La hybris, palabra proveniente del griego, es el exceso de arrogancia que hace que algunos seres humanos, se crean superiores a Dios.
Ejemplos existen desde la antigüedad, iniciando con Luz Bell, el ángel que al ser dotado de tanta hermosura y sabiduría cualquier día se sintió como el creador y se sentó en el trono de Él.
Otro ejemplo de Hybris es la primera clonación natural que fue realizada en 1997, por el escocés Ian Wilmut quien clonó –valga la redundancia— a la primera oveja, mundialmente, conocida como Dolly.
Hybris es la que poseen algunos médicos quienes consideran que el hecho de salvar vidas, en algunas ocasiones, los convierte, automáticamente, en dioses y adoptan una actitud de autosuficiencia y arrogancia que es capaz de enfriar la tibia, el peroné y otros huesos del cuerpo.
Hybris, la de algunos líderes de naciones poderosas como Hitler que en aras de tener una raza pura mandó a diferentes campos de concentración a 6 millones de judíos en Alemania, Polonia y a otros lugares que mi memoria no atina a recordar.
Igualmente, hybris es la que poseen jefes de Estado de ciertas naciones que piensan que sus despachos son sus empresas y que el resto de jefes de estado son sus empleados.
Líderes mundiales que en su hybris mandan a asesinar a familiares a fin de mantenerse en el poder para perpetuarse en él y que constantemente muestran al mundo su poderío militar. Sin hablar de aquéllos otros líderes que entorpecen todo proceso que beneficiaría a una sociedad entera.
Hybris, la de algunos profesionales que consideran que el tener un título universitario de una universidad prestigiosa es sinónimo de capacidad intelectual olvidando que no es la universidad la que hace al profesional; sino a la inversa, es el buen profesional el que realza a la istitución académica.
Ejemplos no abundan; sino que sobre abundan: Hybris la de aquellos que quieren llevar el califato a todas las naciones como religión única y asesinan a gente de a pie recordándonos el gran retroceso del proceso histórico: de la civilización al salvajismo y de éste a la barbarie; porque eso es lo que vemos, hoy, en los diferentes medios de comunicación, la barbarie que se nos está haciendo, cada vez, más común.
Y así sucesivamente podríamos mencionar un sin fin de ejemplos que nos recordarían que nuestra verdadera condición como seres humanos se ve de manera palpable en un hospital, y, en algunas ocasiones, más duras, en lo que queda de cenizas en una urna de alguien que ha sido cremado: Nada.