Recuerdo la terrible noticia que escuché de un amigo mío, empresario, joven, con esposa y una estabilidad económica sólida, decir que el ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar), esa entidad a la que tanto había depositado las esperanzas de conseguir un hijo para darle la oportunidad de una educación excelente y una familia estable le había negado la oportunidad de ser padre, ¿por qué?
Los requisitos que exige el ICBF son básicos, pero en detalle me llama la atención dos aspectos que son la declaración de renta y algo que denominan "ser plenamente capaz".
Respecto a la declaración de renta la entidad no exige una cantidad mínima de dinero que sería lo ideal y en cuanto a "ser plenamente capaz" la entidad no especifica a qué se refiere exactamente con este requisito, es decir, mentalmente qué característica debería tener el futuro padre o si la personalidad debe tener ciertas cualidades específicas, esto es, no existe una certeza de que una familia en óptimas condiciones psicológicas, sociales y económicas pueda calificar para la adopción de niños.
Ahora, los burócratas se defenderán como siempre, mencionando leyes y explicando la estructura del funcionamiento de la entidad, pero el hecho de que sea prácticamente imposible adoptar un niño o una niña indica que se presentan dos posibilidades o el ICBF es la entidad más inepta e ineficaz en la historia republicana de Colombia o hay intereses oscuros que impiden que los niños y niñas tengan el derecho humano de tener una familia.
Lo primero es factible que pase y lo segundo lo es más. Entonces, viene la publicidad estatal “suplicando” que las familias colombianas se acuerden de esos pobres niños y niñas que necesitan de cuidado y protección, eso ya me suena a cortina de humo.
¡Ah! Pero esperen, están las familias sustitutas, resulta que no es una solución definitiva y me parece que es otra cortina humo.
Las cifras no mienten, miles de niños y niñas crecen en el ICBF hasta llegar a la mayoría de edad desorientados en la vida sin más apoyo del Estado ¿por qué? la realidad hay que decirla, porque el ICBF se ha convertido "en un campo de concentración", como si de una economía de guerra se tratara, necesita de los niños huérfanos para mantener unos oscuros intereses de los señores de la orfandad.