Vinos en Escena es el bar más hermoso que uno encuentra en miles de kilómetros cuadrados en el mundo. El nombre en realidad se queda corto, ya que allí todo se mueve en escena: el alma humana, la alegría de vivir alrededor de un piano, de cuadros, o de conversaciones embriagadas de gente vital que respira y huele a artes.
Antes fue una imprenta en donde el recordado Jaime Garzón corrió y mamó gallo de forma iniciática. Shamy y Fernando Vicario, que son sus anfitriones, tienen duende; un imán que jala todos los ánimos, de modo que uno pasa días esperando la fiesta que se aproxima, el festival de cine, la feria del libro, la de arte urbano, las jornadas de música y literatura porque a decir verdad Honda, la ciudad que acoge a Vinos en Escena, es hoy una capital potente de encuentro cultural, de vida sabrosa, de diálogos que edifican.
Aunque llegar a Honda significa sudar a raudales y transitar una carretera que oscila entre el dolor y la gloria, pues puedes encontrarte con un viaje de un par horas deliciosas entre paisajes o uno de siete entre trancones marca registrada de todas las carreteras del país, vale la pena, vale la pena moverse hasta allí y quedarse mucho tiempo allí.
La ciudad también tiene duende; está en el aire que trae respuestas. Y lo tiene no solo por haberlo alimentado en varios siglos de historia agitada, sino porque habitantes del lugar, los “bogondanos” que se mudaron en fila allí a hacer vidas, las instituciones y espacios culturales (el Banco de la República con un gran Ángel al frente responsable de que muchos se decidieran por Honda, el Museo Alfonso López Pumarejo, el del Río, la Secretaría de Cultura, el viejo teatro Unión, La Pia, y tantos otros), se han dado sesuda y solidariamente a conseguirlo.
Quien asista con ganas y cuerpo duro a las fiestas de media noche en Honda, a la marcha hondana que es enérgica, se va encontrar casi siempre a Leopoldo Pinzón con su esposa. Y lo va a disfrutar. Este tipo de algo más de 80, irradia encanto, brinda palabras como peces multiplicados, va y viene en el hilo de la historia de este país de cimas y simas. Pinzón, periodista sin patronos, cineasta, humanista, que bebe cervezas abundantemente prudentes y se ha sorprendido siempre, igual que Diógenes, de ver cuantas cosas hay en el mercado que él no necesita, justamente merecería el premio vida y obra que da el Ministerio de Cultura a personajes que han movido el acervo cultural.
Honda y Vinos en Escena donde Fernando habla, incita y va entre mesas sin cesar, arden de calor, de emoción. Uno simplemente se lava y sigue, va a otra fiesta, unta todo de existencia y vuelve a empezar. Aquí no se puede parar ni se puede empatar.
El fin de semana pasado se movían por allí Víctor Gaviria, Jorge Alí Triana y William Ospina, entre otros nombres, otras canas, todo el mundo de un lado a otro entre películas e imaginaciones durante el festival de cine.
El fin de semana pasado se movían por allí Víctor Gaviria, Jorge Alí Triana y William Ospina, entre otros nombres, otras canas, todo el mundo de un lado a otro entre películas e imaginaciones durante el festival de cine
El fin de semana pasado se movían por allí Víctor Gaviria, Jorge Alí Triana y William Ospina, entre otros nombres, otras canas, todo el mundo de un lado a otro entre películas e imaginaciones durante el festival de cine.
El que viene tendrá a Liternatura, un cruce de caminos entre la literatura, la cultura y la naturaleza, con escritores, audiencias, personas que siguen creyendo que la vida merece la pena ser vivida, que merece serlo escribiendo, narrando, incluso o sobre todo emancipándose sin destruir la tierra que uno pisa, sin apostar a destruirla pues bien cierto es como decía Patricia Highsmith que …Si la vida misma es un juego de azar, para que perder apostando.
La movida cultural de Honda es toda gratis, es abierta, no mira pintas. El trago necesario no lo es siempre, pero aún es barato sin aquel abuso característico del turismo depredador que arrasa a otras ciudades.
Vale la pena cruzar el umbral y hallarse de un momento a otro en Honda. Eso sí, no se sorprenda si lo reciben muy bien y lo invitan a quedarse.
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