Solo bastó un par de patadas para tumbar la pared de yeso que hacía de muro de la cárcel La Catedral, en Envigado, el reclusorio que había mandado a construir Pablo Escobar para entregarse con el fin de evitar la extradición, que era a lo que más le temía el capo. Por aquella falsa pared derribada con facilidad se escapó Pablo Escobar junto a nueve de sus lugartenientes el 22 de julio de 1992. Fue la burla y el desafío más grande al gobierno de César Gaviria.
Pablo Escobar sabía desde el primer momento en que tomó la decisión de entregarse que podría escaparse en el momento en que lo quisiera. No solo contaba con mucho dinero, poder, con sus escoltas de más confianza, sino con el apoyo de algunos uniformados de peso.
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Escobar decide irse de La Catedral luego de que sus fuentes militares le informaran que el entonces presidente César Gaviria había ordenado la toma de la cárcel por parte de la IV Brigada de Antioquia, al enterarse, por cuenta del fiscal general de la Nación de la época, Gustavo de Greiff, de que el capo había asesinado dentro de La Catedral a Fernando Galeano y Gerardo Moncada, socios suyos en el Cartel de Medellín. Escobar demostró que desde su cárcel seguía siendo el mandamás del negocio de la cocaína y un temido traficante de mano dura.
Cuando los soldados de la IV Brigada del Ejército entraron a tomar el control de La Catedral para trasladar a Escobar a un batallón, muchas horas atrás se les había fugado en medio de la neblina de aquella madrugada.
En los días siguientes el país se enteró de las excéntricas comodidades que Escobar tenía en la cárcel hecha a su medida. Aparte de las armas y las caletas de dólares que encontraron allí,la cárcel estaba dotada de saunas, jacuzzis, cuartos de juegos y otros de orgías sexuales.
Meses y años después fueron apareciendo las verdades de cómo Pablo Escobar tenía a su servicio los guardianes que custodiaban su prisión, algunos de los soldados que se apostaban a las afueras de la cárcel y los altos mandos que tomaban decisiones en su reclusión, entre ellos el entonces coronel Homero Rodríguez, quien era el director de la cárcel La Catedral al momento de la fuga de Pablo Escobar y pagó cárcel por el escape del narcotraficante.
El coronel que cuidaba a Escobar era el papá de otro capo del narcotráfico
El coronel Homero Rodríguez, a quien llamaban Rayo, es el papá del peligroso y abatido Juan Carlos Rodríguez, alias Zeus y uno de los líderes del Clan del Golfo, quien al igual que su papá hizo la carrera militar y también, al igual que su papá, salió por la puerta de atrás del Ejército y al igual que su papá. Alias Zeus salió retirado del Ejército con el rango de mayor.
Antes de que el coronel Rodríguez asumiera como director de la cárcel de Pablo Escobar y se viera vinculado a la investigación por la fuga, este alto militar fue mano derecha de El amargo final del general Maza Márquez en el extinto Departamento Administrativo de Seguridad. El coronel Homero Rodríguez fue por aquellos años el jefe de inteligencia del DAS, y tuvo también que responder ante las autoridades en las investigaciones por magnicidios como el de los candidatos a la presidencia de la República, Luis Carlos Galán Sarmiento, Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro, en los que no le encontraron relación alguna.
Otro de los importantes cargos que tuvo el coronel Homero Rodríguez, fue ser jefe del esquema de seguridad del entonces candidato presidencial César Gaviria, quien asumió las banderas del asesinado Galán Sarmiento. Fue el mismo coronel Homero quien le dijo a César Gavira, siendo candidato, que no se subieran al avión de Avianca que estalló en los aires por orden de Pablo Escobar. Su cercanía con el ya convertido en Presidente y el haberle salvado la vida, fue una de las razones por las que el mandatario lo puso al frente de la cárcel de Escobar.
Un par de años después de la fuga de Escobar, el coronel Homero Rodríguez fue enviado a la cárcel tras una investigación de la Fiscalía por su presunta participación en la fuga del capo. La investigación tanto de la Fiscalía como de la Procuraduría cobijaron a 45 personas, entre ellas estaban el entonces comandante del Ejército Nacional, general Manuel Murillo, a quien se le acusó de omisiones; el comandante de la IV Brigada del Ejército, Gustavo Pardo Ariza, a quien lo acusaron de negligencia e ineficiencia; al viceministro Eduardo Mendoza; al director general de prisiones, lo que hoy es el Inpec, entre muchos otros.
Las acusaciones contra el coronel Homero fueron inicialmente por haber permitido, como director del penal, la modificación de la cárcel en un gigante y lujoso complejo cinco estrellas. Para lograrlo, Homero Rodríguez, según las investigaciones, se valió de una autorización de emitida por el entonces director general de Prisiones, Hernando Navas Rubio, para la construcción de refugios antiaéreos para la seguridad de Escobar, con lo que aprovecharon para hacer cabañas extras, chalets, caletas y hasta un bunker.
Al coronel Rodríguez también se le acusó en su momento de permitir como guardianes de la cárcel a familiares de los internos, así mismo se le acusó de haber permitido que los internos pudieran acceder a radios de comunicaciones, armas y miles de dólares, que luego de la fuga fueron encontrados por las autoridades el 26 de julio de 1992 alrededor de la imponente Catedral.
Del coronel en retiro Homero Rodríguez se sabe que luego de recuperar su libertad vive en Estados Unidos, donde por estos días vive el trago amargo del asesinato de su hijo, quien dejó el Ejercito para convertirse en uno de último capos del narcotráfico, primero vinculado al Cartel del norte del Valle y luego al Clan del Golfo, a donde permaneció como uno de sus líderes hasta su muerte.
