Este tiempo de festividades renueva la esperanza de unidad de todos los sectores políticos y sociales, para defender la dignidad, el bienestar colectivo y construir poder popular. Este tiempo de reflexión y celebración, junta a la navidad creada con un relato del cristianismo y, al trabajo humano que tiene valor y dignidad como derecho forjado por trabajadores socialistas.
El ser humano, en general, parece tomado por espíritus constitutivos de la verdadera esencia humana, como la paz, la alegría, la fraternidad y el respeto por la vida, que estuvo acosada todo el año por las tensiones de la guerra, odios políticos, carencias económicas, sobresaltos laborales, discriminaciones, exclusiones, maltratos y exposición a la avaricia, egos y tiranías, que contaminan los ambientes impidiendo vivir tranquilos.
La navidad trae consigo el final del año con balance de desafíos, logros y pendientes, destacando que queda como tarea principal para todos los humanos y en todos los espacios y escenarios pensar en ¿Quién soy yo como ser humano?, y en ¿Qué tipo de ser humano estamos dispuestos a construir como identidad de país?
Solo sí completamos esa tarea pendiente podremos abandonar la muerte convertida en juego y botín de poder. Oportunidades, capacidad de escucha y atención a las demandas hasta ahora negadas, facilita el camino de la paz, llamada a meterse por todos los rincones como objetivo común del año venidero. Ser humanos respetados y reconocidos como humanos, simplemente humanos, invita a construir puentes que conecten diferencias y establezcan redes de unidad, armónicamente organizadas para resistir, movilizar o dar una lucha frontal contra los depredadores que tratan de impedir como sea, que nos comprendernos humanos, con afecto, sin odio.
La paz es el anhelo común compartido por más de la mitad de la población del mundo y del país y cuando va de abajo hacia arriba, empieza en el cuerpo y la mente, en el propio campus que habita cada ser humano y se extiende, se conecta y entreteje formando colectivos levantados sobre cimientos de tolerancia, reconocimiento y empatía que permiten edificar relaciones de dignidad, forjadas por la teoría y práctica de un humanismo de la dignidad basado en el reconocimiento sobre qué y quien es un ser humano, siguiendo la línea histórica nacida en la Grecia clásica, de Sócrates y Platón que promovieron la importancia del conocimiento y la reflexión individual, hoy afectados por el retorno de grotescos personajes del tipo Trump, Milei, Bolsonaro, Bukele, Rodolfo, Cabal, JP, Polopolo, que mediante sonidos políticos incoherentes abominan la ciencia, el arte, la política, la idea de ser humano sin más, pero conquistan sectores de población que siguen y dan validez a su mensaje.
El humanismo en Roma, avanzó en la filosofía estoica para una vida centrada en valores humanos y en la retórica como herramienta para la comunicación persuasiva, hoy atacada desde las redes de fake news, engaños y distorsiones que sobrepasan y mejoran el libreto de los engaños del nazi Goebbels. Durante la Edad Media, el humanismo adoptó una perspectiva cristiana (S. Agustín y S. Tomás de Aquino) que fusionaron la filosofía clásica con la teología, destacando la educación para el conocimiento en aras de la comprensión de la fe.
En el S.XV, el Renacimiento produjo una revolución cultural que revalorizó la antigüedad clásica. Pico della Mirandola abogó por la libertad intelectual y la expansión del conocimiento humano e introdujo la ides de dignidad, que permaneció en el humanismo renacentista (literatura, arte, ciencia) con Da Vinci y Miguel Ángel.
El S. XVIII, de la Ilustración centró el humanismo en la razón, la ciencia y los derechos humanos, como principios de la vida sin dueños y de la educación para formar ciudadanos ilustrados, libres y autónomos, que el S. XIX, se entrelazaron con movimientos sociales del liberalismo y el socialismo y promovieron luchas por derechos, igualdad, justicia social y tolerancia, que se perdieron en la primera mitad del S.XX desafiado por las guerras mundiales y el nazismo. Sin embargo, el humanismo resurgió abogando por la dignidad humana, los derechos humanos, el DIH y la paz mundial.
En la actualidad, el humanismo tiene como grandes desafíos derrotar de inmediato al Sionismo Genocida de Israel contra palestina, que asesina a un niño cada 10 minutos; rescatar del secuestro a la ONU como órgano encargado de la salvaguarda del humanismo y; no permitir que en Colombia el movimiento guerrerista de ultraderecha del tipo Milei, Trump y Bolsonaro, avance en su proyecto para-politico-empresarial, orientado a impedirle al gobierno y a las insurgencias cesar las hostilidades y obtener la paz como valor supremo, capaz de afianzar el humanismo de la dignidad que integre la globalización y la conectividad digital como desafíos y oportunidades para difundir valores humanos incluida la diversidad, la inclusión y la sostenibilidad.
P.D. Para el mundo exigir Palestina libre, un estado, una dignidad. Para el País, más unidad y menos egos para afianzar el poder popular. Para las universidades, recordar que su verdadera riqueza no reside solo en sus edificios, aulas y metas, sino en la fuerza y armonía de su comunidad construyendo, aprendiendo y creciendo juntos como los mejores seres humanos para transformar realidades.
¡¡¡Una Navidad de alegría y un Año Nuevo para renovar compromisos con la construcción de una universidad, un país y un mundo de conocimiento, comprensión, respeto y paz…lo que merecemos!!!