Hugo Zapata (1945) es uno de los artistas escultores más importantes de nuestro tiempo. Estudió arquitectura para entender las nociones espaciales, pero su mundo son las esculturas en piedra negra con oxidaciones de hierro con las que logra un éxito rotundo. El color y sus vetas las encuentra en lo profundo de una piedra cruda que parece común y corriente pero tiene adentro la gran historia de un escultor.
En el saber geológico de la piedra encuentra su mundo artístico. Mientras observa la piedra cruda en su jardín presiente movimientos, ejes, volúmenes, formas, energías que le otorgan sentido a un mundo inédito de dónde sale el sello de un lenguaje contundente. Zapata busca una nueva geografía del mundo subyacente que también le muestra las marcas y escrituras del tiempo.
Así, encontramos en su trabajo las piedras que en sus orificios contenedores crean Espejos del agua dónde busca, como los precolombinos, las imágenes estelares. Las estrellas quedan en el agua de sus esculturas. Las esculturas muestran las huellas reflejadas del firmamento. Obras a las que Edgar Negret adoró y que en algún momento llevó a la Bienal de Sao Pablo.
Flores, piedra lutita, 2011
Sus formas mantienen una dinámica moderna y actual. Las flores del mal son la combinación de geometría con poesía. Columnas verticales coronadas con polvo de color que permite una experiencia visual impresionante. La forma escultórica lleva en su referente pictórico y logra por su dicotomía un encuentro de recuerdos perdidos.
Zapata mantiene en su trabajo una línea austera donde en la superficie lisa evoca al tacto y la forma despierta esa idea de las cordilleras mientras atrapa el viento y contiene al agua en la luz de un brillo. Los referentes sensoriales se encuentran en todas las conexiones visuales. El artista vive entre las montañas de Rionegro y con solo observar su horizonte, nacen sólidas cascadas. En este gran conjunto Zapata utiliza el vidrio como un elemento que ordena segmentos negros de piedra pulida con vetas de hierro mientras evoca la singularidad de la trasparencia del agua dentro del mundo de sus trabajos sensuales.
Espejo doble, piedra lutita tallada, 2017
Así tanto la obra de arte y el acto de creación se unen a las investigaciones y los conocimientos de una topografía trasformada en obra de arte. Cada corte que realiza con su pulidora de diamante busca el comienzo de un centro imaginado, de una textura lisa que busca emociones cuando una arquitectura virtual se evapora en la compleja forma de un sincretismo secreto. Los nacimientos macizos de Cordilleras son formas horizontales continuas. Son cantos a la tierra, a la naturaleza, a la geografía.
También están los Naos, naves a la muerte que se lo ocurrieron cuando tuvo que participar en un homenaje a Alejandro Obregón. Bellas formas de embarcaciones donde prima la sencilla austeridad de una canoa.
Su otra geografía son las Pizarras que son vetas cafés que encuentra en la superficie de los ríos y las fragmenta en cubos que distribuye en instalaciones en el piso. Acá Zapata se inventa territorios sin mapas ni brújulas.
Publicada originalmente el 28 de abril de 2019