Según informes de prensa, “Migración Colombia informó que del universo de 1'742.000 venezolanos que hay en el territorio nacional, ya son 1'065.000 los que están registrados como usuarios en el Estatuto Temporal de Protección a Migrantes (ETPM), con el que se busca otorgarles un permiso de permanencia hasta por 10 años en el país.” La migración es la mejor bendición que puede sucederle a los países, porque la migración trae progreso. Como dijo un estadista, “Quien atribuye a los migrantes sus fracasos, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.” La migración contribuye al bono demográfico. Las personas que más tienden a migrar tienen entre 20 y 40 años de edad, considerados como los años más productivos en la vida de una persona. La migración no se roba los empleos a la población nativa y beneficia el dinamismo económico de las naciones al brindarles la oportunidad de desarrollar más y mejor capital humano. Adicionalemente las empresas creadas por migrantes son una gran fuente de creación de empleos.
Como bien lo señalan varios artículos del diario El Espectador, la xenofobia lamentablemente se ha instalado en el país. “Los migrantes de Venezuela son responsabilizados por la inseguridad, la delincuencia, el desempleo, los déficits públicos, los problemas en los hospitales, y hasta por el aumento en los divorcios. El discurso xenófobo se ha ido imponiendo en Chile, Ecuador, Brasil y Perú, además de Colombia. ¿Desempleo? Culpa del migrante. ¿Enfermedades? Las trajeron los migrantes. ¿Inseguridad? No habría si no tuviéramos migración. ¿Falta de vivienda y comida? Seguro habría más con menos migrantes. ¿Prostitución? Antes no había: fueron las migrantes… Atemorizar a la población con la llegada de extranjeros, un fenómeno tan antiguo como la humanidad, y señalar a estos últimos como los causantes de los problemas locales, a veces para tapar la incompetencia de los mismos funcionarios del gobierno y la clase política, ha sido una rutina en las campañas de Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Sudáfrica y más recientemente Colombia, Ecuador y Perú, solo por nombrar algunos casos.”
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La xenofobia lamentablemente se ha instalado en el país
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Como bien lo explica el reciente artículo de Angélica Lagos en El Espectador, “Colombia, sorprendida por la ola migratoria venezolana (cerca de 1.700.000 ciudadanos de ese país han llegado en los últimos años), ha hecho grandes esfuerzos para la inclusión de esta población al sistema financiero, clave para mejorar sus condiciones de vida. La Superintendencia Financiera ha expedido algunas indicaciones para que esta población logre acceder a servicios financieros. En 2019 se habilitó el Permiso Especial de Permanencia (PEP) y el pasaporte venezolano —con sello de ingreso de Migración Colombia, cuya fecha de vencimiento no exceda los dos años— como documentos válidos para contratar migrantes, abrir cuentas o tener otros servicios.”
El gobierno de Duque ha entendido la enorme contribución de los migrantes venezolanos al país. En un futuro cercano puede que nos empiecen a llegar hermanos del Perú y de Chile huyendo de gobiernos totalitarios de extrema izquierda como el de Venezuela. ¡Una calurosa bienvenida a todos ellos!
