¿Cómo es posible que todos los colombianos, pobres, ricos y humildes, todos estemos poniendo de nuestra parte, continuando la vida de la mejor manera posible, entre la adversidad de lo que nunca nos había pasado, pasando las duras y las maduras, y ustedes, levitando en el privilegio, en el curubito de la fortuna, encima de todas y cada una de las ventajas que se pueden concebir como colombiano, no hayan sido capaces de sesionar en esta coyuntura tan difícil que se vive?
¿Cómo es posible que todos los colombianos nos estemos dando la "pela" y el Senado, con todo el presupuesto que tiene, no sea capaz de sesionar desde el confinamiento? Enserio, es que hasta los Call Centers han movilizado todas las plataformas y redes de apoyo al cliente a las casas de sus miles de trabajadores y el Senado de la República, con los cientos de miles de millones de pesos que tiene asignado para su operación, no va a ser capaz de hacer su trabajo desde la casa?
No me sorprende pero por supuesto que me indigna. Me indigna tener que levantarme todos los días a las 7 de la mañana a trabajar desde mi computador por las siguientes 10 horas para ganarme en un mes lo que ustedes se ganan en menos de un día. Un día que pasan sin trabajar, en casa dizque esperando a ver que hace el congreso, es un día que para el colombiano corriente se arriesga, lo da todo y se juega la vida para en la noche seguramente acostarse con hambre y mil deudas de compañía.
Y eso que yo soy afortunada porque tengo trabajo, computador y casa. Pero ustedes, que lo tienen todo y más, no han sido capaces de apretarse el cinturón y hacer su verraco trabajo que está en función de nosotros que los pusimos allá. Que dolor que impotencia y que injusticia.
La humanidad se merece lo que está viviendo. Los colombianos, en parte, nos merecemos el confinamiento. Porque necesitamos reflexionar. Necesitamos mirarnos al espejo y reconocer lo cínicos, lo indolentes y lo egoístas que hemos sido con nuestro país, los nuestros y con nosotros mismos. Pero en la cúspide del cinismo y del egoísmo están ustedes, honorables senadores y congresistas, que ven el mundo arder desde la comodidad de su casa y su salario de treinta y tantos millones de pesos que sale del bolsillos de tanta gente humilde, hoy pasando las más duras. Ustedes también necesitan reflexionar pero lo ultimo que se merecen son otras vacaciones inesperadas.
