La modificación de la medida de prohibición del parrillero en ocho barrios de la ciudad (Bocagrande, Castillogrande, Crespo, El Cabrero, El Laguito, Manga, Pie de la Popa y Alto Bosque) ha generado descontento en sus residentes. El decreto permite parrilleras y mantiene la prohibición para los hombres. En redes sociales, se han visto varios videos de hurtos realizados en motocicleta donde, incluso, hay participación de parrilleras.
El 13 de febrero de 2020, Javier Julio Bejarano realizó una intervención en el Concejo en donde afirmó, usando como base un informe realizado por el Centro de Observación y Seguimiento a la Delincuencia Local (COSED), que la prohibición no ha servido para bajar los hurtos en dichos barrios. El informe muestra solo una parte de la historia. Dicho documento presenta varios problemas procedimentales en el análisis de datos que no permiten sacar tal conclusión.
Varios de los errores cometidos son:
Temporalidad
(1) Los periodos analizados no son uniformes, ya que hay un desfase en los periodos analizados; no solo en el número de meses analizados en cada periodo, sino también en los meses que componen cada periodo. Los periodos analizados fueron: (a) 20Jul2015 a 19Sep2016 (antes de la prohibición, 14 meses); (b) 20Sep2016 a 20Nov2017 (primer periodo de la prohibición, 14 meses); (c ) 21Nov2017 a 20Nov2018 (segundo periodo de la prohibición, 12 meses); y (d) 21Nov2018 a 20Nov2019 (tercer periodo de la prohibición, 12 meses). Para evitar esto, es recomendable analizar los datos mensualmente, lo que permitiría observar si existe un cambio real con respecto al tiempo.
(2) Se evalúan tres periodos de implementación de la prohibición (20Sep2016 a 20Nov2017; 21Nov2017 a 20Nov2018; 21Nov2018 a 20Nov2019) y solo uno antes de la prohibición (20Jul2015 a 19Sep2016). Esto viola uno de los principios básicos de la estadística: utilizar la mayor cantidad de datos para reducir la incertidumbre (ganar confiabilidad en los resultados obtenidos).
(3) Todo análisis de registros históricos (series de tiempo) está sujeto a un análisis espacio-temporal, lo que ayuda a entender los posibles efectos (de estas dos variables) con relación a las tendencias.
Espacialidad
La medida no puede tratarse como un todo y los barrios deben analizarse independientemente para poder determinar, por ejemplo, en cuál de ellos sí es necesario pensar en desmontar la medida o no. Como puede observarse en el informe, los barrios con más hurtos son Bocagrande, Crespo y Pie de La Popa y no es casualidad que eso pase ahí. Hay otras variables que influyen en que haya más hurtos, tales como crecimiento poblacional, afluencia, logística para que el robo sea más exitoso (zona con muchas opciones de fácil escapatoria o distancia de la estación de policía más cercana), presencia de instituciones educativas, de salud y/o lugares de venta concurridos (almacenes, mercados populares centros comerciales, etc.).
Modalidad
Una de las variables más importantes para poder determinar el impacto de la medida es cuántos hurtos fueron cometidos en moto. Sorpresivamente, no evalúan cuántos de ellos sucedieron en varios periodos antes del decreto. Evaluaron solo el número de hurtos que se cometieron en motos durante los tres periodos del decreto. ¿Cómo se evalúa entonces el impacto de la medida antes y después? En el informe previo que presentó el COSED (en donde solo se evalúan dos periodos de la prohibición) se nota que, en el Alto Bosque, el número de hurtos en moto bajó de 87% a 65% (hurtos en moto) y en los otros siete barrios aumentó solo el 6% (¿podría esto estar relacionado, digamos, al crecimiento anual en la cantidad de motos circulando por la ciudad? Eso es algo que tendría analizarse también). Por otro lado, si se revisa el informe nuevo (donde se analizan los tres periodos de la prohibición), se observa que el porcentaje de hurtos realizados en motos (en comparación con el total), pasó de 20% a 12% y, finalmente, a 11%. Igualmente, cometen el mismo error de no comparar el número de robos realizados en moto con periodos anteriores a los tres periodos del decreto. A propósito, ¿bajo qué criterio(s) se determina si un hurto fue realizado en moto o no?
La importancia de considerar los tres periodos (temporalidad) y su impacto en la modalidad, es que permite que los datos sean comparables de tal manera que la forma de depurar el tipo de robo sea igual, ya que no tiene lógica que la tendencia de robo bajo esta modalidad disminuya drásticamente. Ejemplo: ¿si me roban a pie y luego el atracador se monta en una moto, cuenta o no cuenta?
Otros comentarios adicionales
(1) Colocar una línea de tendencia en el diagrama de barras de la página cuatro del informe fue una muy mala decisión y, ciertamente, no tiene ninguna función ahí. Denota, además, que no entienden lo que significa un ajuste (sea linear, exponencial, logarítmico, polinómico, etc.), para qué se usa y cuándo se aplica. ¿Colocar una línea de tendencia cuando se están midiendo varios tipos de hurto?
