El pasado sábado 2 de julio de 2022 se llevó a cabo un evento de música tecno llamado “Red Room 2” en las afueras de la ciudad de Bogotá D. C., más exactamente en la Calle 245 con Séptima, a cargo de la organización “Techno Bogotá” del colectivo Katharsis, cuyo uno de los organizadores es el señor Luis Miguel Almentero Villadiego, quien incluso fue invitado por el Ministerio de Cultura para una entrevista el pasado 1 de diciembre.
En horas de la madrugada del domingo 3 de julio, uno de los asistentes llamado Ricardo José Rojas sufrió una afectación fulminante, cuyas causas aún se encuentran en investigación por parte de las autoridades en materia forense.
Sin embargo, lo más preocupante de esta noticia se encuentra en la organización y su personal logístico a cargo del evento, quien de acuerdo con los acompañantes de la persona que falleció y a la mayoría de los asistentes al evento se presentaron las siguientes irregularidades:
- No había personal de primeros auxilios en el evento, por lo cual no se le prestó asistencia médica, que quizás hubiese permitido otro desenlace a este suceso.
- El agua se agotó a mitad de la noche y fue puesto un guardia de seguridad en los baños, con el fin de vigilar que ningún asistente tomara agua de los lavamanos.
- No había ventilación y el evento fue sobrevendido, por lo cual los asistentes manifestaron que la sensación de ahogamiento fue impresionante.
- Una vez la persona presentó su afectación y fue confirmado por parte de los asistentes que ya no tenía pulso vital, fue sacado por personas de la logística a la parte exterior del evento, para evitar cualquier reacción por parte de los asistentes.
- La persona, de acuerdo con los testimonios, permaneció más de una hora en el suelo sin recibir ningún tipo de ayuda médica, incluso ante la incredulidad de las personas que atendían la barra de consumo.
Muchas personas dejarán de lado las fallas logísticas e inhumanas del evento y se precipitarán a lanzar juzgamientos respecto a cuál fue la causa de la muerte de la persona, dejando a un lado el tipo de persona, que era, un joven de tan solo 26 años, que hablaba perfectamente dos idiomas, que tenía un negocio propio y que era el único sustento de su madre.
Estos testimonios y los comentarios de asistentes se pueden apreciar en el Instagram oficial de la organización sin ánimo de lucro ÉCHELE CABEZA (@echelecabeza).
Nos preguntamos con base a lo anterior, ¿se configura una responsabilidad penal por parte de las personas de logística y organizadores del evento en la omisión de sus acciones? ¿Quién otorga los permisos para estos eventos que claramente no cuentan con todo lo vital para su funcionamiento? ¿Habrá impunidad como la mayoría de veces en este país? ¿La organización y el colectivo cambiarán su nombre y seguirán realizando eventos? ¿Quién será su próxima víctima?