El Gobierno del Cambio ha destapado sus cartas: considero que la reforma tributaria incluye una de las reglas más abusivas que hayamos visto en este país: le van a poner impuestos a los pensionados a pesar de que los obligaron más de 25 años a cotizar con la promesa de que al final este dinero les sería devuelto SIN IMPUESTOS.
Los invito a hacer el siguiente ejercicio: revisa tu saldo de pensiones obligatorias. Ese dinero ha sido aportado en un 75% por tus empleadores y en un 25% por ti. Es el producto de tu trabajo. Lo que los marxistas llaman plusvalía. Y tienes un derecho adquirido a que te entreguen esa plata cuando te jubiles. Nunca le ha pertenecido al Estado, porque el Estado no trabaja. Nosotros somos los que trabajamos.
A pesar de que en muchos otros países el ahorro pensional es voluntario, el Estado colombiano desde hace varias décadas decidió volverlo obligatorio porque considera que los trabajadores no somos lo suficientemente hábiles para administrar el dinero con el que vamos a vivir nuestra vejez. Esta obligación paternalista (y heteropatriarcal) fue y sigue siendo aceptada porque el Estado siempre ha sostenido que ese dinero será devuelto en la jubilación y LIBRE DE IMPUESTOS.
Inicialmente, el Estado administró estos recursos hasta que casi los acaban de tanto robárselos. En los 90´s surgieron los fondos de pensiones privados y desde hace décadas el empleado puede decidir a qué régimen destina los recursos con los cuales se sostendrá en su vejez.
Estos fondos de pensiones han utilizado nuestro ahorro para convertirse en los únicos inversionistas del sector bursátil y en asumir cuantiosas inversiones en activos bursátiles y en monedas extranjeras. Han jugado a la bolsa con nuestros dineros por décadas. Y los han administrado al estilo de los bancos: Si el mercado pierde, pierden los afiliados y si el mercado gana, los afiliados ganan marginalmente. Y los Fondos siempre cobrarán su porcentaje de administración.
En años recientes, también hemos visto que el ahorro en los fondos privados es insuficiente para atender decorosamente la vida de los jubilados. Muchos afiliados a los fondos privados han migrado a Colpensiones con la esperanza de que allí si tengan una pensión que les permita mantener su modo de vida después de trabajar por 25 años o más.
Pero ahora, el Gobierno del Cambio nos quiere dar el golpe definitivo para que perdamos la ilusión de tener una vida digna cuando seamos tan viejos que ya no consigamos trabajo: Le van a poner un impuesto de renta a las pensiones como si fuera un ingreso cualquiera y no proviniera de un ahorro OBLIGATORIO.
¡Qué injusticia!
Si esto fuera un ingreso cualquiera entonces todos podríamos disponer de nuestro saldo en el fondo de pensiones para invertir en un negocio, crear una empresa, comprar una casa. Pero no podemos hacerlo porque el Estado nos obliga a ahorrar para evitarle que nos tenga que ayudar en la vejez. Es como si de un tacazo, o mejor, de una reforma con aplanadora, nos quitaran una tercera parte del saldo que tenemos en pensiones para que puedan vivir sabroso.
Yo entiendo que las mayorías en el Congreso van a respaldar al Gobierno y que esto no debe volverse un asunto de políticos porque debe ser un asunto de todos, especialmente de los trabajadores. Entonces, no propongo que salgamos con ollas a marchar por avenidas.
Pero si invito a que pensemos en que si se aprueba el impuesto a las pensiones, también se apruebe que el aporte a pensiones sea voluntario y deje de ser obligatorio. El Estado no ha podido administrar estos recursos y los fondos privados tampoco. Y con el impuesto, le van a dar el tratamiento de un ingreso ordinario. Pues entonces que nos permitan disponer de estos recursos. Lo más posible es que nosotros sí sepamos para qué los necesitamos. Sobre todo ahora que nuestras finanzas se van a apretar con una reforma tributaria que va a ponerle IVA a la canasta familiar.
Si nos van a encarecer todo un 19%, al menos que nos dejen disponer de todo nuestro sueldo. Yo también quiero vivir sabroso.