El otro día, en un centro comercial llego una comitiva de cierto candidato presidencial con su familia y todo el equipo de prensa, y contrario a lo que se pensaría, no hubo preguntas, ni afirmaciones buenas o malas; todos se fijaron en la incipiente estatura del hombre quien se dedicó a repetir sonrisas, abrazos y besos como reina de belleza mientras que los flashes de las cámaras de su equipo de prensa interrumpían una tranquila tarde de descanso, es de suponer que esas sonrisas fingidas y esos abrazos falsos se convierten en una realidad de caras pálidas y labios cerrados cuando de propuestas concretas se trata, cuando nosotros necesitamos respuestas concretas, no en debates televisados ni en romerías de provincia.
Cuando faltan unos escasos días para saber quién dirigirá el destino de esta república, el panorama no puede estar más tenso, apretado y quizá pueda pasar de lo tormentoso a lo anodino gracias a todas las noticias que circulan desde el inicio de lo que yo podría denominar, ha sido la campaña electoral más sucia en los últimos años.
La clase política en estos últimos años se desdibuja entre puyas, sátiras y comentarios que van lejos del inteligente y refinado arte del sarcasmo para convertirse en un conato de ira, fomentando aún más la triste cultura del odio, tan anquilosada desde nuestros abuelos y tatarabuelos, total esto se volvió una contienda de gamines (con el perdón de los gamines como se refirió Félix de Bedout en su cuenta de Twitter). Y nosotros pobre pueblo, nosotros héroes de la clase trabajadora seguimos siendo los mismos borregos de ojos grandes y oídos sordos, somos conscientes que tenemos dos caminos para escoger: caminar entre piedras o entre el lodo, con la garantía que menos que nunca el pueblo es quien puede ejercer la soberanía.
Uno de los temas quizá más álgidos es el del conflicto armado interno y su posible finalización o su perpetuación dependiendo del ángulo con el que se mire, pero lo que hay en común es que no hay matices, las escalas de grises no existen. La excesiva polarización crea dos conceptos: la negociación con toque acidulado (por no decir que mermelado) o una ofensiva a cualquier precio donde nadie sale beneficiado.
¡Ay de aquel colombiano sencillo que denuncie injusticias en este periodo electoral! ahora se vuelve en un traidor, enemigo de la patria, de la “paz”… CUAL PAZ? Para mí la paz representa una paloma herida y acribillada no solo por los balazos del duro plomo sino pisoteada por la ignorancia de unos cuantos, cuyas ideas se permean por todo el país como un cáncer haciendo metástasis. No hay paz cuando dentro de una misma casa el mal ejemplo es el pan de cada día, cuando se ven crímenes dentro de la cotidianidad dentro de un barrio , de una cuidad, cuando no hay tolerancia por credo, raza , género o preferencia sexual. Si se piensa que la guerra en este país es solo cuestión de ideologías políticas, estamos tan equivocados…
Para finalizar unas cuantas preguntas:
¿Usted votaría por Iván Márquez o Timochenko para senado o cámara de representantes?
¿Dejaría que el impuesto de valor agregado siguiera ascendiendo, siendo usted un comprador de sueldo promedio?
¿Dejaría que el dólar siga aumentando, si usted tuviera una pequeña empresa que depende básicamente de material extranjero en su mayoría?
¿Se acabara el ron cubano para la guerrilla y les tocara conformarse con tequimon o chin chin?
¿El partido político” revolucionario de Colombia” vería la luz?
¿Los campesinos por fin pueden sembrar y comercializar con semilla propia?
¿Le darán nacionalidad colombiana a Tanja ?
¿Habrá otro escándalo relacionado con falsos positivos?
¿Cuántos episodios vergonzosos habremos de pasar para que Colombia toque fondo?
@ankatega
