Yo me solidarizo con los viajeros y con quienes han sido afectados por el cambio en itinerarios y vuelos cancelados a causa de la huelga de pilotos de la Asociación Colombiana de Aviadores Civiles (ACDAC), pero no con Avianca.
El colombiano promedio no entiende el sentido de esta protesta, pues desconoce cómo es el trabajo de un piloto. Aún así, creo que todos tenemos algún conocido que vuela en Avianca y sabemos que no son criminales ni extorsionistas, y están ejerciendo su derecho constitucional a huelga. Por esto considero que lo mínimo que podemos hacer por respeto a ellos es analizar la situación con pensamiento crítico y no inducido.
Como dice Yezid García Abello: ¿por qué tienen que ser los pilotos los que respondan por la incomodidad en los aeropuertos? ¿No es tan culpable el empresario embravecido, amenazante que no supo negociar? A lo anterior, agregaría yo, ¿no es tan culpable el Estado que permitió sentar las bases para una industria tan centralizada, donde cerca del 60% del mercado —según Portafolio— está a cargo de una sola empresa? (Para los interesados ver fusión Avianca/ACES 2001)
En su protesta, los pilotos exigen la reducción de su jornada laboral, nivelación salarial y mayor seguridad aérea. Sí, esta huelga también es por SU seguridad y la mía en el aire.
La reducción de horas laborales no es polémica. Un piloto de Avianca trabaja en promedio 200 horas al mes (no horas de vuelo, pero sí de servicio), jornadas laborales de 12 y hasta 14 horas y media. Ellos piden que sus horarios sean nivelados a 160 horas mensuales: una reducción del 20% no del 40%; esto sin contar el tiempo de entrenamiento y estudio para los constantes chequeos, que para esto precisamente pedían los iPads, no por antojo sino como herramienta de estudio y trabajo, como el computador que a muchos nos da la empresa.
Alimentada por una evidente campaña mediática en contra de sus peticiones, la huelga no es un mero capricho como aseguran los medios tradicionales, es el resultado de la incapacidad de la empresa de responder a la exigencia de nivelación salarial desde el 2013 y de la no negociación de un solo pliego de peticiones desde el 2004. Con respecto al nivel de salario que se exige, la comparación con los salarios lamentables que hay en industrias diferentes, ha sido utilizado en pro de la compañía para que los usuarios y la opinión pública se solidaricen con la empresa. No obstante, el desconocimiento de la labor aérea y de la remuneración que la misma tiene en Colombia y en países con realidades económicas similares (particularmente en países donde opera la misma holding como Perú, Ecuador, Brasil, donde los pilotos ganan más que en Colombia) debería ser el punto de partida para entender esta petición, no un sentimentalismo inducido.
Con respecto a la seguridad aérea, desde el año 2013 ACDAC ha denunciado el riesgo que implica el pacto colectivo y la política de productividad de Avianca, que entre otras cosas liga el salario a horas de vuelo, consumo de combustible y hora de salida de vuelos, y que por considerar inmoral y fuera de lugar, ha marginalizado a los sindicalizados.
El pliego de peticiones es de 30 páginas, que para cualquiera con el mínimo sentido común, están sujetas a negociación. Así que los que se comieron el cuento tergiversado de que el pliego le costaría a Avianca 200 millones de dólares al año, piénselo bien, porque muy fácil es ver blanco y negro, pero no los matices… ¿por qué no argumentar que puntos son exagerados o no en la mesa? ¿Por qué invertir su energía y recursos en una campaña mediática y no en sentarse a negociar? La polarización de un pliego de peticiones es lo que ha entorpecido la negociación, pues hay que tener en cuenta que nunca un pliego de peticiones negociado resulta en la concesión de todas las peticiones iniciales.
Otro punto trascendental ha sido la definición de lo qué se considera un servicio publico esencial. Según lo señalado en la sentencia C- 450 de 1995 de la Corte Constitucional, el transporte aéreo si es un servicio público esencial, pero según lo señalado en las recomendaciones de la OIT, no lo es. ¿Será que un servicio público esencial está caracterizado por tener tarifas tan altas, arbitrariedades con los pasajeros o las costosas penalidades, como ocurre en el transporte aéreo colombiano? Según el centro de pensamiento Raddar, más del 50% de la población colombiana nunca ha utilizado el transporte aéreo, ¿será que es tan esencial como el agua? Si Avianca tuviera 10% del mercado ¿seguiría considerándose servicio público esencial?
Solo me resta decir que no hay huelga que no cause traumatismo, pues es un estado anormal, y que ese traumatismo es mayor por la desventaja en la que se encuentran los pilotos frente Avianca ante el panorama del mercado aéreo, la ambigüedad de la ley y una clara desventaja de maquinaria mediática y de lobby político.
Para los que quieren saber de antecedentes de Avianca frente a sus colaboradores y ante la ley los invito a ver: la sentencia T069 2015 de la Corte donde se exige el desmonte del pacto colectivo (que actualmente está en desobediencia judicial) y la sanción administrativa que el Ministerio de Trabajo impuso a Avianca respecto a la formalización de los trabajadores tercerizados.