Desde octubre, una caravana de migrantes salió de distintos países de América Latina, huyendo de la situación de pobreza y violencia. Desde mediados de noviembre, parte del grupo espera en la ciudad fronteriza de Tijuana una oportunidad para entrar a Estados Unidos.
Lo increíble es que dentro de esta caravana hay muchísimos niños que viajan sin compañía de sus padres. Este año, según el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, más de 49,000 menores que migran solos, han sido detenidos en la frontera de Estados Unidos. La mayoría viene de El Salvador, Honduras y Guatemala, y durante su travesía hacia el norte, los niños están expuestos a violaciones, asesinatos, secuestros y robos.
El largo viaje que hacen los migrantes, es mucho más fuerte para los menores, tanto, que la semana pasada, Jakelin Caal, una niña guatemalteca de siete años, murió bajo la custodia de las autoridades fronterizas de Estados Unidos. Jakelin estaba muy débil por no haber comido ni tomado agua durante varios días y aunque ella iba con su papá, pertenecía a un grupo de 163 personas, de las cuales, 50 eran niños que viajaban solos.
Mientras los migrantes esperan que procesen su solicitudes de asilo, el Gobierno mexicano está desviando a varios de estos niños a sistemas de cuidado temporal o simplemente los deporta, sin importar el peligro que corren en sus hogares. Para empeorar las cosas, el Gobierno de Donald Trump puso un límite en el número de personas que cada día pueden pedir asilo, haciendo mucho más lento este proceso.