El fuego amigo, iniciado en la Casa de Nariño, fue característico de este 2024.
Se puede estar de acuerdo o no con la plataforma política del gobierno Petro. Con semejante oportunidad, única, de haber logrado la Presidencia, se hubiera esperado que el trabajo del mandatario estuviera dirigido a cumplir su agenda. Para eso, obviamente, debía sumar. Parece, sin embargo, que su preferencia son las restas.
Me llamaron la atención en este 2024 que ya termina, algunos hechos de alto simbolismo que caben en la categoría del fuego amigo, emprendidos con mayor habilidad que la que hubiera desplegado la mediocre oposición. Frustrantes para algunas de sus bases, uno se pregunta cómo es posible que un político de vasto recorrido los promueva.
Reconocimiento de perdón a las víctimas de la UP
El cuento de la impuntualidad es un lugar común, así que no vale la pena referirse a él. Pero lo que ocurrió el 11 de octubre pasado no tiene nombre. El presidente de la República debía pedir perdón a las más de 6.000 víctimas de la Unión Patriótica en un acto público que, se suponía, era el escenario preciso para recordar al país actos de barbarie ocurridos entre finales de los ochenta y los noventa. Como dijo Carolina Maya, codirectora de la Corporación Iniciar: “Hemos esperado 30 años por el reconocimiento de perdón que se nos ha negado y al que se ha mostrado indiferencia. Y no podemos realizar un acto de reconocimiento de responsabilidad del Estado a través de un tuit. Eso no es digno para las más de 6.000 víctimas…”
“No llegó Petro al acto solemne de reparación a las víctimas del partido liquidado por genocidio, que ordenaba la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Dejó plantados a 2.000 familiares y sobrevivientes que venían del país entero y del extranjero tras 30 años de esperar el día en que el Estado reconociera su responsabilidad en el exterminio de ese movimiento y pidiera perdón… No llegó el presidente porque tenía gripa. ¡Como si dejáramos los colombianos de cumplir nuestro deber porque tengamos gripa! Menos, cuando media un deber sagrado que no puede reemplazarse con un mensajito en X…” (Cristina de la Torre, El Espectador, ¡Petro no podía faltar!)
El nombramiento del embajador de Colombia en Tailandia
El hecho es conocido en detalle. Lo que llama la atención fue la manera en que el primer mandatario defendió su decisión, incursionando en sus conceptos de amor, arte y literatura, pasando por encima de los movimientos feministas que le apoyaron durante su campaña presidencial. La vicepresidente, Francia Márquez, fue clara: “Como vicepresidenta de la República y ministra de la Igualdad y la Equidad, no puedo tolerar la misoginia. Este Gobierno fue elegido por las mujeres que creen en el cambio y en la eliminación de todas las violencias patriarcales. Por esta razón, no es posible que quienes van en contra de la promesa del cambio con las mujeres, integren este Gobierno …”
Hay otros elementos que rodean el caso. La incapacidad de Petro de disculparse (otro lugar común: cree que siempre tiene razón) y el silencio de mujeres del PH y, en algunos casos, el apoyo explícito de alguna funcionaria.
Venezuela: el camino de Boric era el acertado
En dos semanas largas tendrá lugar la posesión de Maduro, después del infame robo electoral. Petro, a menos que nos sorprenda, terminará alineado con Maduro, legitimándolo. Eso no dependerá de que vaya o no al acto de posesión. Gabriel Boric, un presidente de izquierda, actuó con sentido de democracia y con inteligencia, repudiando desde el primer momento, el atraco al resultado electoral. Es un acto que resta: en todas las encuestas, Maduro registra un 95 % de desfavorabilidad en Colombia. Por simple matemática, significa que amplios sectores de las bases de Petro lo rechazan.
Roa
No se puede condenar a nadie sin que sea vencido en juicio. No obstante, lo inentendible es la defensa de Roa, un funcionario con problemas al menos en tres campos: las cuentas de la campaña presidencial, los favores a su pareja, las dudas acerca de su patrimonio (amén de costosas remodelaciones a su apartamento, denunciadas por Daniel Coronell). Ecopetrol, mal tratada y maltratada, planteamientos presidenciales erráticos, inconsistentes (“debe dedicarse a la inteligencia artificial”), sin estrategia. Resta al país, molesta a los militantes del PH.
Pueden añadirse otros actos simbólicos del 2024 que no suman. El caso Benedetti, la salida del excelente Jorge Iván González del DNP, la defensa y pedida de renuncia del ministro Bonilla, los silencios frente a los actos de altos funcionarios alrededor de la UNGRD. En el 2025, quizás, veamos más de lo mismo: atrincheramiento progresivo.
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