Peñuela, !mucha mierda* estés donde estés
Sí, la evidencia de la muerte es terrible. Y es más terrible cuando quien decide irse es alguien que nunca te conoció; cuando el que se fue, lo hizo antes que los pasos de la negligente muerte lo alcanzaran; cuando ese alguien es un ser con el cual tu vida se unió en el momento en que, todo en él ya era silencio.
A Fernando Peñuela tengo la sospecha de haberlo visto, bajo el designio de alguno de los personajes de la obra “A título personal”, hace ya varios años cuando era estudiante y, por casualidad, resulté en una función del mítico teatro la Candelaria. Solo es sospecha. Así el haya estado ese día, en nada cambia esta sensación de recuerdo sin recuerdo.
De Fernando solo tengo ideas prestados, suposiciones robadas. Más allá de la sospecha, casi tengo la certeza de que mis ojos nunca lo vieron. Ha sido en el gusto tardío por el teatro, y en el amor hacia la mujer que lo encarna que he construido su rostro. Un rostro de grande, de cronopio inventor de universos.
Un rostro que fue muchas máscaras. Una máscara parecida a mi rostro.
No es cuestión esotérica, religiosa o de demencia, si llegaran las palabras indicadas tal vez no tendría problemas en hacerme explicar. Pero como espero ya sea obvio, esas palabras no van a llegar.
Esto es simple, escribo para somatizar una perplejidad, ¿sentir que mi camino se une con otro que hace rato decidió dar el último paso? Es un asunto más que maravilloso.
Alguien escribió que el nombre de Peñuela empezó a figurar en los repartos del grupo desde 1974 y que si uno se pone a hacer sumas de todas las veces que se subió a un escenario, no le alcanzarían los dedos de la memoria como para poder abarcar su gesta. Guadalupe, años cincuenta; 10 días que estremecieron al mundo; la historia del soldado; el diálogo del rebusque; corre, corre, casqui Carigüeta; el viento y la ceniza; la tras-escena; el paso; maravilla estar; la trifulca; en la raya; tráfico pesado; manda patibularia; el Quijote; de caos & deca caos; Nayra; son las obras en que Peñuela dejó sus días. Obras dicen, únicas, construidas a sangre y fuego sobre la escena.
Fernando es, sin lugar a dudas un inventor de teatro, una parte vital de la dramaturgia colombiana y latinoamericana. No fue un actor de voz baja, todo lo contrario. Comparte con otros grandes, como Santiago García, la paternidad de nuestras tablas.
Es por eso que me duele el silencio que parece rodearlo, incluso ahora que su cuerpo se ha desintegrado, incluso ahora que más deberíamos homenajearlo.
Fernando, hace tres años los tuyos abrieron la última botella y regaron un poquito sobre el piso, para que bebieras con ellos. Yo no estuve allí, no sabia de ti; pero hoy te digo: !mucha mierda* ¡ estés donde estés. La función debe continuar.
* Expresión usada principalmente en el mundo del teatro y también de la danza, para desear buena suerte en las presentaciones
@ignotolegris