'Humberto de la Calle: el peor político de la historia de Colombia'

'Humberto de la Calle: el peor político de la historia de Colombia'

Como ministro de Gobierno, desempeñó el cargo que más daño le hizo al país con la Asamblea Nacional Consituyente de 1991

Por: Fabio Andrés Olarte Artunduaga
diciembre 17, 2015
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'Humberto de la Calle: el peor político de la historia de Colombia'
Foto: tomada de semana.com

El 14 de julio de 1946, mientras a mis abuelos los gobernaba el que posiblemente fue el mejor presidente de la historia de nuestro país –Alberto Lleras Camargo-, nació en el pequeño municipio de Manzanares, Caldas, Humberto de la Calle Lombana; un varón que, con el pasar de los años, se iba a convertir en uno de los personajes más importantes de Colombia. De eso, respetados lectores, no tengan dudas.

El joven de la Calle, graduado de un colegio católico de la ciudad de Manizales, y egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Caldas, podría haber sido un notable intelectual, pues, según dice un viejo poeta nadaísta -Jotamario Arbeláez-, “Humberto era un gran lector de literatura existencialista y surrealista”. Pero así no se dieron las cosas, por aquello de que luego de trabajar algunos años como abogado y decano de la facultad de la que se graduó, de la Calle se involucró en el miserable y criminal mundo de la dirigencia política. Don Humberto, entonces, aceptó ser secretario de Gobierno de Caldas, cuando el gobernador del departamento era uno de los más grandes ladrones de la historia de la noble pero indiferente tierra cafetera: Carlos Fernando Giraldo Ángel.

En 1982, y de la mano de Belisario Betancur, llegó a ser nombrado registrador nacional del Estado Civil. Años más tarde, y gracias a Fernando Uribe Restrepo, fue magistrado de la Corte Suprema de Justicia. Con la llegada de los años noventa, y apadrinado el presidente de Colombia de esa época, Cesar Gaviria, se convirtió en ministro de Gobierno; siendo este el cargo que desempeñó de la Calle que más daño le hizo a Colombia, pues él fue la persona encargada de manejar todo el proceso de la infame Asamblea Nacional Constituyente de 1991. Y a mí no me vengan a hablar que fue honorable su papel como representante del Gobierno en ese pacto ruin que terminó pariendo la Constitución Política de 1991  porque ahí sí se me sube la sangre a la cabeza.

En 1994, de la Calle, tras no lograr ser el candidato a la presidencia del Partido Liberal, llegó a ser vicepresidente de Colombia, siendo la fórmula de quien lo derrotó en la consulta interna de los rojos: el nefasto Ernesto Samper. Evidentemente le resultó útil al caldense el hecho de haber apoyado la creación de esa innecesaria y estúpida figura política, que actualmente ostenta German Vargas Lleras. Sin embargo, con el escándalo del proceso 8.000, prendiendo fuego, de la Calle le dio una patada en el trasero al que hasta 1996 fue su jefe –Samper-, quien no tuvo más remedio que negociar con Humberto y darle finalmente la Embajada de Colombia en España. ¡Un acto digno de la traicionera y miserable clase política colombiana!

En 1998, cuando la presidencia ya no era manejada por los liberales sino por el incapaz de Andrés Pastrana. Luego fue su ministro de Interior, entre el 2000 y el 2001. Con la llegada al poder de Álvaro Uribe, en el 2002, de la Calle se convirtió en embajador de Colombia ante la OEA. De Uribe Vélez, poco tiempo más tarde, se volvió su compinche, sirviéndole a este delincuente como asesor jurídico para que el actual senador pudiera manipular la constitución, e implantar el cáncer de la reelección en la esfera política nacional.

En el 2012, cuando la vida pública del leguleyo caldense estaba en el ocaso, al desleal Juan Manuel Santos se le ocurrió nombrarlo como jefe del equipo negociador del proceso de paz con las FARC. Desde entonces, y gracias al silencio cómplice de los colombianos y la falta de memoria histórica, este señor ha estado manejando los diálogos de paz en La Habana, obviamente siendo lo menos claro posible. Nada más ofensivo contra el apático pueblo colombiano.

Ahora, si es que la mentira de la paz se consolida, de la Calle va a tener un nuevo espacio en la historia de Colombia, por ser la persona que negoció –por debajo de la mesa- la paz con los criminales de la guerrilla. Probablemente, y como se puede prever, de la Calle va a ser el candidato a la presidencia en el 2018 del gobierno Santos. Y, siendo esto lo peor del caso, los colombianos lo van a elegir una tarde de domingo, haciendo así que el abogado de Manzanares cumpla con un sueño que lleva postergando hace más de dos décadas. Tal vez, por aquello de que los políticos colombianos son tan traidores, lo que yo digo puede no cumplirse. Pero, si esto ocurre, de la Calle va a seguir desfilando por gabinetes de los futuros presidentes de Colombia que lleguen al poder representando cualquier tipo de ideología política. Y así, hasta que él sea presidente de Colombia.

¡Colombia, en definitiva, no tiene memoria! ¡Y si la tiene le sirve para lo mismo que le sirven las tetas a una monja: para un carajo!

 

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