Un año y medio sin Rosalba, Humberto De La Calle no tiene ya entre sus planes aspirar, una vez más, a la presidencia. Después de meditarlo y consultárselo a sus tres hijos, prefirió encabezar la lista al Senado de la Coalición de la Esperanza, en soledad. En mayo 5 de 2020, Rosalba perdió la batalla contra el cáncer. Los días de pandemia fueron momentos difíciles para el matrimonio, cuando el Gobierno Nacional decretó cuarentena obligatoria. Se le vio a De La Calle, como cualquier ciudadano haciendo largas filas en droguerías al norte de Bogotá para conseguir los medicamentes del tratamiento del cáncer. Dos meses después de que el coronavirus llegará al país, la partida de Rosalba fue solitaria e íntima, características propias de los velorios virtuales en el marco de la pandemia. Desde entonces, lejos de mantenerse por fuera de la política, Humberto de la Calle hizo el duelo entre libros, acompañado de la música, y viajó a España como profesor invitado; la docencia le dio fuerza y, por supuesto, sin abandonar el radar político. Con la Coalición de la Esperanza en mente, la que organizó a finales del año, convencido de la necesidad de avanzar hacia una propuesta de centro izquierda que fortaleciera la implementación de los Acuerdos de Paz, cuya reflexión desde el rol de negociador dejó plasmada en el libro Memorias dispersas que lanzó hace unos meses.
Humberto De La Calle y Rosalba Restrepo estuvieron juntos durante 55 años
El compromiso académico en España lo asumió a mediados de 2021, y pasó una temporada en Madrid y luego dando clases en la Universidad Pública de Navarra y en la Universidad de Zaragoza sobre temas de paz y negociación. Pero, el Paseo de la Castellana, la Gran Vía y la Carrera de San Jerónimo le recuerdan a Rosalba. Era 1995, cuando De La Calle, vicepresidente de Ernesto Samper, fue nombrado embajador en España en reemplazo de María Emma Mejía, Rosalba lo acompañó en su cargo diplomático. Así también lo hizo De La Calle, cuando lo dejó todo en Colombia para irse a vivir a Madrid a estar al lado suyo cuando la embajadora Noemi Sanin la nombró Ministra plenipotenciaria en la embajada de España en el gobierno del Presidente Uribe.
Rosalba Restrepo, Humberto De La Calle y sus tres hijos: José Miguel, Alejandra y Natalia
Desde hace 55 años, Humberto De La Calle no tomaba ninguna decisión sin consultársela a Rosalba Restrepo, su confidente y polo a tierra. Asi sucedió cuando se la jugó como negociador en el Proceso de Paz, una Rosalba de 72 años lo acompañó a La Habana. Sin embargo, fue de las experiencias más duras que vivió la pareja que sin saberlo estaba en una recta final sin retorno. Se ausentó durante largas temporadas de la casa en Bogotá, su presencia se resumía a esporádicas conversaciones telefónicas, pero tras cuatros años de batallas pasaron la prueba. Rosalba tampoco lo desamparó en su travesía por Colombia cuando decidió ser candidato presidencial en 2018 por el partido Liberal. En cada municipio, ella aprovechaba la experiencia que adquirió cuando pasó por la superintendencia de Subsidio Familiar, hablando con líderes sociales, jóvenes y mujeres en las reuniones lideradas por De La Calle. Se fue con la seguridad de que nadie conocía mejor el país que su esposo. No había un Humberto De La Calle sin Rosalba Restrepo. Pero el destino los traicionó.
Inauguración de la sede del precandidato en 2018 junto a las juventudes del partido y su esposa Rosalba Restrepo
Y aquí está nuevamente emprendiendo una nueva batalla política con sus convicciones, para evitar que Colombia quede atrapado entre los extremos. Solo que esta vez el recorrido será en solitario, acompañado por la fuerza de sus ideas. La distancia del país lo alejó del arranque como precandidato presidencial dentro de la Coalicion de la Esperanza y compartir giras con Sergio Fajardo, Jorge Enrique Robledo, Juan Fernando Cristo, Juan Manuel Galán pero le dio claridad sobre el rol en que más podría ser útil para fortalecer la opción de centro: encabezar la lista al senado en las elecciones del 2022.
De La Calle se ha mantenido en contacto con la gente a través de su columna semanal en El Espectador, de las redes y de videos en los que opina sobre lo que acontece a diario en el país. No se guarda nada, tiene la plena convicción de que el centro es la única opción viable para el país, y que el caudillismo y los extremos, que representa el Uribismo y ahora el petrismo no puede seguir siendo la única alternativa.
El tema de la mujer es uno de los más importantes de su agenda, así mantiene vivo el legado de Rosalba quien se reunía constantemente con mujeres destacadas en la construcción de paz mientras De La Calle estaba en La Habana. Durante su campaña presidencial, Rosalba dejó claro que si llegaba a la Casa de Nariño trabajaría arduamente para que las mujeres tuvieran libertades y más oportunidades laborales. De La Calle defiende a toda costa los derechos de las mujeres, es fiel creyente que el Estado ni la región debe interceder y ha reiterado su apoyo al aborto legal, gratuito y seguro.
Aunque para Rosalba, su esposo era un ‘crack’ en los debates, en esta ocasión, desde Madrid y pensándolo día y noche durante los últimos cuatros meses, Humberto De La Calle decide dar un paso al costado en su pretensión a la presidencia. Va usar su energía y reconocimiento para jalonar las listas de la Coalición de la Esperanza que para empezar cuenta ya con 160 hojas de vida de otros posibles candidatos que vienen de los distintos movimientos que la conforman: Dignidad, Compromiso Ciudadano, En Marcha, Nuevo Liberalismo y eventualmente de los Verdes, cuya suerte aún no está definida, quienes aspiran a ocupar una curul en el próximo congreso pero que tendrán que pasar por el filtro de un Comité de Etica. El único candidato por el momento sería Humberto De La Calle, quien no ha hecho conocer su última decisión.
Esta sería la primer batalla política de De La Calle sin Rosalba
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