en cuenta al Inerpan?, ¿la idea es unificar el ITA e Inerpan en una sola sede?, ¿si se da la unificación desaparecerá el Inerpan?, ¿las modalidades agropecuarias y comercial continuarán o desaparecerá una?, ¿la planta docente se verá afectada reduciéndola? Estos son interrogantes que rondan en el pensamiento de los tamalamequeros.
Pero la oficialidad guarda silencio, demostrando la forma inquisitoria como se gobierna y toma decisiones, donde el pueblo y la comunidad no participan y los recursos se invierten sin priorizar las necesidades, rompiendo con la democracia participativa que busca incluir a los ciudadanos en procesos deliberativos y decisionales que permitan garantizar la eficacia, eficiencia y transparencia de la gestión pública.
Dios permita que la Institución Educativa Ernestina Pantoja subsista ante esta embestida de olvido y abandono para que el querer de centenares de padres de familia de reafirmar la seguridad de sus hijos, no exponiéndolos a los peligros del tráfico de la carretera nacional, mantenerlos dentro del centro poblado y educarlos en otra modalidad no se vea truncado.
