Hospital regional del norte del Cauca: Un elefante blanco criado por camaleones

Hospital regional del norte del Cauca: Un elefante blanco criado por camaleones

Hay que decirlo, el norte del Cauca y Santander de Quilichao no podían (¡ni más faltaba!) quedarse sin su cuota de elefantitos blancos...

Por: Omar Orlando Tovar Troches
septiembre 10, 2024
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Hospital regional del norte del Cauca: Un elefante blanco criado por camaleones

El atlético Lagarteiro de Quilichao, acostumbrado, como ha estado desde hace más o menos veinte años, a posar rozagante y orgulloso junto al político que tiene opciones de ganador, y cómo no, junto al ganador o ganadora; tan pronto logró reelegir a uno de sus muy ingeniosos  y representativos candidatos, después de disfrazarlo de zurdo, no obstante su público pasado godo y uribista; se aprestó otra vez, a posar con la vice y el ministro para renovar, por enésima ocasión, la ya poco creíble promesa de terminar y poner en funcionamiento el elefante blanco, perdón, el hospital regional del norte del Cauca. 

Mucho tememos, los ciudadanos confundidos de Quilichao, que los destacados camaleones locales, junto con el constructor-alcalde se dieron sus mañas para enredar al actual ministro de salud y lograr que se comprometiera en una misión, que por donde se la quiere mirar (sobre todo en estos días de destape de elefantes blancos y corrupción), le va a quedar difícil de cumplir al valiente escudero del gobierno del Pacto.  

Vamos con despacio. 

El hoy director del Departamento Nacional de Planeación, Alexander López, ha confirmado las eternas sospechas sobre el desafuero uribista con la platica de los colombianos, destinada a los famosos OCAD y a otros programas de infra estructura y de inversión social. 

Aunque es cierto que las cifras exactas de lo que no se invirtió, se invirtió mal, se subcontrató o se robaron, no están (ni estarán) totalmente calculadas; lo que sí es posible constatar, en todo Colombia, es la presencia de regordetes elefantes blancos criados por los eternos camaleones de la política local, regional y nacional. 

El norte del Cauca y Santander de Quilichao no podían (¡ni más faltaba!) quedarse sin su cuota de elefantitos blancos. La historia del Hospital Regional del Norte del Cauca es la historia de la crianza del majestuoso paquidermo albino que hoy se observa en la entrada norte de este municipio del Cauca y que bien vale la pena recontar, de manera sucinta, para dar cuenta de la obra y gracia de los camaleones de siempre y de sus pupilos, los gobernantes locales y departamental, quienes, desde la época del gobierno de Juan Manuel Santos, han sabido darse las mañas para criar al orejón animalito. 

Cuando la sede de la Alcaldía de Santander de Quilichao quedaba en lo que hoy es el vacío local de la biblioteca inaugurada en el primer mandato del constructor-alcalde, quienes por una u otra razón visitábamos esta sede administrativa, en tiempos del exalcalde y hoy coequipero del Constructor –alcalde, don Carlos J. Bonilla, podíamos contemplar maravillados y muy esperanzados la maqueta del super proyecto del nuevo hospital departamental en Quilichao. 

Se nos decía, en esas épocas, que los estudios y los diseños para edificar tan urgente obra de salud ya estaban listos y que no era sino un impulsito de los gobiernos departamental y nacional para empezar a ver a ingenieros y obreros arrancando con su construcción, la que, desde hace casi 20 años ya era necesaria, teniendo en cuenta que los primeros síntomas del futuro desgreño administrativo y de la incapacidad física para atender a tanta gente, ya estaban cercanos  a materializarse en el viejo Hospital Francisco de Paula Santander. 

Las señales para el nacimiento del rollizo paquidermo albino fueron claras (... y no les prestamos atención). Se juntaron las ganas de premio Nobel del expresidente Juan Manuel Santos, con los deseos de arrancar hegemonía política por parte de don Tito (Temístocles Ortega) y las astucias del atlético lagarteiro de Quilichao, a la cabeza del dos veces constructor – alcalde y su séquito de camaleoncitos, para que el empujoncito que era esperado desde el mandato de don Bonilla se viera plasmado en... ¡Adivinaron!: Un OCAD. 

Algo más de doce años, tres mandatos de Tito en la Gobernación del Cauca, tres y medio pupilos-socios de Bonilla en la alcaldía de Quilichao y ya se le empezaron a ver las orejas y la inmensa panza al elefantito blanco que hoy se muestra como uno de los grandes logros del Titismo y del Bonillo-Grijalbismo.  

Las mil y una maromas ejecutadas por el atlético lagarteiro  y los camaleoncitos de siempre (que van siendo los mismos), lograron que el proyecto, cuyos estudios y diseños (de varios millones de pesos) junto con el terreno que ya disponía el municipio para la obra, tuvieran que dar paso a la genial propuesta del constructor- alcalde de volver hacer estudios y diseños (de varios millones de pesos) y la “necesidad” de COMPRAR (por otros cientos de millones más) un nuevo terreno para el hospital y así lograr darle vida a la criaturita orejona que hoy se exhibe con orgullo por  parte de los de siempre y que ahora pretenden que sea refinanciado por el actual gobierno nacional. 

Ni los alcaldes de Quilichao, ni los gobernadores del Cauca han explicado satisfactoriamente, hasta ahora, las razones del abrupto cambio del proyecto original del hospital regional, ni han dado razón clara del destino de los millones de pesos de ese OCAD, invertidos (¿?) en una obra sin terminar y con graves riesgos de imposibilidad de inversiones, dadas las sospechas que ahora despierta toda la contratación de esos programas durante el régimen uribista, del que también hacían parte don Juanma y el constructor-alcalde.  

Los uribistas locales de aquellas calendas, hoy disfrazados de “progres”, bajo el ala protectora (¿?) de la Vice, de don Tito y de un alto funcionario del Pacto, tendrían que salir a explicarle a los nortecaucanos y al presidente Gustavo Petro, cuál es el afán de meter en aprietos al ministro de Salud, al pretender hacerlo corresponsable de un engendro que tiene patas de elefante, orejas de elefante, trompa de elefante y es blanco.  

Nos deben las razones para el extraño manejo de la platica de los contribuyentes, pero, sobre todo; nos tienen que responder por haber puesto y mantener en riesgo la salud y la vida de los nortecacuanos.  

Ñapa Choco crispis: Hablando de orejones blancos; los concejales y diputados de Quilichao no pueden hacerse los de la oreja mocha, ellos (ellas) también han sido responsables en la crianza del elefantito, del que muchos, hasta se sienten orgullosos (as). Los unos (unas) como autores del cambio en el proyecto original y los otros (otras) por haber guardado cómplice silencio durante tanto tiempo. 

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