Ucrania es un país de Europa oriental. En 1991 se separó de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) tras el desplome del campo socialista.
En la actualidad es el centro de una disputa por parte de las dos potencias, como son Rusia y Estados Unidos.
Este último es el líder de una alianza militar como lo es la Otan, y se arroga el derecho de intervenir en diferentes naciones del mundo, derrocando gobiernos elegidos democráticamente, según su argumento es por reestablecer la democracia, pero lo hace, en verdad, por sus intereses de saquear las economías, como ha ocurrido en Latinoamérica.
En el momento la Otan viene asediando militarmente a Rusia con la disposición de tropas en los países limítrofes.
Hasta ahí se considera que, mientras no atraviesen las fronteras, no hay confrontación militar; pero, la presión está en el uso de armas nucleares y bombarderos apuntando hacia Moscú, lo que no deja tranquila a Rusia al ser una evidente intimidación.
Nadie se quedaría tranquilo si le están apuntando a la cabeza con una pistola.
La respuesta de Putin es el despliegue de todo su arsenal militar a proteger sus fronteras y los anuncios de que tomarían por la fuerza el territorio ucraniano si Estados Unidos no cesa la presión militar, pero ninguno de los dos ha echado un pie haca atrás, y la intimidación se mantiene de parte y parte.
Para ninguno de los dos es conveniente que haya una confrontación militar por los inmensos costos económicos y la pérdida en vidas de cada uno de los contendores; además, porque la destrucción de Ucrania sería espantosa, lo mismo que a otros países que resulten involucrados.
¿Y por qué tanto interés en Ucrania? Por una parte, Estados Unidos busca sacar de la injerencia de los rusos a Ucrania, vinculando a este país a la Otan.
Por otra, se debe considerar que Ucrania es un puente entre Rusia y Europa, el camino más expedito para sacar el gas del territorio ruso hasta Alemania y países de Europa.
En territorio ucraniano, Rusia viene haciendo uso de una red de gasoductos que le permiten exportar gas a la comunidad europea. Pero ante la presencia militar de Estados Unidos, Rusia le tomó por sorpresa con la construcción del gasoducto Nord Stream 2, estratégico y de gran eficiencia por el mar Báltico, que, de igual manera, llega al mejor mercado europeo.
Se debe tener en cuenta que el injerencista es la Otan, con los Estados Unidos a la cabeza, se está metiendo el rancho de los rusos; de ahí deriva el justo malestar de Vladimir Putin.
Pensemos por un momento, qué sucedería si fueran los rusos los provocadores, los que se vengan a meter a nuestro continente y con la anuencia de Cuba, Nicaragua o Venezuela, vengan a instalar bases militares como ocurrió en 1962 en Cuba, cuando la Unión soviética instaló unos misiles apuntando a Washington.
Menos mal que ese episodio fue superado por vía diplomática, retirando los misiles. Pero nadie está dispuesto a tolerar que lo intimiden desde su propia casa o la casa del vecino.
Los medios de comunicación vienen divulgando noticias falsas, acusando a Vladimir Putin de ser el causante de estas amenazas de guerra, cuando son los Estados Unidos unos provocadores.
Putin ha demostrado tener una vocación de paz, es por ello que ha buscado las vías diplomáticas invitando a los países involucrados al diálogo.
La guerra no le conviene a ninguna nación. Esperamos que ese ambiente belicoso vaya disminuyendo, porque esta es una amenaza cruel por el costo en vidas, y los Estados Unidos entiendan que esta guerra pueda golpear más su menguada economía.
Recordemos que la Otan nació después de la Segunda Guerra Mundial como un organismo político para contrarrestar el crecimiento de la Unión Soviética cómo fuerza comunista.
Posteriormente se convierte en un organismo militar. Después de la disolución del campo socialista, la Otan logra vincular a tres antiguas repúblicas soviéticas: Lituania, Letonia y Estonia, restándole fuerza a los rusos; y ahora pretenden hacerlo con Ucrania.
Se debe tener en cuenta que el 46 por ciento de los habitantes de Ucrania son rusoparlantes y también que, a partir del 2014, la península de Crimea, que antes pertenecía a Ucrania, ahora pasó a ser parte de Rusia mediante intervención militar.
Lo que se está viviendo en este conflicto es lo más parecido a la Guerra Fría, donde se mueve la artillería, se hacen maniobras, pero nunca sale un disparo.