Historias de un trancon en la Séptima de Bogotá

Historias de un trancon en la Séptima de Bogotá

"Según analistas, este es el reflejo de malas políticas públicas"

Por: Libardo Steven Acosta
mayo 19, 2015
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Historias de un trancon en la Séptima de Bogotá
Foto: tomada de semana.com

Víctor, estresado por los trancones, va en su carro, un Aveo Emotion 1.6 (no hacemos publicidad) mirando a los lados. Ya no lo estresa solo la idea de pasar horas en un trancón, ahora, por eventos del pasado, también le estresa la inseguridad de la ciudad. Su carro, en medio de una fila eterna de otros tantos carros buses y motocicletas, es susceptible a que pase un hombre y le robe el espejo, los parabrisas e incluso las llantas. Lo único que hace es maldecir mentalmente (porque de nada sirve gritar) a la Bogotá “inhumana” del señor alcalde mientras observa cómo pasa una moto a través de su espejo lateral nuevo comprado a 15.000 pesos en el 7 de agosto.

Andrés siente que de nada sirve haber recibido ese tan anhelado regalo de su padre, la moto, si tiene que soportar los mismos trancones que un bus o un carro, maldice esta mala administración de su ciudad en la que no hay espacio para la movilidad. Oportunamente un Aveo le dejo espacio para poder cruzarse a la orilla del andén, hay encontrará una rampa, que le permita subir al mismo, es más rápido el andén que la carretera, el solo pensamiento lo hace sonreír.

Victoria, consciente de que la ciudad es imposible para la movilización por bus, pues no incluye el carro en sus estadísticas porque su presupuesto jamás le permitirá conseguir uno, ha optado por usar la bicicleta. Ha sentido que su vida ha mejorado un poco, excepto por los días en los que llueve. Mientras conduce por la ciclo ruta, llega una bulla a sus oídos que la hacen voltear y observar un bus blanco con pasajeros colgados en la puerta, se ve como un señor pelea y una señora grita “¿quién fue?”, mientras todo el mundo busca algo en el suelo, después voltea su cara para concentrarse en la vía, lo último que alcanza victoria a recordar es un choque que empuja su bicicleta al suelo y una moto que pasa por encima de su brazo.

Doña Elvira, con los ojos hinchados por no dormir, intenta descansar un poco en el SITP, aunque tiene que caminar un poco más para cogerlo, le gusta la idea de que valla más vacío y que desde la 100 hacia el sur “va a toda”. En medio de su desespero por no haber dormido bien, por su mente pasan las veces que ha querido buscar arriendo para ella y su familia un poco más al centro de la ciudad, pero eran bastante caros como para siquiera pensar en un trasteo. Sus compañeras le dicen “la ricachona” por que vive en el norte de la ciudad, pero la gente no sabe que Usaquén tiene su San Cristóbal, Codito, Verbenal, Lijaca….. Y muchas más UPZ que no son para nada de gente rica, son para gente pobre que se demora 2 horas en ir hasta su trabajo. Mientras observa el Bus llegar a la 116 con séptima, observa tanto y tanto carro que hay solo en ese punto de la ciudad, y como todos estos particulares ocupan tanto y tanto y tanto espacio, para llevar tan pocas personas- si mucho dos personas por particular- Dice ella. Y mientras uno de estos conductores la mira con menos precio, ella se burla de él por saber que su bus llegara antes al centro porque de la 100 hacia el sur “va a toda” gracias al carril preferencial. Mientras comparte miradas de odio oye como los murmullos en un bus se hacen más fuertes, cuando decide observar que pasa, ve un hombre salir disparado del mismo cogiendo entre el trancon hacia el norte, decide sacar su celular y grabar a los otros dos que salen en busca del anterior hombre. Después se escucha un grito y el celular graba como una moto pasa por encima de una mujer.

Javier va a una entrevista de trabajo a la 72, vio que transmilenio está a punto de colapsar en noticias, y decidió mejor coger un bus que lo dejara en la séptima con 72, pero observa que no es más efectivo, incluso el tráfico es más lento y la incomodidad no disminuye, y la maldita frase que se repite en cada parada “me colabora al fondo por favor”. Su semana no ha sido buena, le toco comprar un nuevo celular después de un atraco, y lo que la empeoro fue que el celular “nuevo” que compró era el mismo que hace dos días le había robado -¡La inseguridad esta vuelta un asco por culpa de ese improvisador! – Decía él, Aunque tuvo su cosa buena comprar el nuevo celular. Además de su antiguo celular compro por la módica suma de 40.000 pesos un celular recién sacado de la cartera de una mujer. Un Celular de gama alta que en el mercado se encuentra en 700000 pesos valió el equivalente de tres dosis de heroína para su vendedor. Su novia realmente le agradeció que ahora fuera como las mujeres de los comerciales “con un gran novio, que le da un gran celular a pesar de no tener para la comida”. A los minutos Javier decidió ver la hora, sentía que se le hacía tarde para su entrevista, valla sorpresa la de Javier cuando al revisar su bolsillo, el celular ya no estaba, alguien le había acabado de sacar su antinuevo celular en un bus.

¡Ustedes son unos inútiles buenos para nada! – Era lo que escuchaba Juan cuando un hombre llego a él gritándole por que no evitó el robo de un celular en un bus a más de 300 metros del lugar donde él estaba haciendo el patrullaje cotidiano de los bachilleres de policía. Era un hombre que estaba bien vestido y se le sentía un fuerte olor a perfume quien le gritaba, no se puede contestar toscamente a un tipo así - señor fue a como 300 metros de aquí, yo solo pude ir cuando vi la gente corriendo hacia la mujer que estaba en el suelo, ¿yo cómo iba siquiera a saber que estaban robando en ese bus? son más de 1000 buses por hora los que pasan por esta zona – respondió Juan – no podemos poner un policía en cada vagón, en cada bus o a cada 10 pasos – agregó – le recomiendo haga la denuncia.

En las noticias del mediodía se publica la historia del trancon de la séptima.
“Un hombre fue víctima de un atraco en un bus y una mujer fue atropellada por una moto en la caótica ciudad de Bogotá mientras la policía no hizo nada por que ya hasta a los policías le da miedo actuar según afirma un testigo. Por su parte, una ciudadana alcanzó a grabar el acontecimiento:“Según analistas, este es el reflejo de malas políticas públicas que tienen subordinados a los ciudadanos sin que estos puedan hacer algo para construir cultura ciudadana. Es tan mala la gestión del distrito que los ciudadanos parecen títeres propensos a sufrir los trancones y la inseguridad”, “Las políticas del alcalde son cortoplacistas”, afirmaron los analistas aquel día.

Los policías ven la noticia, pero al revisar sus informes, no hay denuncia de ningún robo de celular.

El redactor de este artículo se preguntó si los ciudadanos de verdad no podemos comprar legalmente o usar el SITP.

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