Con el nombramiento de Óscar Hurtado en la Secretaría de Hacienda, Quintero incumplió con el leitmotiv de su campaña: sin jefes o partidos políticos. Eso lo tenía muy claro porque al presentarlo como titular de esa secretaría el 1 de enero no dio cuenta de su larga trayectoria como político tradicional del Partido Liberal; su condición de excongresista (por dos periodos) o su pertenencia al cuestionado grupo del liberalismo de Envigado. Solo se limitó a trinar que era “contador público y especialista en gestión pública, con 23 años de experiencia en el sector público y privado”.
A Quintero se le olvidó mencionar que la experiencia de Hurtado en los últimos 16 años fue como político tradicional y que con él llegaría a la alcaldía un sector caracterizado por su nepotismo y clientelismo (al que muy pronto le reventó un primer escándalo). A la fecha, Hurtado es el secretario más cuestionado del gabinete y ante eso nos debemos preguntar: ¿en manos de quién están los recursos de Medellín?
Hurtado, el político tradicional y clientelista
Por dos periodos Hurtado fungió como representante a la Cámara. Venía de ser alcalde del poblado de Tarso (donde formó un clan que ha monopolizado el poder durante los últimos 20 años) y gracias al impulso de la “Casa Gaviria” llegó por primera vez a la Cámara en 2006. En 2014 volvió al Congreso haciendo fórmula con Sofia Gaviria como candidata al Senado y apoyado por la exdiputada Ángela Cano (procesada por el delito urbanización ilegal). Al ser un político tradicional sin capital de opinión; en su votación en 2014 influyó contar con el apoyo de Aníbal Gaviria (entonces alcalde); la gerencia de Metrosalud con su excuñada Martha Castrillón (reencauchada en el mismo cargo por Quintero) y al exdiputado Carlos Molina como ficha en la gerencia de Terminales. Su perfil es el del clásico político tradicional y clientelista que debe su votación al hecho de tener “gente trabajando” y contratistas.
En 2018 volvió a aspirar a la Cámara y se quemó estruendosamente. Sin el apoyo de aliados de peso en la administración de Federico Gutiérrez y tras una campaña diseñada por Rodolfo Correa (actual secretario de Agricultura), ni siquiera superó la votación de la lista. Perdió su curul y el liberalismo el cuarto escaño en la Cámara por Antioquia; sin embargo, “se reinventó” y terminó engrosando las filas del conocido liberalismo de Envigado, corriente del Partido Liberal concentrada en Envigado (de ahí su nombre) y que tiene en su historial a tres exalcaldes procesados por corrupción. En 2019 apoyó el candidato de ese grupo a la asamblea y a varios candidatos a alcaldías en el suroeste y el occidente. Además, se convirtió en la punta de lanza de ese sector del liberalismo en la campaña de Quintero. ¿A esa era la experiencia a la que se refería el alcalde cuando lo nombró secretario?
Favorecimiento a familiares y su grupo político
Fue gracias a una investigación adelantada por Juan Pablo Barrientos para la W que se descubrió un entramado de nombramientos en Metrosalud (cuya gerencia asumió nuevamente en abril Martha Castrillón) que presuntamente favorecían a una empresa familiar del secretario en un corretaje multimillonario. Ya desde Las2orillas han publicado varias notas sobre las sombras que rodearon ese nombramiento y el favorecimiento a la empresa Seguros Hurtado Pérez. Todavía no es claro por qué el alcalde ratificó un nombramiento que inicialmente había descartado, ¿a qué presión cedió? La única certeza en ese entramado de nombramientos y contratos amañados es que Hurtado delegó su participación en la junta directiva de Metrosalud para no entrar en un conflicto de interés, ¿solo coincidencia?
Sobre ese episodio de nepotismo y contratos amañados que salpicaron al responsable de administrar los recursos de la ciudad, Quintero nunca se pronunció. El silencio del alcalde contrastó con la forma como en su faceta de activista atacaba a los secretarios de Federico Gutiérrez por cuestiones menos graves. El secretario solo respondió afirmando que era “un hombre muy feliz” y que él no “tenía por qué saber que estaban haciendo sus hermanos”. En vez de aclarar ante la opinión pública, optó por escribirme al WhatsApp para insultarme; intimidarme con su “poder” y amedrentar mi libertad de opinión. ¿Esa es la respuesta a los ciudadanos que hacemos control desde los medios por parte de la Medellín Futuro? Ese episodio cobró nuevamente relevancia tras el reciente video de La Pulla que concluyó: “el negocio en Medellín es ser hermano del secretario de Hacienda”.
Ante eso y el hostigamiento del secretario (el cual hice de conocimiento público), Quintero nunca dijo nada. Todo se silenció y los entes de control no hicieron nada.
¿En manos de quién están los recursos de la ciudad?
La respuesta es clara: en un político tradicional del Partido Liberal con intereses electorales, por ese motivo invitó a las diversas veedurías a ejercer un control muy exhaustivo a los nombramientos; contratos y movimientos que se hagan desde la Secretaría de Hacienda (o en otras dependencias con cuotas directas de Hurtado). Ya es claro que Quintero no vio problema en nombrar un político integrado al sector más rancio del liberalismo es un cargo de primer nivel. Al parecer, la estrategia en campaña era rehuir a los politiqueros, para luego sentarse a gobernar con ellos. Al igual que Hurtado, que tal vez vea esa secretaría como la oportunidad para reencaucharse en la política o apoyar a sus amigos liberales en la elección al Congreso del 2022 (es muy cercano al representante Julián Peinado quien buscará dar el salto al Senado).
A las diferentes veedurías y ciudadanos de Medellín les digo: atentos a vigilar al secretario más cuestionando del gabinete.