En 1764, el Gobernador de Santa Marta, Andrés Pérez Ruíz Calderón, implementó una iniciativa para abrir un camino de herradura que conectara San Juan de Ciénaga con Pueblo Nuevo de Valencia del Dulce Nombre de Jesús, atravesando la "Montaña".
Este proyecto buscaba mejorar la conexión con el Valle de Upar y establecer una ruta comercial directa con Santa Marta, optimizando así la logística de transporte y desechando la tradicional vía de Riohacha. La apertura de este camino también tenía como objetivo facilitar el transporte de ganado y el establecimiento de nuevos hatos en las cercanías de Santa Marta y Valencia de Jesús (Cronología histórica de las tierras de Aracataca, 2005).
Sin embargo, como decía Gabriel García Márquez, “El día en que la mierda tenga algún valor los pobres nacerán sin culo.” Este proyecto, aunque beneficioso para algunos, no reflejaba los intereses de las clases más desfavorecidas.
Posteriormente, el Gobierno incentivó la adquisición de tierras a ganaderos samarios y valduparenses con el propósito de fomentar la emigración y el desarrollo económico. En 1789, el virrey Basilio Fray don Francisco Gil de Toboada y Lemos comisionó al coronel Díaz Granados y a Pérez Ruiz para negociar con inmigrantes extranjeros y establecer colonias en la Provincia de Santa Marta. Este incentivo permitió que el 25 de marzo de 1789, un grupo de 91 extranjeros y 32 pobladores nativos de Socorro se establecieran en San Carlos de San Sebastián, hoy conocido como el Municipio de Fundación. "Esta patria que no escogí por mi voluntad sino que me la dieron hecha como usted la ha visto que es como ha sido desde siempre con este sentimiento de irrealidad, con este olor a mierda, con esta gente sin historia que no cree en nada más que en la vida, ésta es la patria que me impusieron sin preguntarme…” reflexionaba García Márquez, en alusión a un sentir generalizado en la época. La región, ahora identificada como la Zona Bananera, se convirtió en un importante centro de haciendas ganaderas y agrícolas (Relatos históricos de Aracataca, 2005).
La adjudicación de tierras en Aracataca, no obstante, estuvo marcada por la discriminación. Los archivos históricos revelan que las tierras realengas fueron mayormente otorgadas a personas de alto prestigio social y poder, muchas de ellas españolas o criollas con influencia política. Un ejemplo de esto es Basilio García, quien solicitó y obtuvo tierras entre los ríos Sevilla y Aracataca en 1796. A su cuñado, José Simeón Munive y Mozo, también se le adjudicaron tierras en la misma región. "Lo único que me duele de morir es que no sea de amor." comentaba García Márquez en un tono de desilusión, que bien podría resonar con aquellos que observaban cómo las decisiones de adjudicación beneficiaban a unas pocas familias prominentes. "Un hombre sabe cuando empieza a envejecer porque empieza a parecerse a su padre." Esta frase ilustra cómo, con el tiempo, las prácticas y costumbres se perpetúan, consolidando la influencia de las élites.
Finalmente, García Márquez nos recuerda en Cien años de soledad que “El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad”. Esto podría interpretarse como una advertencia sobre las consecuencias de vivir en una sociedad donde las injusticias y las desigualdades quedan sin resolver, dejando a las generaciones futuras enfrentadas a la soledad de su propio destino.
Cronología histórica de las tierras de Aracataca. (2005). En 90 años * 1915 - 2005.
Relatos históricos de Aracataca. (2005). En 90 años * 1915 - 2005.
Discriminación en la adjudicación. (2005). En 90 años * 1915 - 2005.
García Márquez, G. (1967). Cien años de soledad. Editorial Sudamericana.
García Márquez, G. (1985). El amor en los tiempos del cólera. Editorial Oveja Negra.