El país recibió una contundente cachetada con la decisión tomada por la Corte Suprema de Justicia de aceptar el principio de acuerdo realizado entre la Fiscalía y el exgobernador Lyons, que se resume en el pago de 5 años de prisión, los cuales pueden reducirse aún más por privilegios como buen comportamiento; eso si no le da alguna supuesta enfermedad que lo envíe derecho a pagar su condena en una de las fincas de la familia Lyons. Por otro lado, tendrá que devolver poco más de $4.000 millones de pesos, poco menos de la cantidad total del monto que el órgano de control ya tiene documentado y que asciende a los $8.700 millones robados durante su administración.
Una vez conocida la noticia, se podía percibir el inconformismo y el rechazo en las redes sociales por parte del pueblo colombiano al ver los beneficios que se le siguen otorgando a los ladrones de cuello blanco que se roban los recursos del país, recursos que salen bien sea de los impuestos sobrecargados a la población de clase media y baja o por las regalías generadas por la sobreexplotación de los recursos naturales. Sin embargo, a juicio personal, lo que más lastima a los colombianos es el hecho de que esos recursos fueran robados por medio de artimañas que estaban desangrando el sistema de salud del departamento, con el ya conocido Cartel de la Hemofilia que pagó más de $50.000 millones de pesos en tratamientos a pacientes falsos (eso sin sumar a nuevos carteles descubiertos recientemente como el del Sida y el Cartel del Síndrome de Down).
Lyons es el vivo retrato de los oportunistas y politiqueros tradicionales que comandan dentro de las regiones. En su caso particular es una persona que fue electa en el año 2012 con más de 320.000 con un eslogan que prometía un cambio a los malos manejos de las administraciones anteriores valiéndose de promesas falsas y amistades poderosas, incluso sus primeras palabras al conocer el resultado que lo posicionaba como gobernador y que recoge el diario el Universal el 31 de octubre de 2011 dice “Lo más importante de este triunfo es hacer una gestión con transparencia en la Gobernación de Córdoba porque mi victoria fue el fruto del fervor y de la necesidad de cambio”; pero que paradójicamente, se terminó convirtiendo en uno de los casos de corrupción más descarados en la historia del país, incluso su eslogan cambio al de “la corrupción se volvió algo normal” que dijo en una entrevista para W radio.
Este tipo de decisiones por parte de los órganos de control terminan deslegitimizando la credibilidad de la ciudadanía en las instituciones, no se puede seguir premiando con beneficios a los ladrones que desangraron el país y que en este caso contundente se robaron el dinero con el que hubieran podido atender clínicamente a personas que verdaderamente lo requirieran y construir hospitales o centros de salud en vez de estar creando todo un esquema delictivo de saqueo. Estas personas sin ética representan efectivamente un peligro para la sociedad, debido a que controlar un gran poder derivado de sus apellidos, estoy seguro de que Alejandro Lyons va a salir después de una condena de 5 años a disfrutar de más de 4.000 millones de pesos, y por supuesto a seguir participando en la política departamental o nacional, directa o indirectamente.
Sin lugar a duda, esta decisión es completamente irracional, resultado de un brazo completamente débil por parte de la corte suprema de justicia, que tras el escándalo del cartel de la toga pareciera no querer enmendarse y empezar a sancionar con vehemencia. No se le puede seguir dando beneficio y promoviendo la idea de que ser pillo sí paga, no se puede seguir criando ladronzuelos de cuello blanco, no se puede permitir que la corrupción siga siendo un estandarte de la vida nacional de los “vivos”, mucho menos en época electoral.