Julio Garavito, el señor del billete de 20 mil, pasó de ser el mejor astrónomo de Colombia a ser el santo de prostitutas y sicarios del barrio Santa Fe de Bogotá. El científico nacido en la capital de Colombia no solo se dedicó a estudiar estrellas, planetas y galaxias, también fue matemático, economista, político, poeta e ingeniero. En las cientos de historias de cementerios que existen en Bogotá, se destaca la de este famoso personaje.
Garavito murió en 1920 a los 55 años. Fue tan importante que incluso uno de los cráteres de la luna lleva su nombre. Sin embargo, con el paso del tiempo pasó de ser el de un prestigioso científico a ser parte de la lista de los muchos santos a quienes se les reza en Colombia.
Su cuerpo está enterrado en el cementerio Central de Bogotá. Su tumba se convirtió en un atractivo digno de peregrinación en la capital. Cada lunes de personas llegan hasta allí para dejarle ofrendas.
“Por las oraciones de tu siervo, Julio Gravito
Hombre sabio y justo
Aleja de mí el miedo, ansiedad y dolor
Ayúdame a enfrentar y soportar mi dificultad con fe, valor y sabiduría”
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Trabajadoras sexuales
A la tumba 777 del cementerio Central llegan trasvestis y prostitutas para rezarle a Julio Garavito “el santo del billete”. De acuerdo a lo que dicen, el alma del famoso científico les da prosperidad y les ayuda para que en sus bolsillos nunca falte el billete de 20 mil.
Las personas frotan en la tumba billetes que tienen el rostro de Julio Garavito e incluso los pegan en la torre que hay sobre ella. También le llevan flores de color azul, haciendo homenaje al color que simboliza el dinero.
Sicarios y ladrones
Los delincuentes hacen un acto similar al de las trabajadoras sexuales. Ellos lo hacen para obtener protección y resguardo. Muchos aseguran que cuando le rezan al científico, así la policía los atrape con las manos en la masa, no los encarcelan, según ellos, porque Julio Garavito interviene.
Rezarle a Garavito se convirtió en todo un ritual: primero, ponen sobre la tumba las ofrendas, después se frota el billete, se deben tocar las cuatro columnas del sepulcro y, por último, se hace la oración y se hacen las peticiones.
Ante los milagros recibidos, los creyentes de Julio Garavito deben devolver el favor. Muchos le llevan regalos y otros hacen obras de beneficencia. Hay quienes le ponen placas en la tumba agradeciendo por los favores.
Aunque en su mayoría quienes visitan la tumba de Julio Garavito pertenecen a los bajos mundos, también hay personas del común que creen que el santo popular les puede arreglar la vida, al menos la económica.