Antes de la consulta electrónica que tuvo lugar en marzo en la que estudiantes, egresados y profesores de la Universidad Nacional expresaron su preferencia sobre el nombre que querían que llegara a la rectoría, el presidente Gustavo Petro había asegurado que iba a hacer respetar esos resultados y que iban a ser tenidos en cuenta en la elección final, cosa que no sucedía nunca en la institución y, efectivamente, lo hizo cumplir. Con demandas, acusaciones de estar violando la autonomía universitaria y una oposición fuerte de parte de exrectores y algunos sectores de la sociedad, consiguió que Leopoldo Múnera, el favorito de la comunidad académica, llegara finalmente a un cargo al que ya había aspirado hace 12 años.
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Sin embargo, esa promesa se limitó únicamente a la elección de rector, puesto que los estudiantes empoderados con la concesión ahora aspiraban a ser oídos también en la designación de los decanos de las distintas facultades, cosa que en algunos casos no sucedió y, aunque la consulta no es vinculante, se han volcado contra el Consejo Superior señalándolo de incoherente.
En total fueron elegidos 21 nuevos decanos en todo el país, incluidas las seccionales de la Universidad, tras la consulta que tuvo lugar el pasado 29 de agosto y algunos de ellos no fueron los que obtuvieron la mayor cantidad de votaciones. Tal fue el caso de Eva Manotas, quien será la nueva decana de la Facultas de Minas en Medellín. Aquí la lista completa de los decanos que fueron elegidos.
¿Cómo está conformado hoy el Consejo Superior Universitario de la Nacional?
Actualmente, del CSU que protagonizó la polémica elección de José Ismael Peña como rector que terminó siendo reversada solo se mantienen cuatro miembros, que son el representante de los profesores, Diego Torres y la del Consejo Académico, Verónica Botero, ambos opositores de Leopoldo Múnera y las dos representantes del Presidente, Alejandra Rojas y Danna Garzon, dos aliadas del rector.
En ese entonces el delegado del Consejo Nacional de Educación Superior (Cesu) era Humberto Rosanía, quien se oponía a la llegada de Múnera, pero se le acabó el periodo y terminó siendo reemplazado por el exrector Víctor Moncayo. Por su parte, la renuncia de la representante de los estudiantes, Sara Jiménez, dio lugar a la llegada de la ingeniera ambiental Laura Quevedo. Estos dos cambios fueron claves para mover la balanza.
Finalmente, la ministra de Educación de entonces, Aurora Vergara, fue reemplazada por el economista Daniel Rojas, así como su viceministro de Educación Superior, Alejandro Álvarez, quien le dio paso a Ricardo Moreno. El último cupo, el de exrector, sigue vacante tras la renuncia del matemático Ignacio Mantilla y la carta firmada por otros diez que se negaron a formar parte del CSU en señal de protesta.