(2) Julio Bejarano nunca debió mencionar el número de homicidios para tratar de evaluar la conveniencia o no de la medida. ¿Dónde está la correlación?
(3) Hay muchas variables que deben analizarse antes de tomar una decisión de estas. Especialmente, cuando la Policía Metropolitana está recomendando no desmontar la medida. Otras variables para analizar son, entre otras, el problema de migración, crecimiento poblacional en los barrios, desempleo, móvil para el robo (no solamente motos), tasa de deserción estudiantil, género, hora del día, robo por área. Para eso se necesitaría un análisis multivariable o realizar, por ejemplo, un análisis de heterogeneidad no observable (mixed logit random effects).
(4) Un buen análisis propuesto sería: (a) tomar los hurtos por mes (para tener consistencia temporal y comparabilidad entre ellos, como se mencionaba anteriormente), (b) tener todas las clasificaciones de hurtos (para identificar que tengan paridad en el tipo de delito) y (c ) hurtos realizados en motos antes y después del decreto. Luego de esto, podrían establecerse contrastes. En general, plantear un buen análisis sobre datos y registros estadísticos requiere un manejo cuidadoso que prevenga sesgos en la administración y comparación de cifras. Herramientas estadísticas e inferenciales como prueba de paridad (T-student de medias o paridad no paramétrica con Kruskal-Wallis) ayudan a establecer verdaderamente una significancia entre las cifras. Adicionalmente, revelar y analizar la proporción de incidencia (tipo de hurto/hurtos totales) con un análisis de asociación del riesgo OR (Odds Ratio) contribuyen a determinar su prevalencia (análisis bivariado con prueba de Chi-cuadrado) como habitualmente se realiza en investigaciones académicas serias (análisis tipo en epidemiologia o salud pública).
(5) Analizando los pocos datos y variables analizados en el informe, podría inferirse que la restricción si sirve pues la proporción de hurtos aumenta, pero en motos no. Esto plantearía otro interrogante: ¿cómo se ha trasformado el delito? Una posible hipótesis podría ser que con la moto se hace la inteligencia y se transportan, pero… ¿luego del robo cambian de sistema de transporte? Esta hipótesis nos trae de vuelta a la pregunta planteada arriba: ¿si me roban a pie y luego el atracador se monta en una moto, cuenta o no cuenta?
(6) Ciertamente, las dos modalidades de transporte que permiten una fuga exitosa por parte de los atracadores es a través de moto y/o a pie.
(7) Cuando se hacen estudios poblacionales o sociales, siempre debe tomarse el valor de la tasa de eventos/número de pobladores y evento/número de motos, para este caso.
(8) Seis de cada diez vehículos matriculados en la ciudad son motos (sin contar las motos que están registradas en otros municipios que ruedan por la ciudad), es ingenuo pensar que, si se está restringiendo y sigue en aumento, esto no implica que si se levanta la restricción se generaría el efecto contrario (disminuir). No es una relación 1:1. Si a esto se le suma el hecho que no hay tantos policías para cubrir el territorio (0,58 cuadrantes por barrio, 1,75 motos y cuatro policías por barrio), todo pareciera indicar que si se elimina la prohibición, el hurto aumentaría, quizás, muchísimo más. Está claro que se necesita también aumento del pie de fuerza policial.
(9) Si se toma en cuenta la accidentalidad en la que están envueltas las motos, el panorama sería no solo mucho peor, sino una razón más para desincentivar el uso de estas. Es aquí donde el mejoramiento del servicio de transporte público juega un papel preponderante.
Dado el contexto de desempleo en Cartagena y lo arraigada que esta la cultura del mototaxismo, este tipo de medidas (modificar o levantar la prohibición totalmente) es ciertamente populista, ya que gana muchos aplausos. Sin embargo, si va a tomarse una decisión al respecto que se haga bien, no basados en este tipo de informes que están lejos de ser un documento que pueda ser usado como base para la toma de decisiones. Que la medida es inconstitucional o no, ya esa es otra discusión.
Hay una masa crítica de la población que no traga entero, entre ellos académicos, consultores e investigadores los que, a diferencia de lo que sucede en ciudades como Medellín y Bogotá, muy poco son tomados en cuenta (e incluso burlados o no tomados en serio) en los procesos de tomas de decisiones en Cartagena. Es por esto que prefieren mantenerse al margen y participar en otros escenarios. Así, señores gobernantes, se ganan muchos aplausos, indudablemente; pero no se generan las transformaciones necesarias para la ciudad.
Adenda: sería bueno tener el registro de los datos originales/crudos (hacer los datos públicos) para realizar un análisis serio que permita tener herramientas de peso para tomar decisiones.
Nota realizada en colaboración con Holman Ospina, PhD(c )