No puedo dejar pasar este día sin reflexionar: ¿Por qué queremos derechos y no flores, felicitaciones o regalos? Sencillo, porque el machismo sigue siendo cotidiano. En el día a día y desde que somos niñas, la cotidianidad nos da una patada en la cara. A veces es más sutil, a veces más hiriente y a veces ni cuenta nos damos, como si estuviéramos anestesiadas. Lo tenemos naturalizado.
Un día como hoy se celebra (o más bien, se conmemora) la lucha por la igualdad, la justicia y los derechos de la mujer. Una larga lucha que aún sigue en pie, batallando contra el machismo, es decir, contra la cotidianidad. Vivimos en una sociedad en donde en muchos trabajos los hombres ganan más que las mujeres así tengan las mismas responsabilidades, en donde el acoso es socialmente aceptado e incluso a veces fomentado, en donde el maltrato hacia la mujer en la mayoría de los casos se libra con impunidad, en donde el aborto sigue siendo ilegal en muchos países (causando la muerte de miles de mujeres), en donde se imponen estereotipos de belleza que se vuelven criterios de exclusión. Una sociedad en donde tengo que esforzarme más que cualquier compañero hombre para demostrar que soy buena, para demostrar que puedo hacer bien mi trabajo, para probar un absurdo: que somos igual de capaces. Una sociedad en donde tengo que hablar con fuerza para que me escuchen y me tomen en serio, pero en donde muchos se molestan si tengo opiniones tajantes frente a las cosas. Una sociedad en donde muchos de los insultos coloquiales ponen el ser mujer en un lugar de humillación (mucha niña, mariquita, hijo de puta, mucha loca, etc). Una sociedad machista tan sólidamente estructurada que incluso nos ha enseñado a odiar a las otras mujeres. Que nos ha enseñado a decirle perra a la mujer con la que nos fueron infieles, sin cuestionar la responsabilidad de nuestras parejas en el acto. A mirar de arriba a abajo a otras mujeres cuando se visten con minifaldas o muestran mucha piel. A burlarnos de las madres jóvenes y decirles “mamitas luchonas”. A decir que las mujeres nos llevamos mal entre nosotras porque somos muy envidiosas. Una sociedad que nos ha hecho creer que somos menos y nos tenemos que callar y agachar la cabeza.
Una sociedad machista que también pone en una posición injusta a los hombres. Que les dice que tienen que ser el sostén del hogar. Que tienen que pagar la cuenta siempre. Que tiene que ser fuertes y valientes. Que los niños no lloran. Que un hombre tiene que ser esto y lo otro, y que si no lo es, es un “marica”.
Una sociedad machista que nos ha puesto a todos en un lugar incómodo, donde no queremos permanecer. Donde nos cansamos de estar.
Es por eso compañerxs que hoy no queremos comer chocolates al ritmo de “Mujeres” de Arjona. Hoy queremos fuerza, hoy queremos cambios, hoy queremos determinación, hoy queremos sentirnos muchxs en esta lucha. Esta lucha que es por nosotras, pero también por ustedes.
*Tomado del blog Cantarranasur
Derechos, no flores